El cambio climático afecta a diferentes cultivos, el aumento de las temperaturas y el cambio de la climatología preocupan a investigadores y productores, de ello hemos hablado en otras ocasiones, por ejemplo en el post El vino y el clima: una relación amenazada. En el caso del vino, es un tema que preocupa desde hace algunos años y ya se llevan a cabo algunas iniciativas para poder afrontar los cambios, mantener la calidad y la productividad. Hoy nos hacemos eco de un estudio realizado por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) en el que se concluye que la producción de trufa negra puede reducirse por el cambio climático, las previsiones auguran un declive de la producción en la cuenca mediterránea, favoreciendo la producción de otras zonas europeas y otras variedades de trufas, como por ejemplo la trufa de verano.
La trufa negra o Tuber melanosporum es un hongo hipogeo cuyo ciclo vital se desarrolla bajo tierra en simbiosis con las raíces de árboles como los nogales, los avellanos o los robles. Esta variedad de trufa es habitual en los bosques de Italia, Francia y España, países con regiones de tradición trufera, aunque sobre todo predomina la selvicultura trufera, es decir, los truferos de cultivo. El denominado diamante negro de la gastronomía parece que puede caer en recesión en lo que respecta a producción, en consecuencia y ante la demanda, el precio se incrementaría. La producción de la trufa se asocia a las condiciones frías y húmedas del verano previo a la cosecha, esta se suele desarrollar desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo.
Ahora bien, en el estudio se han analizado las cosechas obtenidas en tres regiones de los países indicados, en un periodo que va desde el año 1970 hasta el año 2006. Las regiones o zonas sometidas a estudio han sido Aragón (España), Périgord (Francia) y Piemonte-Umbría (Italia), los datos obtenidos muestran que se ha sufrido una reducción de la cosecha, a pesar de que han proliferado las plantaciones truferas (selvicultura trufera). Parece ser que nuestro país es el que más va a sufrir las consecuencias del declive de la trufa negra a causa del cambio climático, según los investigadores la trufa negra española es la más sensible a los efectos de las lluvias estivales, y la razón es que se trata de la zona más seca de las tres que se han estudiado.
Por otro lado, en el estudio del CSIC se destaca que la sequía también interfiere en la productividad, ya que afecta a los árboles cuyas raíces están en simbiosis con las trufas. Según las previsiones realizadas con los modelos climáticos que los investigadores han utilizado, en este siglo se podría acentuar le reducción de la producción de trufa negra a causa del incremento de las temperaturas y de la evapotranspiración, es decir, la pérdida de humedad en una superficie a causa de la evaporación directa, a la que hay que añadir la pérdida de agua por la transpiración de la vegetación. Como explicábamos anteriormente, lo que perjudica a unos cultivos beneficia a otros u otras zonas, en este caso se favorecería la producción de la trufa de verano (Tuber aestivum) en zonas de Europa central. Esta es una trufa de menor valor comercial (la Tuber melanosporum cuadruplica su precio en el mercado) y menos apreciada.
A través de este enlace (Pdf) podéis ver las correlaciones entre la sequía, las temperaturas mínimas y máximas, las precipitaciones, el crecimiento de los árboles (anchura de los anillos) y la producción de las zonas estudiadas. Este estudio muestra la evolución del cultivo en el periodo 1970-2006, pero hay que tener en cuenta que los efectos del cambio climático se acentúan año tras año, por lo que una reducción drástica podría darse antes de lo que se espera.
Podéis conocer todos los detalles del estudio sobre la trufa negra y cambio climático a través del artículo de la revista científica Nature Climate Change.