Hoy conocemos un informe elaborado por RISE en el que se advierte que la producción de carne y productos lácteos debe reducirse a la mitad para el año 2050. La razón es que la producción de ganado ha superado los límites considerados seguros en las emisiones de gases de efecto invernadero, así como en la pérdida de biodiversidad y flujo de energía y nutrientes en los ecosistemas.
RISE es una fundación independiente sin ánimo de lucro creada en 2006 que persigue alcanzar un sistema agrícola más sostenible en Europa, donde predomine la economía circular, pueda proporcionar alimentos seguros, sostenibles y saludables, crear empleo, fomentar la inversión en áreas rurales y conservar las tradiciones y el patrimonio cultural. Según RISE, la ganadería sufrirá un incremento de presión a medida que aumente la población mundial y se incremente la demanda de carne y productos lácteos, yendo más allá de la capacidad del planeta para poder abastecer sus necesidades de tierra, agua y otros elementos.
Este informe es similar al presentado en 2016 por expertos de la Universidad Tecnológica Chalmers (Suecia), en el que se pedía reducir la producción de carne en un 50%, ambos respaldan la petición que realizó Greenpeace para que se redujera a la mitad la producción de carne y productos lácteos para 2050. Hay que decir que el documento es un ataque directo a las políticas comunitarias, merece la pena destacar que RISE fue fundada por el ex Comisionado de Agricultura, Desarrollo Rural y Pesca de la Unión Europea, Franz Fischler y su Jefe de Gabinete Corrado Pirzio-Biroli, personas que conocen bien el funcionamiento de las políticas comunitarias.
Los expertos que han realizado el informe advierten que, a menos que los legisladores comunitarios hagan frente al problema del sistema ganadero actual, se pagarán las consecuencias de esta inacción que afecta a la población y al medio ambiente. Por tanto, se solicita a la CE que ponga en marcha, y con carácter urgente, una investigación sobre el tema que permita proponer distintas medidas que resulten eficaces como, por ejemplo, aplicar impuestos al consumo de carne y productos lácteos para desalentar su consumo, ya que son productos alimenticios que, según los investigadores, no son buenos para la salud ni para el medioambiente.
Recordemos que se calcula que el 26% de la tierra cultivable del mundo se utiliza para el pastoreo del ganado, y un 33% se destina al cultivo de productos para la alimentación animal, a esto hay que añadir que la ganadería y todo lo que la rodea, se asocia al consumo del 70% de los recursos de agua dulce. Si continúa aumentando la producción de carne y productos lácteos, se reducirá aún más la disponibilidad de tierras de cultivo, agua y otros recursos, por supuesto, el nivel de emisiones de gases que favorecen el calentamiento del planeta crecerá significativamente, lo que no permitirá mantener el calentamiento del planeta por debajo de los 2º C. Recordemos que según un estudio realizado por la Universidad de Luund (Suecia) y la Universidad de Columbia Británica (Canadá), la dieta vegetariana es una de las claves para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Muchas personas creen que hay que comer carne para poder obtener las proteínas que se necesitan para funcionar, y lo cierto es que no se puede negar que la carne aporta muchas proteínas, pero tampoco que existen otras alternativas más respetuosas con la salud y el medioambiente que permiten cubrir todas las necesidades del organismo, se pueden citar alimentos como las semillas, las legumbres, las algas, las verduras, los frutos secos, etc. A esto hay que añadir otras alternativas como los insectos, cuyo aporte proteínico es similar al de la carne.
Los ciudadanos europeos consumen más del doble de productos cárnicos de lo que se recomienda en las pautas dietéticas de cada país comunitario, cierto es que existe un movimiento que persigue reducir el consumo de carne, pero de momento resulta insuficiente. Es necesario poner en marcha un plan de ajuste sectorial, donde se recorte la producción de carne, el uso de fertilizantes a base de nitratos, concienciar a la población sobre la necesidad de realizar un cambio de dieta, etc. Políticos, agricultores, ganaderos, empresas y ciudadanos se enfrentan a elecciones que probablemente resultan muy incomodas, pero son necesarias y es el camino que se debe seguir según los expertos.
No se habla de eliminar la carne de la dieta, sino de reducir su consumo, seguir dietas flexibles sin ser dogmáticos, pero para ello es importante tener información clara y veraz sobre la factura que nos pasará el abuso del consumo de alimentos derivados de los animales. Es cuestión de poner en marcha un plan para realizar los cambios oportunos, algo que tardará bastante en dar sus frutos, pero es necesario que la UE dé los pasos oportunos cuanto antes, empezando por las medidas para desalentar el consumo. Por otro lado, se considera que se puede consumir carne de forma eventual a un precio más elevado, si se trata de carne producida en condiciones ambientales seguras.
El informe es muy extenso y trata diferentes temas relacionados, como el daño climático de las emisiones de gases contaminantes por parte del ganado, su impacto en el medioambiente y en la salud humana, cómo afecta la producción al bienestar animal, el uso de la tierra cultivable y la degradación del suelo, cómo se puede definir un espacio operativo seguro para la ganadería de la UE, etc. Los datos se acompañan de ilustraciones, gráficos, referencias a otras investigaciones e información relacionada que puede resultar de interés.
El objetivo central de este documento que podéis consultar aquí, es decir que existe un espacio seguro para la producción ganadera, pero debe enmarcarse en unos límites y en un sistema de producción lo más respetuoso y sostenible posible, siendo necesario identificar este espacio operativo seguro, algo que debería realizar la UE cuanto antes. Como información complementaria, merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos sobre la posibilidad de alimentar al planeta con una dieta vegetal en el año 2050.