Se ha generado una nueva polémica en Estados Unidos, el Departamento de Trabajo de la administración del Presidente Donald Trump tiene la intención de legalizar las propinas en el país, esto quiere decir que se puede generar un fondo común para repartirlas entre todo el personal de un establecimiento, pero también quiere decir que las propinas se las podrán quedar los dueños de los restaurantes. Con esta medida se pretende, supuestamente, hacer frente a la desigualdad salarial entre cocineros y camareros, algo que muchos no ven tan claro.
Estos cambios se anunciaron en julio del año pasado, modificando las regulaciones introducidas por la administración del Presidente Obama, que prohibía que las propinas se distribuyeran entre el personal que no había dado directamente el servicio a los clientes. Lo cierto es que en un restaurante todos los empleados forman un equipo y todos influyen directa o indirectamente en la satisfacción de los clientes, de poco sirve la amabilidad y buen trato de un camarero si los platos servidos no están bien preparados y presentados. Algunos (los menos) ven con buenos ojos los cambios, aunque todos coinciden en no estar de acuerdo con que el dueño del establecimiento pueda quedarse con las propinas.
En Estados Unidos las propinas en el sector servicios son algo habitual, los sueldos de quienes trabajan en el sector de la hostelería o la restauración no son altos, es un salario mínimo que se complementa con las propinas que puedan recibir, extra que se deben ganar con un buen servicio, además, con ello aumentan las posibilidades de que los clientes satisfechos vuelvan al establecimiento en próximas ocasiones y ofrezcan propinas por un buen servicio. A la hora de pagar la cuenta, en los tickets de muchos restaurantes se sugiere el importe de la propina segmentado en tres tramos, un mínimo (10%) si el trato no ha sido el esperado, un intermedio (15%) si el trato ha sido correcto, y un máximo (20%) si el trato ha sido ejemplar, aunque se puede dejar mucho más.
Según la anterior normativa, las propinas se consideran propiedad del empleado que atiende el servicio y no se pueden apropiar de ellas los dueños de los establecimientos y tampoco se deben repartir. Para los camareros, las propinas son un incentivo de su propiedad, un complemento que mejora sus salarios básicos, evidentemente esto crea una brecha salarial entre camareros y cocineros que algunos han intentado compensar permitiendo que los cocineros sirvan mesas, algo que tampoco tiene sentido.
El caso es que la propuesta del Departamento de Trabajo de la administración Trump, presentada formalmente el pasado mes de diciembre, no ha gustado y se ha encontrado la oposición del sector e incluso de los clientes. Como ocurre con otras propuestas legislativas, se ha abierto un plazo de comentarios que finalizará el próximo 5 de febrero para que todos los interesados expresen su opinión sobre el tema, si accedemos a la página oficial de la propuesta, comprobaremos que se han recibido miles de comentarios (más de 138.000) y la mayoría manifiestan su disconformidad, aunque como hemos comentado, otros están a favor.
En teoría, estos periodos consultivos sirven para ayudar a perfilar mejor las reglas o, en su defecto, a abandonarlas en el caso de que la respuesta sea masivamente negativa, conociendo como las gasta la administración Trump, poco importará la oposición a la nueva reglamentación si la administración está convencida de que se trata de una norma beneficiosa. De nuevo se beneficia a los empresarios, como dicen en este artículo de Dallas Observer, el dueño de un establecimiento puede administrar el reparto de las propinas o quedárselas para comprarse un nuevo coche, realizar mejoras en el local, etc. Esto se considera un robo a los trabajadores y constituye un fraude al consumidor que premia al servicio con la propina.
Parece obvio que el sistema no funciona y que los sueldos no son justos, de hecho, la industria de la hostelería y la restauración es la que peor paga en el sector servicios. Para algunos es necesario cobrar más por lo que come el comensal a fin de poder pagar más a todo el personal, pero para poder mantener precios bajos y ser competitivos, se recurre a las propinas como solución. Algunos establecimientos han optado por eliminar las propinas y cobrar más por los menús para poder pagar salarios más altos y mantener contentos a los trabajadores, ya que consideran que la propina es uno de los mayores engaños en la cultura estadounidense, siendo una excusa para pagar menos al personal. La eliminación de propinas y el aumento de los precios es un intento serio de dar a los empleados salarios más estables y equitativos, algo complicado en una guerra de precios.
Si al final, el Departamento de Trabajo decide seguir adelante con sus planes, es posible que se inicie una serie de demandas por parte de los sindicatos y grupos que trabajan por los derechos de los trabajadores. Las propinas en Estados Unidos son una parte importante en el sueldo de los camareros, no ocurre como en España, donde no se depende de ellas, aunque según los hosteleros, el cliente español es poco generoso con las propinas. En fin, no tardaremos en conocer la decisión y lo que esta provocará en el sector de la hostelería y la restauración del país.
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