¿Cuál es el secreto de la química del buen tomate?, pues seguramente muchos responderéis que crezca sin ser forzado, que reciba agua y sol, que al recolectarlo esté maduro, que tenga un magnífico color rojo y un aroma embriagador… Pues bien, se ha presentado una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Florida y del Instituto de Ciencias de la Agricultura y Alimentación, en la que se determina el por qué algunos tomates son tan buenos y otros no tanto.
Según el estudio, el sabor de los tomates depende de los ácidos, azúcares y de sus compuestos volátiles, elementos que son transportados por el aire y captados por nuestro sistema olfativo. Los investigadores trataron de determinar qué elementos químicos son los más importantes y determinantes para que un tomate capte nuestra atención. Se lograron diferenciar varios perfiles químicos obtenidos de una muestra de tomates de casi 100 tipos diferentes, pertenecientes a la variedad Heirloom o tomates reliquia de distintos países, una variedad histórica no híbrida, que no es viable comercialmente porque no resulta rentable, pero es un tomate que se sigue cultivando tanto por su valor histórico y científico, como por sus múltiples características, las que no tienen los tomates comerciales.
La diversidad de compuestos químicos sorprendió a los especialistas, ya que hallaron hasta 3.000 compuestos distintos. El siguiente paso era determinar cuáles lograban seducir a los consumidores, para ello, 13 paneles de cata formados por 100 personas se encargaron de valorar cada tomate según la percepción olfativa, en la cata valoraron también la intensidad del sabor, la dulzura y la acidez. Paralelamente se recogieron muestras de tomates que se suelen comercializar en los supermercados e hicieron lo propio.
Mediante un análisis estadístico, resultante de las pruebas olfativas y las pruebas gustativas, se determinó que en lo que respecta a la intensidad del olor de los tomates, estaban implicados doce compuestos diferentes, del mismo modo, estaban implicados en la dulzura otros doce componentes más, también se determinaron ocho compuestos que son importantes en la percepción del sabor a nivel general.
Con respecto a los compuestos volátiles aromáticos, algunos influían en la percepción de la dulzura del tomate, es decir, en la intensidad de la dulzura participaban compuestos volátiles percibidos de forma retronasal, los aromas migran hacia la cavidad nasal y después estimulan los órganos de los sentidos, hay que tener en cuenta que según los especialistas estos elementos no guardan relación con los azucares contenidos en la pulpa y que hacen que un tomate sea más dulce. Estos resultados dan pie a desarrollar nuevas líneas de investigación para que se pueda apreciar la dulzura a través del olfato sin necesidad de realizar una ingesta de calorías, es decir, disfrutar del placer dulce a través de la nariz en vez de a través del gusto, ya que la percepción retronasal juega un papel muy importante en la percepción del sabor de los alimentos.
Por otro lado, los investigadores indican que se puede mejorar la química del tomate, lograr aportar a los tomates insípidos y sin aroma que se comercializan durante todo el año, las características deseadas, haciendo que estos tomates sean más atractivos para los consumidores y acercándolos a los frutos que describíamos al principio. Quizá, en lugar de preocuparse por mejorar este tipo de tomates comerciales, sería preferible recuperar la forma tradicional de cultivarlos y comercializar variedades de calidad. Sin embargo, nos parece muy interesante encontrar el modo de aumentar la percepción de la dulzura de un alimento, sin tener que añadir azúcares. Un ejemplo que destacan los expertos son los zumos de frutas, se podría lograr que expresaran un sabor dulce sin tener que añadir azúcares o edulcorantes.
La investigación la hemos podido conocer a través de la revista científica Current Biology, pero podéis ampliar la información a través del artículo publicado por la Universidad de Florida.
Foto | Ting Chen, Wing