Cada vez aparecen más estudios alertando sobre las enfermedades fúngicas y por qué suponen una grave amenaza para la cadena mundial de suministros alimentarios. El año pasado podíamos conocer esta investigación en la que se apuntaba que se perdía entre un 10% y un 23% de la producción de alimentos a nivel mundial debido a las infecciones fúngicas. Los investigadores explicaban que era necesario poner en marcha una serie de medidas para frenar la expansión de los hongos y su capacidad para generar resistencia ante los productos fitosanitarios.
Hablando del trigo, desde hace años se advierte que el cambio climático reducirá de forma significativa la producción de este cereal, se puede citar como ejemplo el estudio de la Universidad Estatal de Kansas, en el que se concluía que el rendimiento del trigo se reduciría un 6% por cada grado centígrado que aumentara la temperatura. Y hoy conocemos una nueva investigación de la Universidad Técnica de Munich (Alemania) en la que se concluye que las enfermedades fúngicas ponen en peligro la producción de trigo y la seguridad alimentaria a nivel mundial.
Recordemos que el trigo es uno de los 14 cultivos que representan el 72% de las cosechas a nivel mundial, junto al arroz, el aceite de palma, los cacahuetes, el maíz, la remolacha azucarera, el mijo, los tubérculos y raíces, el girasol, la caña de azúcar, la soja, el sorgo y la colza. La caída de la producción de un solo cultivo supone un varapalo para la seguridad alimentaria, y en este caso, los expertos han demostrado que la propagación de la enfermedad fúngica del trigo podría reducir su producción mundial un 13% hasta el año 2050.
El trigo es un cultivo alimentario esencial que abarca una superficie de 222 millones de hectáreas a nivel mundial, y un volumen de cosecha estimado en 779 millones de toneladas. Aunque en este estudio se habla del trigo, no es el único cultivo en riesgo, también hay otros cultivos de gran importancia que cada vez sufren más los efectos de las plagas, las enfermedades y los eventos medioambientales debido al cambio climático.
Al añublo del trigo se le conoce también como carbón del trigo, se trata de una enfermedad que causa el hongo parásito Tilletia spp, infectando las espigas del trigo durante la etapa de floración. Una vez que el hongo ha penetrado en la espiga, reemplaza los granos de trigo con estructuras negras pulverulentas llenas de esporas que son liberadas al medio ambiente infectando a cultivos próximos.
Según los investigadores, América del Sur, el sur de África y Asia serán las regiones que más sufrirán las consecuencias de la propagación de las enfermedades fúngicas, concretando que hasta un 75% de la superficie que se dedica a la producción de trigo en África y América del Sur podría estar en riesgo. Según las predicciones de los expertos, el añublo (hongo parásito que afecta a las hojas y espigas de los cereales) seguirá expandiéndose en países donde anteriormente apenas tenía incidencia, como Argentina o Zambia, y es que el cambio climático trae mejores condiciones para la proliferación de este hongo parásito.
Los investigadores explican que el hongo se está introduciendo en zonas geográficas donde antes no tenía presencia, América Central, el sureste de Estados Unidos, África Oriental, India y el este de Australia. Hablando de Europa, los expertos comentan que el riesgo es bajo, a excepción de países como España, Italia y el sur de Francia, y es que el cambio climático conduce a condiciones más secas con períodos más frecuentes de calor por encima de los 35° C, lo que reduce el riesgo de añublo en el trigo, pero dado que aumenta el estrés por calor, el rendimiento también se reduce.
Los expertos comentan las regiones señaladas se encuentran entre las zonas más afectadas por las consecuencias directas del cambio climático, y en estas zonas la inseguridad alimentaria ya es de por sí un desafío importante, mientras que paralelamente aumenta la demanda de trigo. La situación obligará a los agricultores de varias regiones a cambiar el tipo de cultivo a fin de evitar malas cosechas y pérdidas económicas. En este sentido, merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos de un estudio donde se aseguraba que la redistribución de los cultivos del mundo, podría incrementar la producción alimentaria. A esto hay que sumar que es posible recuperar tierras de cultivo abandonadas (en el periodo 1992-2020 se abandonaron unos 101 millones de hectáreas de tierras de cultivo), algo que ayudaría a contrarrestar la creciente inseguridad alimentaria del mundo.
Se señalan otras estrategias además de sustituir el cultivo de trigo, por ejemplo, el desarrollo de variedades de trigo resistentes a plagas y enfermedades, algo en lo que diferentes investigadores trabajan desde hace tiempo, de hecho, ya se han liberado variedades de trigo resistentes al añublo. En estudios anteriores se ha tratado la pérdida de productividad en relación a los efectos directos del cambio climático, y sobre las enfermedades fúngicas, hasta la fecha se había ignorado el añublo del trigo, que año tras año ejerce mayor presión en los cultivos.
Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo de la Universidad Técnica de Munich, y de forma más detallada en este otro publicado en la revista científica Nature.
Foto 1 | K.STATE
Foto 2 | Klim Savchenkov