Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, cada vez son más los países comunitarios que deciden poner en marcha un etiquetado que identifique el origen de los productos alimenticios, sobre todo la carne, la leche y los derivados lácteos, ejemplo de ello son países como Francia, Portugal, Grecia, Finlandia, Lituania España e Italia, aunque algunos países han ampliado la medida queriendo identificar también la pasta, el arroz o el tomate, concretamente los productos que contengan tomate y tomates procesados.
Esta es una tendencia creciente que condenan organizaciones como la FoodDrinkEurope (FDE), organización que representa los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea por considerar que el etiquetado provoca la fragmentación del mercado único, afectando negativamente a la competitividad de la UE. Esta organización ha emitido un comunicado en el que insta a la Unión Europea a que se oponga a la renacionalización de las políticas alimentarias, apuntando que debe oponerse al etiquetado del país de origen de los alimentos, insistiendo en los problemas que este tipo de medidas causarán al mercado único, a los consumidores y a la industria alimentaria.
Hubert Weber, presidente de FoodandDrinkEurope, ha redactado una carta dirigida al presidente de la CE Jean-Claude Juncker advirtiendo sobre esta cuestión, dice que la CE debe abordar la creciente lista de cuestiones políticas pendientes y sin resolver, que están frenando a pasos acelerados la competitividad del sector de la industria alimentaria. Dado que a nivel comunitario falta legislar sobre algunos temas, como es el caso de las etiquetas alimentarias, algunos miembros comunitarios han aprovechado la situación para legislar sobre el tema creando las etiquetas que identifican el país de origen de los productos. En todos los casos se argumenta que se trata de un periodo de prueba de dos años, algo que la industria teme que pudiera precipitar finalmente que la UE extendiera la norma a todos los países comunitarios.
El presidente de FoodandDrinkEurope comenta en esta carta que el mercado único es de vital importancia para las empresas de bebidas y alimentación y para los consumidores, hay que tener en cuenta que la UE es el principal mercado de esta industria con un 90% de la facturación del mercado interior y una ventas que alcanzan el billón de euros, según datos del 2016. Hubert Weber pide, expresando un pleno apoyo de la industria de los alimentos y las bebidas al proyecto comunitario, que la CE ponga en marcha una regulación que facilite la continuidad del mercado único, es decir, básicamente, que se impida que se identifique el origen de los alimentos en las etiquetas.
La industria alimentaria europea se basa en una colaboración eficiente, eficaz y confiable entre las instituciones de la UE y las partes interesadas si se desea tener éxito en la ambición de crecimiento. Hubert Weber explica en la carta (Pdf) que está convencido de la necesidad de contar con una UE fuerte, con visión de futuro que vele por los intereses de los europeos y logre crear riqueza y prosperidad para todos. Finaliza dando agradecimientos a las instituciones comunitarias, considerando que es posible dialogar e intercambiar ideas para mejorar el funcionamiento del mercado comunitario.
Parece evidente que la industria de la alimentación y las bebidas se opone fuertemente a la identificación del origen de los alimentos, se dice que se trata de una medida proteccionista, pero es demandada por una gran mayoría de consumidores que consideran que esta información es importante para ellos, al menos así se muestra en las últimas encuestas realizadas por el Eurobarómetro. Por otro lado, lo de medida proteccionista se ha de poner entre comillas, ya que con este tipo de etiquetado lo que se hace es proporcionar mayor transparencia y solidez al mercado, además, el consumidor tiene todo el derecho de saber de dónde proceden los alimentos que adquiere.
La percepción que se puede tener es que la negativa a identificar el origen de los alimentos está sujeta a prácticas comerciales que benefician únicamente a las empresas alimentarias, por ejemplo, utilizando materias primas de menor calidad y más económicas. Lo de la fragmentación del mercado único no está demostrado y suena a excusa intimidatoria no sólo para la UE, también para los consumidores, ya que se advierte de un enorme volumen de gastos causados por la modificación de las etiquetas, la destrucción del stock existente de etiquetas y envase, así como otras modificaciones asociadas, lo que según la industria, provocará el aumento del precio de los alimentos.
Lo más sencillo para intimidar y frenar cualquier iniciativa es tocar el tema económico, no tardaremos en conocer la respuesta del presidente de la CE a esta carta.
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Foto 2 | USDAgov