Según un estudio realizado por investigadores de la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts (Estados Unidos), las dietas de hoy en día no son mucho más saludables que las de hace 30 años. En este trabajo, los expertos han analizado los hábitos alimenticios de niños y adultos de 185 países durante los últimos 30 años a partir de 1.100 encuestas realizadas por el Consorcio Global de Nutrición y Políticas.
Para realizar la medición se utilizó una escala de 0 a 100 conocida como Índice Alternativo de Alimentación Saludable ((Alternate Healthy Eating Index (AHEI)), una medida para determinar la calidad de la dieta en base a ciertos parámetros. Según los resultados, la mayoría de los países obtendrían una puntuación de 40’3, hay que decir que en el índice, el cero representa una dieta deficiente donde las personas consumen azúcar, carnes procesadas, grasas, etc., en exceso, y 100 representa el equilibrio alimentario recomendado, donde la alimentación se compone de verduras, legumbres, frutas, frutos secos, grano integral, etc.
Según los expertos, a escala mundial el resultado supone un aumento de 1’5 puntos entre los años 1990 y 2018, pero apuntan que hay diferencias notables entre países, destacando que las dietas más saludables se popularizaron en países como Estados Unidos, Vietnam, China e Irán, y en países como Tanzania, Nigeria y Japón las dietas saludables fueron menos populares. Los investigadores apuntan que con el paso del tiempo ha aumentado la ingesta de legumbres, verduras y frutos secos, pero estas mejoras generales para la calidad de la dieta, se contrarrestaron con el aumento del consumo de alimentos como la carne roja y la carne procesada, la sal y las bebidas azucaradas.
Una alimentación deficiente causa distintos tipos de enfermedades, además, es responsable del 26% de muertes que podrían ser evitadas en todo el mundo, los expertos explican que, si bien se necesitan urgentemente políticas e intervenciones que apoyen una alimentación saludable, se sabe poco sobre las diferencias en la calidad de la dieta según valores como la edad, la educación, el género, la proximidad o lejanía de las áreas urbanas, etc., parámetros que se deben tener en cuenta a la hora de diseñar campañas de salud pública relacionadas con la nutrición.
Los investigadores midieron los patrones alimentarios globales, regionales y nacionales en base a las encuestas antes citadas, lo que supone una gran compilación colaborativa de datos sobre los niveles de consumo en todo el mundo acerca de 53 alimentos y bebidas. Los resultados muestran lo que comentábamos, que a nivel mundial la puntuación media fue de 40’3, a nivel regional las puntuaciones medias variaron entre un 30’3 de América Latina y el Caribe, y un 45’7 en el sur de Asia. De los 185 países, sólo 10 lograron obtener una puntuación por encima de 50, destacando Vietnam, Irán, Indonesia e India, los que obtuvieron la puntuación más baja fueron Brasil, México, Estados Unidos y Egipto.
Sobre la población, se destaca que las mujeres tenían más probabilidades de seguir las dietas recomendadas que los hombres, y los adultos mayores más que los adultos más jóvenes. Los investigadores explican que la alimentación saludable también está influenciada por factores socioeconómicos como, por ejemplo, el nivel educativo, de hecho, y según los datos, el mayor nivel educativo se asocia a una mejor calidad de la dieta a nivel mundial. Otro punto destacado es que la calidad de la dieta es mejor en los niños pequeños, pero, lamentablemente empeora a medida que crecen, lo que muestra la importancia de seguir estrategias de intervención que promuevan las preferencias alimentarias saludables a una pronta edad.
Los resultados obtenidos son un punto de referencia para realizar comparativas con los resultados de próximas investigaciones, pero hay que tener en cuenta que el estudio tenía limitaciones, ya que se incluyeron errores en las mediciones de datos dietéticos, encuestas de algunos países que eran incompletas, había falta de información en algunos países sobre ciertas consideraciones dietéticas importantes, como evitar la ingesta de grasas trans, etc.
Los investigadores de la Universidad de Tufts comentan que se constata que, tanto el consumo de muy pocos alimentos saludables, como la ingesta de demasiados alimentos no saludables, contribuyen a los desafíos globales para lograr que la población siga una dieta de calidad, por tanto, se considera que las políticas que incentivan los alimentos más saludables, el cuidado de la salud, los programas gubernamentales de alimentación, las políticas agrícolas, etc., pueden tener un impacto significativo en la mejora de la nutrición en Estados Unidos y en el mundo en general, aunque esto se sabe de largo.
En nuestra opinión, la industria alimentaria juega un papel muy importante a la hora de mejorar la calidad de la dieta, mucho más que otros parámetros como los citados, si dejara a un lado los azúcares añadidos, el abuso de la sal y de productos químicos, si redujeran las grasas insanas… seguramente sería un gran impulso para mejorar la nutrición y frenar el aumento de sobrepeso, la obesidad y las enfermedades asociadas. Podéis leer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Nature Food.
Foto 1 | Cristina Sanvito
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