Según el informe Chain Reaction IV elaborado por el grupo de organizaciones medioambientales, de salud y consumo, Friends of the Earth, NRDC (National Resources Defense Council), Consumer Report, Center for Food Safety, FACT y U.S PIRG, las cadenas de comida rápida no avanzan a la hora de eliminar los antibióticos en la carne de vacuno. Como en anteriores ediciones, en este informe se analizan 25 de las mayores cadenas de comida rápida de Estados Unidos, clasificándolas según la información que ofrecen y el trabajo que realizan para eliminar gradualmente el uso de antibióticos en la cadena de suministro cárnico.
Los datos para la elaboración del estudio son obtenidos a través de los informes que emiten anualmente las cadenas de comida rápida, así como de la información que aparece en sus páginas web corporativas sobre el uso de antibióticos en la carne con la que se abastecen. Se trata del cuarto estudio que se ha elaborado y en la comparativa con los resultados del realizado en 2016, se puede decir que se ha producido un retroceso significativo, ya que se ha pasado de nueve cadenas calificadas como aprobadas a sólo tres.
El informe destaca también la falta de progresos por parte de la industria cárnica en materia de bienestar animal y la reducción del uso de antibióticos, aunque se centra sobre todo en los fast foods. Como ya hemos comentado anteriormente, la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) actualizó su política para reducir el uso de antibióticos en la alimentación animal, pero con directrices voluntarias dirigidas a las compañías farmacéuticas y a los productores de ganado, cuando en realidad lo que se debería haber puesto en marcha es una legislación que prohibiera el uso de antibióticos como medida preventiva para evitar que los animales enfermen y favorecer su crecimiento.
Ante este panorama, no es extraño que no se produzcan avances significativos e incluso que se sufran retrocesos. En los tres primeros años el estudio ha mostrado avances y se ha incrementado gradualmente el número de cadenas de comida rápida que se esforzaban por abastecerse de carne libre de antibióticos, pero ahora parece que la situación ha dado un giro y sólo tres cadenas reciben un aprobado, dos con “A”, Shake Shack y BurgerFi, que tienen una política establecida para el uso de carne sin antibióticos, y Wendy’s que, aunque es la tercera, recibe una “D” porque sólo un 15% de sus proveedores han eliminado el uso de los fármacos en un 20%.
El resto de cadenas de comida rápida como Burger King, McDonald’s, Whataburger, White Castle, Krystal, The Habit Burger Gril, etc., aparecen con la calificación “F”, es decir, que han obtenido menos de 19 puntos sobre 100. La puntuación total se obtiene a partir de la suma de los puntos resultantes del análisis de diferentes parámetros que están relacionados con las políticas para la eliminación del uso de estos fármacos en los animales, el grado de compromiso, la implementación de medidas, la transparencia, etc.
Aproximadamente un 70% de los antibióticos que se comercializan en Estados Unidos son utilizados en animales de granja y una gran mayoría con fines no terapéuticos, las advertencias sobre los riesgos para la salud de los consumidores no parecen calar en la industria, eso a pesar de que está demostrado que este tipo de prácticas contribuye a la proliferación de bacterias resistentes a los antibióticos. Por tanto, no resulta extraño que en casi el 80% de la carne que se comercializa en este país, estén presentes bacterias resistentes a los antibióticos, así se concluía en un análisis realizado por EWG (Environmental Working Group) el pasado mes de junio.
Merece la pena recordar que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) realizó un llamamiento este año pidiendo que no se utilizaran los antibióticos en animales de granja con fines no terapéuticos, ya que con esta práctica se pone en serio riesgo la seguridad alimentaria y la salud de la población. Desde la Organización Mundial de la Salud (OS) también se han realizado llamamientos en diversas ocasiones, pero varios países mantienen sus prácticas ignorando los consejos.
Volviendo al informe, en la ilustración que podéis ver sobre estas líneas están los resultados generales del análisis realizado, como decíamos, sólo dos cadenas han aprobado con nota, Shake Shack y BurgerFi, ambas se están expandiendo rápidamente y sus productos están siendo muy valorados por los consumidores, los responsables del informe comentan que probablemente se debe a las prácticas de abastecimiento responsables que llevan a cabo.
No aparece ninguna cadena con una calificación “B”, “C” o “D”, destacando que, aunque Wendy’s ha obtenido una “D”, en el informe de hace un par de años se había calificado con una “C”, lo que también muestra un retroceso en las políticas para evitar los antibióticos en la cadena de suministro de carne. Si realizamos una comparativa en el caso de McDonald’s, el mayor comprador de carne de vacuno de Estados Unidos, vemos que en el informe de hace dos años obtuvo una “C” y, además, había mejorado, algo relacionado con su iniciativa para abastecerse de pollos criados sin el uso de antibióticos, pero ahora cae a la “F” y la razón, es la inactividad de los dos últimos años para establecer un plan de trabajo para eliminar los antibióticos en la carne de cerdo y vacuno para sus productos, tema del que hablábamos aquí.
En el informe Chain Reaction IV se ha cambiado la política de evaluación centrándose más en la carne de vacuno, ya que se considera que el alimento icónico en Estados Unidos es la hamburguesa de carne de vacuno, precisamente la carne con la que menos avances se han realizado para suprimir el uso de antibióticos con fines no terapéuticos en los animales. La gran mayoría de las cadenas de comida rápida no tienen una política definida, pública y disponible sobre el uso de los antibióticos en la carne de vacuno, y esto les pasa a todas ellas factura en la evaluación realizada, ya que se ponen al descubierto los pocos esfuerzos que realizan a pesar de saber que se trata de una práctica que pone en peligro la salud del consumidor y la seguridad alimentaria.
Esperemos que el informe que hemos conocido a través de US PIRG sirva de algo, quienes pueden provocar un cambio significativo son los consumidores, bastaría con dejar de acudir a las cadenas de comida rápida que han suspendido, ya que en el momento en el que sus beneficios se vieran afectados, no tardarían mucho en adoptar una política para acabar con el uso no terapéutico de los antibióticos en la carne de vacuno y de cerdo. A través de este enlace (Pdf) podréis acceder al extenso informe en el que además de las evaluaciones y datos relativos a las cadenas, se ofrece información sobre cómo se genera la resistencia, por qué se utilizan los fármacos en la ganadería, cuál es la política del gobierno estadounidense en esta materia, etc.