Timothy Lang es un profesor de Política Alimentaria de la City University London (Reino Unido), con un amplio curriculum de premios y reconocimientos por sus trabajos de investigación. Ha sido consultor de la Organización Mundial de la Salud, ha realizado auditorías a las principales compañías alimentarias del mundo, ha sido en varias ocasiones asesor de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, y más. Pues bien, hoy podemos saber que este profesor considera que la responsabilidad de elegir alimentos saludables no debe recaer en los consumidores, asegura que en realidad las compañías alimentarias deben ayudar a los consumidores a comer menos y mejor.
The Consumer Goods Forum (Foro de Bienes de Consumo), organización que aglutina a fabricantes, proveedores de servicios y otras empresas relacionadas de más de 70 países del mundo, ha publicado un informe con los resultados de una encuesta que se realizó el año pasado con la finalidad de medir cómo las empresas alimentarias de este foro están adoptando las medidas oportunas para mejorar la salud y el bienestar de los consumidores. Según los resultados, el 95% de los encuestados había establecido políticas para mejorar la salud de los consumidores, un 97% había puesto en marcha programas para mejorar el bienestar y un 78% había comunicado públicamente que al menos había cumplido una de las resoluciones del Foro.
Entre las resoluciones de este foro se contempla el desarrollo de políticas en materia de nutrición y formulación de productos, la implementación de programas de salud y bienestar entre los empleados, etiquetar los alimentos y actualizar constantemente estas etiquetas proporcionando al consumidor toda la información que necesita para que puedan tomar decisiones coherentes sobre su alimentación, o eliminar la publicidad alimentaria dirigida a los menores de 12 años cuando el producto no cumple con los criterios de nutrición específicos y basados en evidencias científicas o directrices nacionales e internacionales.
Explicamos todo esto porque a raíz de la publicación de este informe, el profesor se ha pronunciado considerando que no se va en la dirección correcta, pregunta que si todo está evolucionando tan bien según las empresas alimentarias, ¿cómo es que las tasas de obesidad se mantienen e incrementan?, ¿cómo es que la huella de los alimentos en el ecosistema es tan profunda?, ¿cómo existen tantas enfermedades derivadas de seguir una mala dieta? En definitiva, cuestiona dicho informe y los argumentos que aporta la industria alimentaria.
En este informe se destaca que más de 22.500 productos alimentarios han sido reformulados para apoyar la dieta saludable, pero el profesor considera que la clave no está en reducir el nivel de sal, grasas saturadas o azúcar de los alimentos y dejar que sea el consumidor el que decida. Deben ser los fabricantes los que elijan cuáles son los mejores productos que pueden ofrecer a los consumidores, e insta a las empresas alimentarias a preguntarse qué podrían hacer para reducir el consumo de alimentos poco saludables y reducir su impacto total.
No basta con ofrecer alimentos con la leyenda «Bajo en” y dejar que sean los consumidores los que decidan, es necesario que ayuden a reducir el consumo para que haya menos muertes en el mundo causadas por enfermedades relacionadas con la alimentación, y a reducir el índice de sobrepeso y obesidad que desde el año 1980 se ha duplicado, de hecho, se espera que la mitad de la población termine siendo obesa en el año 2050.
La verdad, lo que dice el profesor y que leemos aquí, tiene cierto sentido pero es imposible que se pueda aplicar, es como si se le pidiera a una empresa petrolera que animara a los consumidores a comprar coches eléctricos. Las empresas tienen claro que ponen sus productos a la venta dentro de unos rangos más o menos saludables y deben ser los consumidores quienes decidan cómo, cuándo y en qué cantidad consumirlo.
Las empresas explican que no pueden obligar a que los consumidores adopten estilos de vida más saludables, pero sí trabajan para que todo el sector adopte medidas que puedan facilitar el cambio y en ello están, algo difícil de creer sabiendo que de vez en cuando se realizan denuncias desde asociaciones de consumidores y otras organizaciones sobre el exceso de azúcar que llevan algunos alimentos (de empresas que pertenecientes a este foro), incumplimiento de la normativa sobre publicidad alimentaria dirigida a los niños, etc.
A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al informe realizado por el Foro de Bienes de Consumo (CGF).
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