Una producción de alimentos que sea suficiente y satisfaga las necesidades de la creciente población mundial sin que esto afecte negativamente al planeta, es uno de los principales desafíos y prioridades de nuestro tiempo. La producción de alimentos ecológicos se presenta como una solución capaz de conjugar ambos objetivos, siendo lo mejor para el medio ambiente y la humanidad, así lo creen algunos expertos.
La agricultura ecológica es más respetuosa con el medio ambiente, no utiliza abonos químicos ni productos fitosanitarios que pueden ser peligrosos para las diferentes poblaciones de insectos y la biodiversidad en general. Cierto es que ofrece muchos beneficios, pero una pregunta sobre la mesa sigue sin responderse, ¿la producción de alimentos ecológicos es realmente una solución para el medio ambiente y la seguridad alimentaria?
Desde hace varios años existe un debate sobre si la producción de alimentos ecológicos puede generar beneficios ambientales, a la vez que es capaz de producir suficiente alimento para abastecer a la humanidad. En este sentido, hoy conocemos otro estudio sobre el tema, un equipo internacional de investigación formado por expertos de la Universidad Xi’an Jiaotong-Liverpool, la Universidad de Liverpool, la Universidad de Gotinga, la Universidad de Wageningen, el Centro de Investigación Ecológica y la Universidad Agrícola de China, han realizado el primer metanálisis internacional que cuantifica la compensación entre el rendimiento de los cultivos y la biodiversidad.
Los expertos comentan que este trabajo ayudará a identificar la mejor estrategia que pueden seguir los agricultores, a la vez que resulta más favorable para el medio ambiente. Los investigadores han desarrollado un método que ayuda a agricultores y legisladores a decidir si el cambio de la agricultura convencional a la ecológica, permitirá incrementar la biodiversidad sin que la productividad de alimentos se vea afectada.
Una de las preocupaciones sobre la producción ecológica, es que se necesita mucha más tierra que la utilizada por la agricultura industrial, para poder mantener la misma producción de alimentos, pero esto podría anular los supuestos beneficios para la biodiversidad, lo que ha llevado al tema de discusión ‘compartir la tierra o ahorrar la tierra’. Por cierto, un estudio apuntaba que reubicar las tierras de cultivo podría revertir el impacto ambiental, cambiando zonas de cultivo de determinados alimentos se maximizaría el rendimiento, se reduciría el gasto de agua, aumentaría la biodiversidad, etc.
En la estrategia de conservación, la tierra agrícola se utiliza de forma intensiva para una agricultura de alto rendimiento con el propósito de dejar la mayor cantidad de tierra posible para conservar la biodiversidad, y en la estrategia de reparto de tierras, las tierras agrícolas se gestionan de forma extensiva y se mantienen de forma respetuosa con la biodiversidad, pero se necesita mucha más tierra para poder tener la misma producción que la obtenida por la agricultura intensiva.
Los expertos analizaron el rendimiento y la biodiversidad de la tierra en 75 estudios internacionales, con el propósito de calcular el umbral en el que el aumento de la biodiversidad a partir de la agricultura orgánica y el uso compartido de la tierra, es beneficioso a pesar de que se requiere mayor extensión de tierra para la producción. Los datos mostraron que este umbral es dependiente de la biodiversidad presente en la tierra adicional, que sería necesaria para convertirla al uso agrícola a fin de compensar la pérdida de rendimiento debido a la menor productividad.
Los expertos comentan que sus resultados muestran que un cambio a la agricultura ecológica sería una estrategia más efectiva, si las tierras no cultivadas tuvieran menos de 2,4 veces más biodiversidad que las tierras cultivadas. Claro, que este valor depende del contexto y varía de una región a otra, por lo que es probable que un cambio a la agricultura ecológica y el uso compartido de la tierra, sea el uso óptimo de la tierra en las regiones que tienen menos riqueza de la biodiversidad en los hábitats colindantes donde no hay cultivos.
Lo cierto es que todo es mucho más complejo de lo que parece, estos cálculos se complican porque el impacto de la agricultura ecológica en la biodiversidad y el rendimiento dependen de las especies, del tipo de cultivo, etc. Los expertos explican que en cultivos a base de cereales, la pérdida general del rendimiento es similar a la mejora en la biodiversidad, produciéndose un aumento significativo en el número de especies de plantas e invertebrados. En cambio, en cultivos como las hortalizas, el cambio hacia una agricultura ecológica no muestra una pérdida significativa del rendimiento, pero sí un aumento de la biodiversidad, lo que significa que algunos tipos de cultivos pueden ser ecológicos y no necesitan más tierra para obtener el mismo rendimiento.
El estudio es interesante, pero no se tienen en cuenta factores como el cambio climático, los recursos hídricos y otras cuestiones, por lo que quizá esos datos se verían alterados de un año a otro. Como información adicional, merece la pena retomar la lectura de este post en el que hablábamos de una investigación de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) y la Universidad de McGill (Canadá), donde se planteaba la pregunta de si la agricultura ecológica puede alimentar al mundo. Una posible respuesta nos la daban los expertos del Instituto de Investigación de Agricultura Orgánica (FiBL), la Alpen-Adria-Universität Klagenfurt y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, que consideraban que la agricultura ecológica podría alimentar al mundo si se combina con otras acciones, como la reducción de la producción de ganado vacuno y el consumo de carne y lácteos, la reducción del desperdicio alimentario, etc.
Podéis conocer todos los detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Xi’an Jiaotong-Liverpool, y en este otro publicado en la revista científica Ecology Letters.
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