Una investigación realizada por expertos del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad McGill de Montreal (Canadá), concluye que las bolsitas de té liberan millones de partículas de microplástico en la infusión. Recordemos que a pesar de que algunas agencias como la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) consideran poco probable que microplásticos y nanoplásticos presentes en todo tipo de alimentos y bebidas puedan ser perjudiciales para los consumidores, lo cierto es que hasta la fecha, se desconocen los posibles efectos sobre la salud por la ingesta de estos materiales.
Los investigadores comentan que la creciente presencia de microplásticos y nanoplásticos en el medio ambiente y la cadena alimentaria es motivo de preocupación, y los consumidores conscientes de esta situación promueven la reducción del uso del plástico de un solo uso, sin embargo, algunos fabricantes están creando nuevos envases que integran plástico, con los que se pretende reemplazar el uso tradicional del papel, por ejemplo, las bolsitas de té. Lo cierto es que ya se sabe desde hace algún tiempo que la gran mayoría de bolsitas de té integran plástico en su composición, sobre todo polipropileno, material resistente al calor que garantiza el sellado y sirve para dar consistencia a las bolsitas, evitando que se puedan descomponer al entrar en contacto con el agua.
Existían sospechas de que determinados plásticos podrían sufrir una descomposición al entrar en contacto con el agua caliente y migrar hacia la bebida, el estudio no hace más que reafirmar esa sospecha. En la investigación, los expertos del estudio se preguntaron si las bolsitas de té podrían liberar microplásticos y nanoplásticos en la bebida durante su preparación, por otro lado, de ser afirmativa la respuesta, tenían la intención de analizar los efectos de estas partículas plásticas liberadas en la bebida, en pequeños organismos acuáticos denominados pulgas de agua (Daphnia magna), un tipo de crustáceo planctónico que se alimenta de fitoplancton y con los que se suele trabajar en estudios ambientales.
Los expertos adquirieron cuatro variedades de té comerciales cuyas bolsitas eran diferentes y que contenían plástico, los investigadores vaciaron las bolsitas y las lavaron para, seguidamente, calentarlas en recipientes para la elaboración del té, simulando las condiciones de preparación de la bebida. El agua fue sometida a un análisis mediante microscopía electrónica, los resultados mostraron que una sola bolsita de té liberaba millones de partículas de plástico, según los resultados 11.600 millones de partículas de microplásticos y 3.100 millones de partículas de nanoplásticos, niveles muchísimo más elevados que los detectados en otros alimentos y bebidas, como el agua embotellada, la sal, el pescado de agua dulce, diferentes alimentos de origen marino, etc.
Sobre la otra parte de la investigación realizada con las pulgas de agua, los expertos las expusieron a varias dosis de microplásticos y nanoplásticos procedentes de las bolsitas de té, detectando que este crustáceo planctónico sufrió anomalías anatómicas y de comportamiento. Para los expertos, este resultado es preocupante, pero es necesario realizar nuevas investigaciones para determinar si estos materiales podrían tener efectos sutiles o crónicos en los seres humanos.
La mayoría de los consumidores suponen que las bolsitas de té están elaboradas con papel, sin embargo, hasta el 96% de ellas integran en su composición polipropileno. Según leemos aquí, la preocupación por la liberación de microplásticos y nanoplásticos ha hecho que varias marcas de té hayan eliminado este material de sus envases por completo, pero otras marcas continúan trabajando para encontrar una solución y, mientras tanto, siguen ofreciendo sus variedades de té e infusiones en bolsitas que contienen plástico en una proporción de un 20% aproximadamente, el resto es material biodegradable.
A no ser que la marca proporcione de forma voluntaria la composición de las bolsitas que utiliza para sus infusiones, es difícil para los consumidores saber cuáles lo integran y cuáles no, ya que no existe una normativa que obligue a informar de ello. La alternativa para evitar estas partículas pasa por preparar las infusiones con té y hierbas a granel utilizando un infusionador o filtro tradicional, de este modo, evitamos las partículas plásticas liberadas por las bolsitas.
Actualmente están en marcha varios estudios por parte de organizaciones, instituciones y universidades, que tratan de determinar posibles riesgos de los microplásticos para la salud humana, se trata de investigaciones que son lentas, por lo que ya se ha advertido que se tardará algún tiempo en obtener respuestas. Los estudios realizados hasta el momento, muestran que las partículas de microplástico y nanoplásticos están presentes en mayor o menor medida en una gran variedad de alimentos y bebidas, no es extraño, por tanto, que los seres humanos consumamos una gran cantidad de microplásticos sin saberlo. Según esta investigación realizada por un grupo de biólogos de la Universidad de Victoria (Canadá), ingerimos como mínimo entre 39.000 y 52.000 partículas, cantidad que se ve incrementada a un rango de entre 74.000 y 121.000 partículas si se tiene en cuenta el aire que se respira.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad McGill, y en este otro publicado en la revista científica ACS Environmental Science & Technology.
Foto 1 | Tony Rammaricati