Las ventas de alimentos ecológicos caen espectacularmente, y al parecer es un hecho relacionado con la crisis económica que se está sufriendo en muchos países, aunque en este caso estamos hablando de lo que ha ocurrido en el Reino Unido, posiblemente la situación se repita en otros países de la Unión Europea.
Hace unos meses hablábamos del crecimiento notable del consumo de alimentos ecológicos a nivel mundial, la SÖL (Fundación Ecología y Agricultura), IFOAM (Federación Internacional de Agricultura Ecológica) y FiBL (Instituto de Investigaciones sobre Agricultura Ecológica), daban a conocer un estudio en un momento en el que la crisis económica se estaba acentuando, los datos que facilitaban estas organizaciones correspondían a periodos anteriores y eran muy favorables. Hoy conocemos la caida de ventas de alimentos ecológicos llegando a retroceder en algunos casos hasta un 50% dependiendo del producto.
Los consumidores intentan recortar gastos y una forma de hacerlo puede ser dejar de disfrutar de una alimentación ecológica y decantarse por los alimentos industriales. La diferencia en algunos casos es verdaderamente significativa, un ejemplo que podemos poner son las patatas, en nuestro país un kilo de patatas fruto de la producción industrial puede comprarse desde unos 0,40 euros, un kilo de patatas ecológicas baratas tendrían un coste triplicado, la diferencia es bastante obvia.
Aparecen preguntas que antes de la crisis no eran tan evidentes, ¿vale la pena pagar más para alimentarse mejor?, pagamos más para cuidar el medio ambiente, pero ¿a qué precio? A través del periódico digital The Guardian, podemos conocer que en el Reino Unido el consumo, o mejor dicho, el gasto en productos ecológicos ha retrocedido desde un consumo mensual cifrado en 100 millones de libras (algo más de 146 millones de euros) a los 81 millones de libras (unos 118 millones de euros) del último mes, es decir 28 millones de euros menos.
Tal es la situación, que algunos productores de alimentos ecológicos terminan abandonando su modelo de producción, lo que no se indica es si terminan dedicándose a la clásica producción industrial, algo que seguramente más de uno determinaría como un cambio de chaqueta, aunque evidentemente forzoso.
El sector está preocupado y su preocupación está sujeta a poder abastecer la demanda cuando se recupere el mercado. Podría ser más lógico intentar rentabilizar al máximo la producción y ofrecer a los consumidores precios más asequibles. Otra preocupación sería el incremento de los alimentos transgénicos, ya que las condiciones actuales son muy favorables para ello.
Si hacemos cuentas, efectivamente el ahorro económico es muy significativo y si los pronósticos dados sobre la crisis económica y la crisis alimentaria se cumplen, vamos a ver retroceder todavía más al sector de la producción ecológica. Sobre los consumidores existe una gran presión, hipotecas elevadas, alimentos con precios desorbitados, combustibles más caros y salarios ajustados, todo ello se traduce en un serio reajuste del presupuesto y los productos más caros pagan las consecuencias, en este caso los alimentos ecológicos.
La otra cara de la moneda en el caso del Reino Unido la protagoniza Soil Association (certificador de alimentación ecológica), indican que la reducción de la producción ecológica no es relevante ni significativa, aunque reconocen que están un poco preocupados por la situación. Sin embargo, sorprenden las declaraciones que realizan indicando que la demanda se mantendrá y que quienes compran productos ecológicos se serán fieles consumidores. Claro, fieles a costa de comer menos para poder pagar los altos precios, sin embargo, no se habla de reducir el precio, ese sería un buen modo de fidelizar a los clientes.
Decididamente la crisis en el sector ha comenzado y en los próximos meses posiblemente conoceremos grandes cambios no sólo en el Reino Unido, en toda Europa, quizá la reducción del IVA en los alimentos ecológicos termine siendo una realidad para paliar la situación.
Más información | The Guardian