Hace un par de meses nos hacíamos eco de un estudio desarrollado por el Centro Común de Investigación (JRC) en el que se concluía que el riesgo de sobrepesca en el Mediterráneo podría provocar un punto de no retorno, en el que sería imposible recuperar el ecosistema de este mar y sus recursos marinos. Según los resultados, hasta el 93% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas y algunas están en un punto de colapso o agotamiento peligroso.
Hoy conocemos una nueva investigación cuyos datos se pueden considerar complementarios al citado estudio. En esta investigación se concluye que las especies de peces más grandes son las más vulnerables y amenazadas por la sobrepesca. Los expertos del Centro Común de Investigación (JRC) explican que especies como el fletan, el esturión, el mero o el salmón salvaje del Atlántico, tienen un crecimiento más lento, por lo que tardan más en alcanzar el estado adulto, tienen menos descendencia y además son especies muy demandadas en el mercado de consumo.
Los investigadores explican que existe un gran contraste entre la amenaza a las especies antes citadas y la pesca intensiva que se realiza en el Mar Mediterráneo, con la imagen de la mejora de la situación en el noreste del Océano Atlántico, zona donde existe una limitación en el número de capturas y un amplio sistema de vigilancia y aplicación de la legislación de la pesca. El Mar Mediterráneo es un mar semi cerrado que cuenta con una historia más larga de actividades humanas en comparación con el Atlántico, en él existe un mayor número de buques pesqueros que utilizan diversos mecanismos legales que facilitan que prácticamente no existan límites en las capturas.
Además, en los procedimientos de gestión para reducir la presión de la pesca se aplican restricciones espaciales o temporales que, además, en ocasiones son mal aplicadas y sirven de poco para facilitar la recuperación de las especies. Si bien es cierto que la mayor parte de las poblaciones de especies comerciales aún no están en peligro de extinción, la mayor parte de especies que son más grandes, como las citadas, están amenazadas. Por otro lado se destaca que en lo que respecta a la conservación de especies comerciales del norte de Europa, las agencias que gestionan la pesca han logrado con éxito reducir la presión pesquera y en algunos casos, las poblaciones se están recuperando.
Los expertos comentan que si se realiza una comparativa de la situación del Mar Mediterráneo con la situación del Atlántico noreste, una mayor parte de las poblaciones de peces sobreexplotadas y agotadas se encuentran en el Mediterráneo, de hecho, resulta preocupante que ninguna de las 39 poblaciones de peces de este mar se haya podido clasificar como sostenible. Por tanto, se considera prioritario realizar mayores esfuerzos para conservar las grandes especies de peces por varios motivos, pero apuntando especialmente que su pérdida tendría consecuencias en la cadena trófica.
Al examinar 12 poblaciones de merluza en el Mediterráneo, se constató que nueve tenían una tasa de explotación que era más de cinco veces mayor que la tasa de máximo rendimiento disponible, esto forzosamente terminará llevando a estas especies a un punto de no retorno en su recuperación. Los expertos auguran que debido al crecimiento poblacional, las necesidades nutricionales y el cambio climático, los ecosistemas marinos experimentarán cambios inusualmente rápidos. Por todo ello, es prioritario evaluar las amenazas de extinción de estas especies de peces grandes y poner en marcha un sistema coherente de gestión entre los diferentes organismos implicados en el control de la sobreexplotación.
No hace mucho (mes de marzo) se creó la campaña MEDFISH4EVER, una estrategia lanzada por la Comisión Europea que tiene el objetivo de mejorar la situación de las poblaciones de peces en el Mediterráneo, los expertos comentan que es un paso en la dirección correcta, aunque apuntan que es necesario realizar un mayor esfuerzo para conservar estas grandes especies de peces.
La estrategia de esta campaña ha sido aceptada por 15 ministros de diferentes países europeos, el compromiso es el de tomar medidas para mejorar la gestión de la pesca en la región, por ejemplo, mejorar la recogida de datos sobre las capturas, realizar con más periodicidad evaluaciones científicas, establecer un marco de gestión de la pesca que esté basado en los ecosistemas, luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, etc. Se espera que en este acuerdo se impliquen otros países, ya que se trata de un trabajo en el que todos tienen que participar si se desea preservar los recursos marinos y seguir disfrutando de las especies comerciales que habitan el Mediterráneo.
Merece la pena recordar este estudio realizado por ecólogos marinos de la Universidad de Adelaida (Australia) en el que advertían que existía un claro peligro de colapso de la cadena alimentaria marina, tras haber revisado 632 investigaciones realizadas en los océanos del mundo. En este caso no se hablaba de sobre explotación pesquera, sino del calentamiento del planeta y la acidificación de los océanos, por tanto, ¿servirán de algo los esfuerzos que se están realizando para preservar los recursos marinos? Los expertos del JRC citan la temperatura, la acidificación y la contaminación, que junto a la sobrepesca, podrían terminar poniendo en riesgo a las especies que en la actualidad no están en riesgo de extinción.
Son varios los frentes abiertos, y sobre estos problemas se ha hablado mucho en los últimos años, pero parece que ahora se lo toman más en serio, ya veremos si se logran alcanzar los objetivos de la campaña MEDFISH4EVER. Si queréis conocer todos los detalles del estudio, podéis acceder a la información a través de este artículo publicado en la página del Centro Común de Investigación, y en este otro publicado en la revista científica Nature Ecology & Evolution.
Foto 1 | Procsilas
Foto 2 | Devin Hunter