El consumo de café y cafeína ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica con resultados que han sido dispares, destacando tanto beneficios, como potenciales riesgos para la salud. Es por ello que las investigaciones sobre los efectos del café y la cafeína en la salud confunden a los consumidores, y es un problema que no exista una respuesta conjunta fruto del consenso científico sobre este tema.
A raíz de los resultados de una nueva investigación realizada por el Colegio Americano de Cardiología, cuyos resultados sugieren que consumir más de 400 miligramos de cafeína al día podría aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, hemos considerado hacer un análisis un poco más detallado sobre los efectos del café en la salud cardiovascular, la presión arterial y realizar comparativas con otras fuentes de cafeína y especialmente con las bebidas energéticas.
Según un estudio de la Universidad de Bolonia en el que se utilizaron los datos de otro estudio observacional del Brisighella Heart Study con más de 1.500 participantes, el consumo moderado de café (de una a tres tazas al día) se asoció con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Esto se debe, en parte, a la combinación de la cafeína y otros compuestos bioactivos como los ácidos clorogénicos y antioxidantes, que tienen propiedades antiinflamatorias y pueden mejorar la salud del corazón
Esta misma investigación apuntaba que el café puede tener un efecto positivo en la presión arterial central y periférica, a diferencia de estudios anteriores que alertaban sobre un posible aumento en la presión arterial asociado al consumo de café. Sin embargo, los datos más recientes sugerían que la moderación en el consumo podía ser beneficiosa. Lo cierto es que son varios los estudios que apuntan que la presión arterial se mide a menudo en relación con la actividad del sistema nervioso simpático, y el café podría ayudar a regular esta actividad.
El café no sólo beneficia la salud física, también se ha demostrado que mejora el estado de ánimo y la función cognitiva. La cafeína puede actuar como un estimulante del sistema nervioso central, mejorando el estado de alerta y la concentración, y en este sentido, algunos estudios han mostrado que un consumo moderado se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson. Otros estudios apuntan que el consumo moderado de café y cafeína se asociaba a un menor riesgo de desarrollar múltiples enfermedades cardiometabólicas como la diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y derrames cerebrales.
El café puede aumentar la tasa de metabolismo y contribuir en la quema de grasa, lo que podría tener implicaciones positivas para el control de peso. De hecho, varios estudios sugieren que la cafeína puede mejorar el rendimiento durante el ejercicio y aumentar la resistencia, algo que podría ser beneficioso para quienes buscan mejorar su condición física.
Sin embargo, si realizamos una comparativa con las bebidas energéticas que contienen cafeína, la situación cambia. Estas bebidas son consumidas por su alto contenido en cafeína y otros estimulantes, presentando un perfil de riesgo diferente al del café. Por ejemplo, investigaciones del David Grant USAF Medical Center y la Clínica Mayo, indican que las bebidas energéticas pueden contribuir a un aumento significativo en la presión arterial. Esto puede deberse a la combinación de cafeína y otros ingredientes, como el ginseng y la taurina, que pueden alterar la función cardiovascular.
Las bebidas energéticas se han asociado con un aumento de las visitas a urgencias debido a problemas de salud mental, incluyendo ansiedad y alteraciones del estado de ánimo. Los altos niveles de cafeína combinados con otros estimulantes presentes en estas bebidas, pueden causar efectos adversos significativos, especialmente en niños y adolescentes. Además, el consumo excesivo de bebidas energéticas también se ha relacionado con problemas gastrointestinales, lo que añade otro nivel de preocupación en comparación con el café, que generalmente es mejor tolerado por el sistema digestivo.
El café contiene varios compuestos bioactivos que pueden tener efectos beneficiosos en la salud, es fuente de antioxidantes que ayudan a combatir el daño celular y la inflamación. Estos compuestos pueden jugar un papel crucial en la reducción del riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. A esto sumamos que si el café se combina con leche, mejora los efectos antiinflamatorios gracias a la combinación de proteínas y antioxidantes, parece ser que se logran duplicar las propiedades antiinflamatorias en las células inmunitarias, algo que se concluía en el estudio realizado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
El café contiene ácidos clorogénicos que se relacionan con la regulación de la glucosa en sangre y pueden mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que resulta beneficioso para las personas con diabetes tipo 2. Además, contiene pequeñas cantidades de vitaminas y minerales, como la vitamina B2 (riboflavina) y el potasio, que contribuyen en su perfil nutricional. Lo cierto es que son muchos los estudios que avalan los beneficios para la salud por el consumo regular de café.
En 2015 explicábamos que la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA) estableció que el consumo de hasta 400 mg de cafeína al día, era generalmente seguro para la mayoría de los adultos. Sin embargo, recomendaba precaución para grupos vulnerables como mujeres embarazadas, personas con hipertensión y aquellos con condiciones cardíacas preexistentes.
Cuando se consume café en cantidades moderadas, puede ofrecer una variedad de beneficios para la salud, incluyendo efectos positivos en la presión arterial y la salud cardiovascular. Por el contrario, las bebidas energéticas presentan riesgos significativos que deben ser considerados y especialmente en los jóvenes. La investigación constante es fundamental para establecer directrices más claras sobre el consumo de cafeína, teniendo en cuenta las diferencias entre las dos fuentes mencionadas (café y bebidas energéticas).
Como decíamos al principio, este estudio del Colegio Americano de Cardiología sugiere que consumir más de 400 miligramos de cafeína por día podría aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los expertos concretan que el consumo regular de cafeína, podría alterar el sistema parasimpático, lo que provocaría un aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca.
Muchos estudios y resultados contradictorios no hacen más que delatar que se necesita más investigación y de mayor calidad sobre el café y la cafeína, decimos esto porque en el caso de este trabajo reciente, se trata de un estudio limitado realizado con un pequeño grupo de personas y en un breve periodo de tiempo, por lo que los resultados no deberían ser considerados y lanzar un titular que termina confundiendo más.
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