En la industria alimentaria existe un gran desequilibrio, las grandes empresas del sector tienen más recursos, mayor capacidad y poder de negociación a la hora de llegar a acuerdos y crear relaciones con otras empresas, un conjunto de ventajas que obviamente utilizan en su beneficio legítimamente. El poder en la industria alimentaria cada vez está más concentrado en las grandes empresas, un desequilibrio que ha propiciado que en ocasiones las pequeñas empresas sean objeto de prácticas comerciales desleales.
Según la UE las prácticas más habituales a las que recurren los pesos pesados de la industria alimentaria son negarse a reflejar por escrito cláusulas esenciales en los posibles acuerdos que se realicen, introducir cambios en el coste de operaciones que ya habían sido aprobadas, dejar que en los contratos sean las pequeñas empresas las que deban asumir riesgos desproporcionados y dar por terminada una relación comercial o contrato sin previo aviso y sin causa justificada. Las empresas alimentarias pequeñas deben someterse a la dictadura impuesta por las grandes empresas, y esto se pretende cambiar, por ello la Unión Europea manifiesta que quiere proteger a las empresas alimentarias pequeñas mediante una serie de medidas que acaben con las prácticas de las grandes cadenas de distribución y fabricantes.
Cuando la parte más débil en una relación comercial depende económicamente de la parte más fuerte, es incapaz de defenderse de algunas de las prácticas que hemos citado, la razón es el temor a poner en peligro la relación y por tanto la pérdida de la actividad económica. Un ejemplo que nos proporciona la UE (ejemplo bastante light) es: si un gran fabricante de refrescos que suministra a un pequeño minorista lanza al mercado un nuevo producto y le pide al minorista que lo ponga a la venta, puede darse el caso de que el minorista se niegue a comercializarlo por no tener espacio en las estanterías. ¿Qué hace la gran empresa?, amenazarle con dejar de suministrarle el resto de productos estrella. El minorista puede argumentar que el nuevo lanzamiento no se refleja en el contrato, por lo que el gran fabricante de forma directa le amenaza con poner fin a la relación comercial, así que el minorista termina sucumbiendo a los deseos y exigencias de los grandes.
Decíamos que este es un ejemplo light porque los más preocupantes son aquellos que tocan el aspecto económico, son muchos los agricultores que terminan vendiendo sus producciones al precio que marcan las grandes distribuidoras sin posibilidad de negociación, imponen su ley y los márgenes de beneficios, marcan el precio en origen y el precio en destino, muchos ejemplos los podemos ver si realizamos un seguimiento del IPOD, el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos que nos facilita cada mes la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos. Hay muchos ejemplos que se pueden citar sobre prácticas desleales y abusivas que asfixian y ponen contra las cuerdas a las pequeñas empresas del mundo de la alimentación.
Pero, ¿cómo se puede ayudar a las pequeñas empresas del sector? Según comenta la UE, algunos Gobiernos de los países comunitarios han introducido medidas para evitar las prácticas antes descritas, otros todavía no han puesto en marcha ningún plan de protección de la pequeña empresa. La Unión Europea anima, desde finales del año pasado, a que las empresas se suscriban a un código de conducta voluntario, se trata de la Iniciativa de la Cadena de Suministro, iniciativa lanzada por siete asociaciones de la UE cuyo propósito es aumentar la equidad en las relaciones comerciales a lo largo de la cadena de suministros. Las empresas se suscriben a él y se comprometen a mantener las relaciones comerciales de forma justa y sostenible.
Los miembros de esta iniciativa, acordaron una serie de principios sobre buenas prácticas comerciales con una lista de ejemplos de prácticas justas e injustas que podéis consultar en este documento (Pdf), en él se habla de los pagos de acceso inicial, de las amenazas de la interrupción de las relaciones comerciales, del reparto del riesgo empresarial, de la entrega y recepción de mercancías, etc.
Según explica la UE, existe una gran diversidad de productos alimenticios que pasan por multitud de agentes, productores, procesadores, minoristas… un largo recorrido hasta que los productos terminan en la mesa del consumidor, esta cadena de suministro proporciona trabajo a millones de personas y es un sector en el que hay más empresas pequeñas que en cualquier otro sector.
La Comisión Europea manifiesta estar en contra de las prácticas desleales en la cadena de suministro alimentario y anima a los Estados miembros a buscar fórmulas para proteger a las pequeñas empresas de las prácticas desleales de sus socios comerciales, pero da la impresión de que esta iniciativa pretenda ser simplemente una imagen, ya sabemos que el carácter voluntario no resuelve muchos problemas, se ha de legislar para que por ley, las grandes empresas no puedan campar a sus anchas dando la impresión de que son también las dueñas de las pequeñas empresas.
Las prácticas de las grandes empresas afectan a las pequeñas, pero también a los consumidores, desde hace años se ha hablado de regular márgenes, vigilar los movimientos especulativos, pero lamentablemente hay mucha palabrería y poca defensa y acción real. Podéis conocer más detalles sobre la posición de la CE ante las prácticas desleales en la cadena de suministros a través de este comunicado.
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