Un estudio realizado por investigadores del departamento de biología de la Universidad de Amberes (Bélgica), concluye que buena parte de las pajitas de papel ecológicas contienen químicos permanentes que pueden provocar problemas de salud. Concretamente contienen sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), son agentes químicos artificiales definidos como sustancias fluoradas que se bioacumulan en el organismo y en el medio ambiente, siendo catalogadas como persistentes, de ahí que se denominen químicos permanentes, porque no se biodegradan.
El caso es que el estudio se realizó a partir de los resultados obtenidos de un estudio realizado en 2021 en Estados Unidos, en el que se concluyó que estas sustancias estaban presentes en las pajitas elaboradas con materias primas vegetales. Los expertos de la Universidad de Amberes, quisieron comprobar si algo similar sucedía en Europa y decidieron, además, analizar los diferentes tipos de pajitas para beber, las elaboradas con materiales como el papel, el bambú, el vidrio, el plástico o el acero inoxidable.
Los seres humanos estamos expuestos a estas sustancias a través de los alimentos (recordemos que se ha detectado su presencia en huevos ecológicos) y en el agua, pero también a través de las bolsas de plástico o los materiales de envasado de los alimentos, ya que estos materiales pueden contener PFAS y pueden migrar a ellos. Recordemos que existen unas 4.700 sustancias catalogadas como PFAS que actúan como disruptores endocrinos, y según algunos estudios, podrían causar o promover algunos tipos de cáncer. De todos modos la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) considera que la ingesta de estos químicos no supone un problema para la salud, pero estableció una ingesta semanal tolerable de la suma de cuatro de estas sustancias químicas (PFOA, PFNA, PFHxS y PFOS) en 4’4 nanogramos por kilo de peso corporal.
Volviendo al estudio, los expertos analizaron 39 marcas de pajitas de los materiales antes descritos para detectar la presencia de 29 compuestos PFAS diferentes. Según los resultados, un 69% de las marcas analizadas contenían estos compuestos químicos, detectando un total de 18 PFAS diferentes. Los resultados revelan que las pajitas de papel son las que más probabilidades tenían de integrar PFAS en su composición, de hecho, las sustancias se detectaron en el 90% de las marcas de pajitas de papel analizadas, pero apuntando que las concentraciones eran muy dispares según la marca.
Una de las sustancias más detectadas fue el ácido perfluorooctanoico (PFOA), compuesto utilizado antaño en la fabricación de teflón, que fue prohibido por la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) en aquellos materiales que entran en contacto con los alimentos, y posteriormente fue prohibida en todo el mundo en el año 2020. Este compuesto se relaciona con el colesterol alto, enfermedades de la tiroides, una respuesta inmune deprimida y algunos tipos de cáncer. Los expertos comentan que también detectaron la presencia de ácido trifluoroacético (TFA) y ácido trifluorometanosulfónico (TFMS), sustancias que son altamente solubles en líquidos y por ende, podrían migrar de las pajitas a los líquidos. Lo cierto es que no sorprenden los resultados, recordemos que aquí explicábamos que las regulaciones europeas tienen demasiados años y necesitan una profunda actualización.
El análisis realizado en las marcas de pajitas de bambú reveló que el 80% de las marcas contenían PFAS, estas sustancias también se detectaron en un 75% de las pajitas de plástico y en un 40% de las marcas de pajitas de vidrio, algo que sorprende. Las únicas pajitas con un resultado óptimo, es decir, libre de PFAS, fueron las pajitas de acero inoxidable. Los expertos comentan que a pesar de que estén hechas con materias primas vegetales (papel y bambú), se anuncian como más ecológicas y sostenibles que las que se elaboran con plástico, pero el argumento no se sostiene por la presencia de estos compuestos químicos.
Hay que aclarar que las concentraciones detectadas de PFAS eran bajas, por lo que el riesgo para la salud es mínimo, pero no hay que olvidar que se trata de sustancias bioacumulativas, es decir, se absorben y no se desechan, lo que implica ir aumentando poco a poco la cantidad de sustancias químicas que se almacenan en el organismo. Los expertos comentan que se desconoce si estas sustancias químicas se añadieron durante el proceso de fabricación o si su origen es la contaminación, pero su presencia en casi todos los tipos de pajitas delata que probablemente se hayan integrado durante la fabricación, ya que se utilizan como revestimiento que repele el agua.
Quedan muchas incógnitas por aclarar, pero, de momento, los investigadores recomiendan el uso de pajitas de inox o que no utilicen pajitas para el consumo de líquidos. Podéis conocer todos los detalles de la investigación de la Universidad de Amberes a través de este artículo publicado en la revista científica Food Additives & Contaminats.
Foto 1 | Marco Verch