La semana pasada se dio a conocer el primer borrador del ‘Documento de Consenso sobre la Calidad de las Grasas’ elaborado por 40 médicos de 25 países en el marco del VI Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA) celebrado en Córdoba bajo el amparo de la Union of Nutritional Sciences (IUNS). Una de las cosas que más han querido remarcar es la necesidad del consumo de grasas saludables para el organismo, desmitificando que éstas engordan.
Sucede como con casi cualquier otro alimento, se puede comer de todo en cantidades moderadas, y necesitamos comer de todo para el equilibrio funcional y saludable de nuestro organismo. La necesidad del consumo de grasas saludables se basa en las funciones metabólicas esenciales y su papel en los elementos estructurales, son una fuente de ácidos grasos esenciales.
Los profesionales médicos están trabajando en la realización de un documento que ofrezca recomendaciones generales sobre las necesidades de la ingesta de grasas en la dieta, siendo el alimento más valorado, como todos sabemos, el aceite de oliva. Mencionan también la margarina, aunque personalmente no somos muy amigos de este producto por la deficiente calidad y los negativos procesos de elaboración de algunos fabricantes, pero este es otro tema a tratar.
Durante la presentación de este borrador, el doctor Xavier Pintó del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Bellvitge (Barcelona) señaló que la población consume muchas más grasas saturadas que grasas esenciales, la dieta está desequilibrada en la mayoría de los individuos.
Recordemos que los ácidos grasos esenciales sólo los podemos recibir a través de la alimentación, ya que el organismo no los puede fabricar. Así, en nuestra dieta no pueden faltar los alimentos que contengan Omega 3 (ácidos linoléicos) y Omega 6 (ácidos linolénicos y araquidónicos).
Las grasas deben aportar aproximadamente un 30-35% de la energía diaria, constituidas por menos de un 10% de grasas saturadas, entre un 6 y un 10% de grasas poliinsaturadas, las grasas trans no deberían superar el 1% y el resto debería complementarse con grasas monoinsaturadas.
Los especialistas nos indican la sencillez a la hora de modificar la dieta para equilibrar el consumo de grasas, por ejemplo, sustituyendo los lácteos grasos por semidesnatados o desnatados, las grasas animales por grasas vegetales (pero recordemos que los aceites y grasas vegetales no siempre son saludables), las carnes más grasas por carnes magras, etc.
Sobre la necesidad de consumir grasas saludables para el organismo no viene fomentada sólo porque se consumen más grasas saturadas que grasas esenciales, sino porque muchas personas han eliminado el consumo de cualquier tipo de grasa para perder peso, lo que obviamente es un error, pues el déficit de ácidos grasos esenciales puede provocar muchas y muy graves enfermedades.
Algo que resulta también muy necesario es el compromiso y colaboración de la industria de la alimentación y expertos en nutrición y salud para facilitar a los consumidores productos más saludables y en su defecto, con la información apropiada, tema que también fue transcendente en el congreso. No se puede obviar que la comodidad que proporcionan los alimentos preparados desequilibrados nutricionalmente, han provocado el aumento de problemas de salud en la población.