Recientemente la OMS y la FAO han publicado un informe en el que analizan la seguridad de los alimentos de cultivo celular, se trata de una evaluación en la que se identifican los posibles peligros potenciales de estos nuevos alimentos, para así poder informar a las autoridades y agencias reguladoras interesadas, y en especial de países de ingresos medios y bajos, para que consideren introducir las acciones reguladoras oportunas.
El informe de la Organización Mundial de la Salud y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura es bastante completo, se informa sobre las tecnologías que se utilizan para la producción de los alimentos de cultivo celular, la documentación científica existente hasta la fecha, se habla de la necesidad de analizar en profundidad los ingredientes, materiales e insumos que se utilizan, los posibles alérgenos y los equipos específicos que se utilizan en la producción celular.
Del mismo modo que existen varios peligros asociados a los alimentos que se producen de forma convencional y se evitan mediante las regulaciones oportunas, se debe hacer lo propio con estos nuevos alimentos a base de células. Comentan que no es posible excluir la posibilidad de que existan nuevos peligros asociados a los alimentos de cultivo celular, por lo que esta evaluación es sólo un primer paso, ya que se necesitan nuevas investigaciones, intercambio de datos y evaluaciones, para identificar las similitudes y las diferencias existentes entre los alimentos convencionales y de cultivo celular.
En los últimos años hemos conocido varias empresas que se dedican a la investigación y producción de alimentos a base de células, en todos los casos presentan sus productos como adecuados para acabar con el maltrato animal, reducir de forma significativa el uso de recursos como la energía, la tierra o el agua, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero destacando su carácter más respetuoso con el medioambiente, la ausencia de hormonas, antibióticos y otros compuestos químicos que se pueden encontrar en la carne tradicional, etc. Pero en ningún caso se habla de posibles riesgos, y es que es algo que deben señalar las agencias pertinentes.
En el estudio se analizan también otras cuestiones como el uso de la terminología empleada, los principios de los procesos de producción, el panorama evolutivo de este segmento a nivel mundial, etc. Las agencias hacen especial hincapié en tener toda la información posible para poder informar a las agencias reguladoras de otros países y en última instancia a los consumidores, para que sean ellos los que decidan si quieren o no consumir los nuevos alimentos.
En la actualidad hay decenas de empresas que trabajan en la producción de alimentos a base de células, sea miel, carne, pescado y marisco, productos lácteos, leche, café, caviar… y utilizan un conjunto de terminologías que no están unificadas, aunque estas empresas trabajan en ello. Recordemos que hace unos años en Estados Unidos se optó por cambiar ‘carne de cultivo o de laboratorio’ por ‘carne a base de células’, pero lo cierto es que deben ser las agencias reguladoras las que determinen cuál debe ser la designación y presentación a los consumidores. A esto hay que sumar que se debate sobre si se pueden etiquetar los productos cárnicos a base de células como halal o kosher, algo que depende de las células y materiales utilizados.
El informe es parte de un contexto más amplio que tiene el cometido de alcanzar un sistema alimentario saludable y sostenible, y es que cuando se tratan nuevas tecnologías, como hace unos años los nanomateriales, es prioritario saber si los alimentos producidos son totalmente seguros, y más en estos tiempos en los que están evolucionando tecnologías y procesos de producción, lo que obliga a prestar especial atención a la seguridad y a su impacto en el medio ambiente.
En el informe se explica que existen diferentes procesos de fabricación según el alimento a base de células que se debe producir, aunque en todos los casos y a nivel general existen pasos fundamentales, el primero comprendería selección, aislamiento, preparación y almacenamiento de células, el segundo proliferación celular y posible diferenciación celular durante la producción de la biomasa, el tercero es la extracción tejidos o células, y el cuarto y último el procesamiento y la formulación de productos alimenticios. En todos los pasos existen riesgos asociados y deben ser perfectamente identificados y regulados para la mitigación de riesgos.
Mientras que países como Singapur han aprobado por regulación alimentos de cultivo celular como la carne de pollo, otros como Italia, han vetado completamente estos nuevos alimentos, por ello es necesario analizar estos nuevos alimentos, ya que con ello se obtienen respuestas y los países podrán tomar decisiones informadas y no basadas en los intereses económicos o en la falta de conocimiento.
A través de este Pdf publicado por la OMS, podréis conocer el estudio y sacar vuestras propias conclusiones.