En Europa Occidental o en América del Norte la popularidad de las bebidas y alimentos azucarados va disminuyendo año tras año como consecuencia de las campañas informativas y otras acciones que dan a conocer a la población las consecuencias de abusar de este tipo de productos. Sin embargo, en los países en vías de desarrollo la presencia de bebidas y alimentos con azúcares añadidos crece por la falta de regulación, ausencia de campañas informativas que adviertan a los consumidores sobre las consecuencias para la salud, etc.
En estos países aumentan las ventas de productos con alto contenido en azúcar, por lo que no tardarán en sufrir las consecuencias que se han sufrido en los países industrializados. ¿Terminará produciéndose la misma reacción que se ha experimentado en los países industrializados contra el azúcar? De momento la falta de intervención provocará la omnipresencia de este tipo de productos considerados poco saludables y estos países sufrirán las mismas consecuencias vividas en los países desarrollados, así se refleja en un estudio realizado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos).
Según uno de los responsables de esta investigación, el profesor de nutrición Barry Popkin, muchos productos de América Latina son productos procedentes de Estados Unidos que no han cambiado su formulación, por otro lado, en países como China las empresas están copiando los modelos y formulaciones que utilizaban las empresas estadounidenses, como por ejemplo la elevada adición de azúcar en alimentos y bebidas. Según el experto, en el año 2011 en China el 33% de las calorías procedía de este tipo de alimentos, estimándose que el incremento es de un 50% anual, es decir, se está saturando este mercado con alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar.
La introducción de estos productos en países de bajos y medianos ingresos se ha realizado tarde, pero crece a una velocidad de vértigo. El profesor xplica que actualmente no hay una sola aldea en África en la que no se pueda encontrar una tienda que venda este tipo de alimentos y bebidas, y es un cambio que se está produciendo a escala mundial, claro que existen excepciones como es el caso de México, país en el que se ha iniciado una lucha contra este tipo de productos que favorecen el sobrepeso y la obesidad, podemos recordar por ejemplo la introducción de un impuesto para reducir el consumo de refrescos y bebidas azucaradas.
Aunque existe un consenso a nivel mundial sobre la necesidad de reducir el contenido de azúcar añadido, serán pocos los países con economías medias o reducidas los que luchen contra la lacra del exceso de azúcar, aunque poco a poco esta lucha se irá extendiendo al resto de países, mientras tanto las empresas siguen con su política de añadir grandes cantidades de azúcar a pesar de que saben que no es nada recomendable para la salud de la población. Merece la pena recordar la lectura de este post en el que hablábamos de una investigación de Action on Sugar (AoS), que concluía que la cantidad de azúcar que contienen los refrescos varía según el país en el que se comercializan.
Países de medianos y altos ingresos, como por ejemplo Reino Unido o Estados Unidos, son los principales impulsores en la reducción del contenido de azúcar en las bebidas, pero no se lleva a cabo la misma batalla, o al menos su intensidad en la industria de los alimentos envasados, la mayoría de los cambios de formulación y la aplicación de impuestos se realiza principalmente en la categoría de las bebidas. Mientras en países como Estados Unidos se reduce la ingesta de calorías a través de los refrescos azucarados (un estudio apuntaba que el promedio era de 110 calorías en el año 2009 y en el año 2014 el promedio era de 95 calorías), en los países con economías más limitadas sucede todo lo contrario.
De todos modos, según explica el profesor, una práctica habitual es el uso de edulcorantes y éstos se especifica en las etiquetas alimentarias, pero estos edulcorantes son también a su vez productos que contienen diferentes ingredientes y el azúcar puede ser uno de ellos. Evidentemente en las etiquetas no se especifica el ingrediente que forma parte de otro ingrediente, con ello las compañías evitan tener que poner en la etiqueta que lleva azúcares añadidos. Claro, que según explican aquí, este tipo de prácticas tendrá que abandonarse si la FDA obliga a que el etiquetado de “sin azúcares añadidos” sea obligatorio.
Hay mucho trabajo por hacer, hay que comprobar los ingredientes que contiene un determinado producto y seguidamente analizar la composición de estos ingredientes, posiblemente se encontrará una gran cantidad de azúcar añadido, así lo cree uno de los principales autores del estudio. Por otro lado, todos los pasos que se dan en los países industrializados deberían ser dados también en los países con economías medias y bajas, de lo contrario terminarán sufriendo las mismas consecuencias (ya las están experimentando).
Las empresas alimentarias deberían aumentar su grado de responsabilidad y ofrecer la misma formulación de un producto en cualquier país del mundo, además las nuevas reformulaciones que aplican en sus alimentos y bebidas para reducir el contenido de azúcar en los países desarrollados deberían aplicarse también en los países con regulaciones precarias y economías más deprimidas, algo que no ocurre hoy en día. A través de este artículo y una grabación de audio con explicaciones del profesor publicado en The Lancet Diabetes y Endocrinology, podréis conocer más detalles de esta investigación.
Foto | Logan Brumm Photography