Hace un par de días la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) publicó en su web las nuevas Guías Alimentarias para la población española, fechadas en diciembre de 2016, y con ellas la ‘nueva’ pirámide de la alimentación saludable, con fecha de 2015. La SENC lo presenta como el informe técnico «Guías alimentarias para la población española (SENC, diciembre 2016); la nueva pirámide de la alimentación saludable». Así que en estos días se está volviendo a hablar de la nueva pirámide nutricional del SENC y destacando algunas de las diferencias con su predecesora.
Quizá esta pirámide debería actualizarse más a menudo, en el caso de que haya quien siga sus consejos (que seguramente los hay), pues no todos los que se ofrecen son lo mejor para el consumidor o puede haber confusión en su interpretación. El objetivo de esta ilustración es ser una herramienta de educación nutricional y de promoción de la salud para intentar prevenir factores de riesgo asociados a enfermedades crónico-degenerativas, y está dirigida tanto a los profesionales de la salud como a la población en general. El caso es que aseguran que se basan en la evidencia científica, pero a veces hacen dudar. En cualquier caso, hay que destacar que ha habido cambios sustanciales en la ‘nueva pirámide de la alimentación saludable’. Es fácil conocer la opinión de muchos profesionales de la salud, nutricionistas, dietistas, etc., gracias a las publicaciones que realizan en sus blogs o en sus redes sociales, y el médico de cabecera también os puede decir qué le parece y cuál es su recomendación. Lo difícil es saber a quién creer.
Hay profesionales de la salud acomodados que se ciñen a la información obtenida en su formación años ha, y aunque tal vez en ese momento estaba avalada científicamente, ha prescrito porque se han realizado nuevas investigaciones que han arrojado nuevas conclusiones. Siempre ponemos el ejemplo del huevo, que estaba etiquetado como un alimento que provocaba el aumento del colesterol malo, entre otras cosas, y a día de hoy se sabe que es uno de los mejores alimentos que podemos incluir en nuestra dieta. También hay que tener en cuenta que la mayor parte de los estudios científicos que se realizan están financiados por grupos de interés, recordemos lo sucedido con el azúcar (podéis leerlo de nuevo aquí), el que ahora es, junto al aceite de palma, el mayor veneno que podemos ingerir, y se está levantando una guerra contra ellos que se debería controlar para empezar a ganar las pequeñas batallas.
Hablando del azúcar, en la pirámide nutricional del SENC vemos el azúcar de mesa y además bollería, pastelería y caramelos, entre otras cosas, que está en lo más alto, lo que significa que son productos de consumo opcional, ocasional y moderado, mientras que en la pirámide de la alimentación saludable de australiana creada por Nutrition Australia, organización no gubernamental, sin fines de lucrativos, además de tener una clasificación diferente de la importancia de los alimentos, recomienda limitar la adición de azúcar y sal.
Podéis ver la foto de esta pirámide (2015) a continuación, y aunque en ella se pueda leer ‘limitar el azúcar y la sal añadida’, lo que quieren decir (en su web, enlace arriba) es que no se añada ni sal ni azúcar cuando se cocina o a la comida, y además evitar los productos alimentarios y bebidas que tengan azúcares y sal añadida, la razón es obvia, ‘ya se consume demasiada sal y azúcares añadidos, y esto está vinculado a un mayor riesgo de enfermedades, tales como las enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer’. Y esta recomendación es buena para los australianos y también para los españoles, para cualquier habitante del planeta.
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Otra de las diferencias de una y otra pirámide es que en la australiana, como base de la alimentación se recomiendan las verduras, las legumbres y las frutas, y en la española siguen apareciendo los cereales, junto a las patatas, las castañas y las legumbres. Indican que la cantidad debe ir a razón del grado de actividad física, por lo tanto, en una sociedad tan sedentaria como la nuestra, claramente debe consumirse poca cantidad.
Lo cierto es que desinforman, o viéndolo de forma positiva, motivan a que el individuo busque más información para saber cuántas veces al día y en qué cantidad debe consumir cereales y demás. Pero simplemente el hecho de que aparezca en la parte más baja de la pirámide puede hacer creer al consumidor que debe incluirlos en todas las comidas, pues en los siguientes escalones es cuando ya indica cantidades recomendadas por día. Y en cuanto a lo mencionado sobre provocar que el consumidor busque información, tomadlo como una ironía, pues sí lo hace, pero una inmensa minoría.
La nueva pirámide nutricional sigue teniendo errores (y la australiana también los puede tener, por supuesto, porque ese aceite de oliva virgen extra, en lo más alto de la pirámide… sólo lo entendemos si es así por la cantidad, pero ya sabéis que las grasas saludables deben formar parte de nuestra alimentación). ¿Tendrán en cuenta estudios como el que concluyó que siete raciones de frutas y verduras al día eran mejor que cinco?, ¿y que la OMS considera la carne roja procesada como un alimento cancerígeno?, ¿y que las bebidas alcohólicas no aportan beneficios a la salud aunque salgan de la uva o de la cebada, el trigo…? De hecho, según Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo y uno de los autores del documento, se incluyen las bebidas alcohólicas fermentadas en la pirámide porque “es un aspecto importante de la gastronomía en un país donde el cultivo de la vid tiene mucha importancia”, pero la primera premisa es que no debe consumirse, aunque se da un consumo de forma tradicional en el marco de la Dieta Mediterránea. Pues esto es dar un puntapié a la dieta reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, cuando en realidad, tanto no se consumirá si se habla, entre otras cosas, de que somos los principales productores de vino, pero no los principales consumidores.
También merecen mención los dos extremos de la pirámide, en la parte más baja, como algo realmente imprescindible, aparecen recomendaciones como mantener estilos de vida saludable, realizar una actividad física diaria mínima de 60 minutos de duración, caminar unos 10.000 pasos, por ejemplo, tener equilibrio emocional, mantener un balance energético, elaborar las comidas con técnicas culinarias saludables y beber entre cuatro y seis vasos de agua al día. Puede estar bien, pero, ¿y lo que corona la pirámide?
En una bandera ondeante aparecen los suplementos nutricionales y/o farmacológicos, indicando que deben establecerse pautas individualizadas y realizadas por un médico o profesional de la salud, pero, ¿en qué quedamos? De acuerdo que puede haber personas con necesidades especiales, y esas necesidades se pueden cubrir con ciertos suplementos, pero si los autores de la pirámide y de las guías dicen que son para la población sana, ¿por qué va a haber que tomar suplementación si, en teoría, con la alimentación se pueden cubrir todas las necesidades nutricionales? Y nos surgen algunas preguntas más, así que próximamente continuaremos con este tema, mientras tanto, nos gustaría conocer vuestra opinión.