Según un estudio realizado por expertos de la Universidad Tecnológica de Graz (Austria) y que fue presentado el pasado mes de julio, las manzanas ecológicas poseen una comunidad bacteriana más diversa y equilibrada, lo que se traduce en manzanas más sabrosas y saludables que las manzanas convencionales o de producción agrícola industrial. Los investigadores explican que las manzanas son una de las frutas más consumidas en el mundo, representando una fuente de exposición humana directa a comunidades bacterianas, sin embargo, es un área poco desarrollada en la investigación.
Por ello, decidieron analizar el microbioma de las manzanas ecológicas y las manzanas convencionales, para detectar diferencias en las comunidades bacterianas que albergan, analizando cada una de las partes de la manzana, la piel, las semillas, el pedúnculo, la pulpa, etc. En general, se observó que ambos tipos de manzanas estaban colonizadas por un gran número de bacterias similares, posteriormente, al calcular el promedio de bacterias que contenía cada manzana, se determinó que contendrían alrededor de unos 100 millones de bacterias.
La mayoría de las bacterias se localizan en la pulpa y en las semillas, mientras que la piel es donde hay una menor comunidad bacteriana. Las personas que comen manzanas ingieren una gran parte de estos microorganismos, por lo que la pregunta que se formuló seguidamente en el estudio era si estas bacterias eran beneficiosas para la salud digestiva. Los investigadores apuntan que, aunque en ambos tipos de manzanas existe un número similar de bacterias, hay grandes diferencias en la composición de las colonias bacterianas.
En las manzanas ecológicas la comunidad bacteriana es más diversa, uniforme y diferente a la que se puede encontrar en una manzana convencional, se detectaron cambios significativos de casi el 40% de géneros y órdenes bacterianos, además, se encontró un mayor número de grupos específicos de bacterias que son conocidas por su potencial para mejorar la salud intestinal. Los expertos destacan que en las manzanas convencionales se encontró (de forma significativa) un mayor número de enterobacterias, destacando la notable presencia de la Escherichia-Shigella, un género de bacterias patógenas que causan problemas de salud.
Los expertos comentan que se han encontrado géneros como la metilobacteria, conocida por mejorar la biosíntesis de los compuestos con sabor a fresa, con una presencia significativa en las manzanas ecológicas, sobre todo en la pulpa y la piel, que tienen en general un microbioma más diverso que el que se puede encontrar en otras partes de la manzana, como puede ser en las semillas o el tallo. Se deduce que estas diferencias encontradas en las comunidades bacterianas de manzanas ecológicas y convencionales, explican la diferencia en la percepción del sabor entre los dos tipos, además de que las ecológicas podrían ser más beneficiosas para la salud intestinal.
Hay que apuntar que los expertos argumentan que es importante tener en cuenta la diferencia de tiempo existente entre la cosecha y el análisis realizado a las manzanas del estudio, las convencionales suelen ser recolectadas, almacenadas y refrigeradas días antes de empezar su distribución (aunque también se podría decir meses o un año), por lo que el análisis no se realizó en el mismo espacio de tiempo que el realizado con las ecológicas, que se recolectaron y analizaron con más inmediatez. Otro aspecto destacado es el hecho de que los dos tipos de manzanas procedían de campos diferentes, aunque de una misma región austriaca, lo que también podría haber influido en las variaciones de las comunidades bacterianas.
Sin embargo, los investigadores destacan que se encuentran patrones similares en comunidades fúngicas de frutas ecológicas y convencionales, haciendo referencia a un estudio anterior sobre la comunidad fúngica presente en las manzanas, lo que indicaría que, del mismo modo que la comunidad de hongos de la manzana es específica para cada variedad, los análisis bacterianos deberían repetirse con manzanas obtenidas de otras zonas de cultivo. Los investigadores concluyen que los perfiles del microbioma y los antioxidantes presentes en este tipo de productos frescos, podría tenerse en cuenta conjuntamente en un futuro y convertirse en información nutricional junto a los macronutrientes, los minerales, las vitaminas, etc., pero para ello es necesario confirmar en qué medida influye esta biodiversidad bacteriana en la mejora de la salud humana.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Frontiers in Microbiology.