En el país galo y según los sondeos realizados por el IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública), nueve de cada diez consumidores no tienen duda a la hora de pagar un poco más por un producto alimentario que se haya fabricado en Francia, prefieren el producto nacional al producto foráneo. Pero lo cierto es que esto también ocurre en otros países, se puede citar como ejemplo que la mayoría de los consumidores del Reino Unido prefieren comprar sobre todo comida británica, abogando por el nacionalismo y sobre todo por el proteccionismo, de hecho, recientemente la Unión Nacional de Agricultores del Reino Unido (NFU) solicitaba que las tiendas online proporcionaran información del país de origen de los productos alimentarios, facilitando que los consumidores que pudieran adquirir exclusivamente los británicos, que es lo que la mayoría solicitaban.
Pero no es del Reino Unido del país del que queremos hablar, sino de Francia, ya que hoy conocemos una denuncia realizada por Foodwatch en la que se advierte que las empresas alimentarias se aprovechan del nacionalismo para defraudar a los consumidores. Parece ser que la industria alimentaria es consciente del deseo de los consumidores del país galo, por lo que con la intención de vender más, no dudan en colocar en los envases de sus productos palabras y mensajes que inducen a creer que se trata de productos nacionales, una bandera francesa, la palabra “Francia” en mayúsculas, el mapa del país u otros símbolos que, en cierto modo, apelan al proteccionismo e inducen a error sin decir nada, a fin de no incurrir en delito.
Los envases incluyen este tipo de mensajes y los consumidores, sobre todo los que no leen el etiquetado, pican el anzuelo y los adquieren creyendo que son de producción nacional. Si comprobarán el etiquetado verían que en muchas ocasiones los productos proceden de diferentes países del mundo, para nada es un producto 100% nacional, pero están pagando más por él. Recordemos que los fabricantes no están obligados a revelar el verdadero origen de los alimentos en la parte frontal del envase, salvo en la carne procesada y en los productos lácteos, como resultado de la ley que entró en vigor a principios de año en el país y que estará vigente durante un par de años en periodo de prueba, de ello hablábamos aquí.
Foodwatch Francia explica que estos mensajes engañan o inducen a error sobre el origen de los alimentos y prueba de ello es el muestreo que ha realizado, dando a conocer productos que aunque parecen ser “Made in France”, proceden de la India, de América del Sur o de un país indeterminado de la UE, otra mención que no gusta a los consumidores porque no se da a conocer el país de origen. A esta cuestión la respuesta es que estamos en un mercado único y que identificar el origen de todos los productos en el etiquetado, supone un problema y una pesadilla logística para los fabricantes, siendo prácticamente imposible cumplir. Pero de momento ya se ha dado un paso al identificar la carne y los productos lácteos, algo a lo que se han sumado varios países comunitarios.
La organización de consumidores nos proporciona diez ejemplos, pero hay muchos más, posiblemente a raíz de esta denuncia los fabricantes y distribuidores dejen de utilizar estas artimañas que confunden a los consumidores. Bajo estas líneas podéis ver un tarro de pepinillos en el que aparece la bandera francesa y el mensaje ‘Envasado en la región de Loir-et-Cher’ en la parte frontal del envase, pero al mirar la parte trasera se descubre que los pepinillos proceden de la India. Aunque es obvio que el proceso de envasado no delata el origen real del alimento, muchos consumidores confunden el mensaje creyendo que se trata de un producto nacional.
Pero hay más, no sólo ocurre con los alimentos convencionales, también con los ecológicos, en la fotografía que encabeza el post podéis ver una sidra ecológica en cuyo frontal reza el mensaje “Fabricada en Francia” junto al mapa del país, esto es verdad, pero, ¿de dónde proceden las manzanas con las que se ha elaborado la sidra? La respuesta parece evidente, no son francesas ya que en la parte trasera aparece el mensaje “Certificado Bio, Agricultura de la Unión Europa”. Si realmente hubieran sido manzanas francesas, la empresa lo habría destacado ya que como hemos comentado, es algo que favorece las ventas.
Así ocurre con todos los productos que muestra Foodwatch Francia, y de acuerdo que este tipo de problemas los encontramos en otros países, se puede citar como ejemplo el espárrago de Navarra, como os contamos aquí, las empresas que procesaban y comercializaban espárragos intentaban hacer trampa con etiquetas confusas que aludían a los verdaderos Espárragos de Navarra con descriptivas como ‘Cojonudos’ o ‘Merindad de Navarra’, pero procedían de Perú. Pero ahora no hablamos de un fraude sobre una IGP o una DOP, sino de utilizar el nacionalismo como herramienta para llevar a cabo el fraude.
Las empresas que utilizan este tipo de estrategias deberían ser sancionadas, ya que la legislación comunitaria es clara, la Directiva 2000/13/CE del Parlamento Europeo y del Consejo dice lo siguiente: “Cualquier regulación relativa al etiquetado de los productos alimenticios debe fundarse, ante todo, en el imperativo de la información y la protección de los consumidores”, “las normas de etiquetado deben implicar igualmente prohibición de inducir a error al comprador”, “el etiquetado no deberá ser de tal naturaleza que induzca a error al comprador, especialmente sobre las características del producto alimenticio y, en particular, sobre la naturaleza, identidad, cualidades, composición, cantidad, duración, origen o procedencia, y modo de fabricación y de obtención”, “el etiquetado de los productos alimenticios implicará solamente las indicaciones obligatorias del lugar de origen o de procedencia en los casos en los que su omisión pudiera inducir a error al consumidor sobre el origen o la procedencia real del producto alimenticio”.
A través de la página oficial de Foodwatch Francia podréis conocer más detalles sobre este “fraude al consumidor que apela al nacionalismo”.