Según los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos), la realidad virtual puede alterar la percepción del sabor de los alimentos, de hecho, se sabe que todo influye en dicha percepción, el envoltorio, el color, el olor, el aspecto, la textura, el lugar en el que se va a consumir, el precio del producto, la genética, etc., lo que demuestra que la forma en la que se prueba un alimento es mucho más compleja de lo que parece, así lo explican algunos neurocientíficos especializados en marketing sensorial.
Los investigadores responsables del estudio comentan que sabiendo que el entorno en el que se consume un alimento influye en la percepción de su sabor, decidieron realizar un ensayo para determinar si un entorno virtual también podría alterar la percepción del sabor de los alimentos reales. En la investigación participaron 50 personas a las que se les pidió que probaran tres muestras de alimentos idénticas, en este caso queso azul, pero en tres entornos virtuales diferentes, en un banco de un parque situado en los jardines botánicos de la universidad, en una granja con vacas y en el Centro de Evaluación Sensorial de la universidad (este espacio actuó como una zona de control).
Los participantes probaron el queso sin saber que se trataba de muestras idénticas, debían calificar cada una de ellas en base al aroma y al sabor que percibían mientras tenían colocadas las gafas de realidad virtual que mostraban vídeos de 360 grados con los tres espacios antes indicados. La calificación de las muestras se realizó en base a una escala de nueve puntos, además se cuantificó la salinidad que percibían y la acritud del queso. Los participantes dieron una calificación más alta a la cata que se realizó en el entorno virtual de la granja, asegurando que percibían un olor más picante de la muestra que en los otros dos entornos virtuales.
Se apreciaron diferencias según el género, las mujeres que participaron en el estudio comentaron que percibían una mayor acritud y salinidad que los hombres en las muestras de queso en los tres entornos virtuales. El sabor, en general, no cambió en ninguno de los tres contextos, se considera que fue debido a que a algunos participantes no les gustaba el queso azul, por lo que daba igual en qué lugar realizasen la cata. El resto de participantes calificó su gusto por las tres muestras idénticas con un cinco, lo que significa que no les gusto o disgustó.
Los expertos comentan que puede ser más difícil detectar pequeños cambios en el gusto inducidos por cambios contextuales, ya que la escala hedónica de nueve puntos tiene un papel algo impredecible en torno a la categoría neutral. Otra cuestión que se apunta es que la falta de familiaridad con la escala de calificación podría haber contribuido en los resultados obtenidos, pero, en principio, los resultados muestran que el entorno es una parte importante en la experiencia de comer, sin que importe si se trata de un entorno virtual.
El estudio tenía como principal objetivo desarrollar un método asequible y fácil de implementar para adaptar la tecnología de realidad virtual a la evaluación sensorial de los alimentos, siendo una prueba que ofrece ventajas de conveniencia y flexibilidad, en comparación con el desarrollo de este tipo de pruebas en entornos físicos. Los resultados validan que es posible utilizar la realidad virtual en este tipo de evaluaciones, lo que facilita poder realizar estudios sensoriales de un modo más rápido y económico.
Quizá se debería haber realizado la prueba con expertos catadores para comprobar cómo afecta el espacio virtual en el que se consumía el queso, por lo que no sería extraño que realizaran una nueva investigación, esta vez con un panel de expertos. Por cierto, recordemos que ya se han llevado a cabo iniciativas de este estilo, se puede citar el laboratorio de vinos de realidad aumentada, virtual y sensorial, del instituto de investigación del mundo del vino en la Universidad de Brock, proyecto con el que se pretende conocer mejor al consumidor y determinar aquellos aspectos que influyen en la decisión y elección de compra de los vinos.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la universidad, y en este otro publicado en la revista científica Journald of Food Science.
Fotos | Xstudios y Upa