El sector de la cerveza artesana ha crecido de forma significativa en los últimos años, algunos países de referencia que se pueden citar son el Reino Unido, donde, según los datos del año pasado, se abrieron 10 nuevas fábricas de cerveza artesana cada semana, consolidando aún más el título de ser el que tiene más fábricas de cerveza per cápita de todo el mundo. Otro ejemplo es Estados Unidos, país en el que existen más de 5.300 pequeñas empresas cerveceras independientes y donde el sector ha crecido notablemente durante varios años, aunque se ha ralentizado en los dos últimos años.
El caso es que hoy conocemos un informe elaborado por la consultora Nielsen hablando precisamente del mercado de la cerveza artesana de Estados Unidos, en él se concluye que la mayoría de los consumidores juzgan una cerveza artesana por su etiqueta, siendo el envase y el etiquetado dos factores de peso que influyen en la elección de los compradores. Existe tal oferta de cerveza artesana que hasta un 66% de los consumidores aseguran que están muy predispuestos a adquirir una cerveza cuyo envase y etiquetado sean especialmente atractivos y llamativos.
Hasta un 70% de los consumidores toman su decisión en el momento en el que se encuentran frente a la estantería en la que se exponen las cervezas, lo que delata que es muy importante invertir en la presentación del producto para lograr incrementar las ventas. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, todo influye en la percepción de la calidad del producto, por lo que es posible que se valore menos una cerveza artesana con un gran sabor y una presentación poco acertada, que una cerveza con peores cualidades organolépticas pero con un embalaje original capaz de captar la atención de los consumidores.
El estudio pone de manifiesto que un 71% de los consumidores de cerveza artesanal prefieren probar nuevas marcas y utilizan como referencia el diseño con el que se presentan. Segmentando por sexo, a los hombres les llama más la atención el etiquetado y a las mujeres el diseño de la botella. Los responsables del estudio han evaluado características como el logo o nombre de la marca, el esquema de colores utilizados en la etiqueta y el diseño del botellón. De todos los parámetros analizados, el que más capta la atención (43%) es la caja de presentación cuando se ofrece en packs, en segundo lugar se valora la información sobre el lugar de producción (43%). Queda relegado al último lugar el color del envase, algo curioso teniendo en cuenta que en otros productos, como por ejemplo el chocolate, el color puede ser determinante en la percepción de la calidad y el aspecto saludable.
Según los resultados, las etiquetas llamativas ejercen una gran influencia, siendo determinantes en las compras, ilustraciones, gráficos inusuales y logotipos llamativos superan a las declaraciones y reclamaciones de las etiquetas, en las que se habla de la elaboración de la cerveza, su trayectoria, etc. Por tanto, en el segmento de la cerveza artesanal, el diseño y formato en el que se presenta la bebida es clave en el volumen de ventas, pero esto no es algo que se consiga con facilidad, según algunos expertos, dar con el packaging adecuado y perfeccionarlo, podría llevar incluso años. A la hora de probar las cervezas no deberíamos fijarnos en el aspecto externo, ya que lo que realmente cuenta es el sabor, pero evidentemente, se necesita una referencia para poder valorar y realizar la elección, si no se prueban las cervezas, o bien seguimos una recomendación de un amigo, o bien nos guiamos por el diseño asociándolo al sabor.
La consultora comenta que al mercado de la cerveza artesana se suman cada vez más referencias, con tanta variedad y competencia en los comercios, es muy importante hacerse notar para poder decantar la decisión de compra. Esto ocurre en cualquier país, si se desconocen las marcas, los aspectos visuales ganan mucho peso. Podéis conocer todos los detalles del informe a través de este artículo publicado en la página web de Nielsen.
Foto | Domaine Hudson
1 comentarios
Yo creo que esto es extrapolable a cualquier producto e incluso ámbito social simplemente por definición. El primer contacto con una producto, servicio, persona, es su imagen ya que no hay forma de conocer nada más hasta que tomas contacto.
Esto obliga a decidir, sin otra base que esa imagen, sin saber lo que vas a encontrar mas allá de suponer que una buena imagen es sinónimo de un buen producto. A veces es así, a veces no.
Si la empresa ha gastado su tiempo en mejorar la imagen en lugar del producto será un problema, si ha hecho al revés también lo será porque una mala imagen no da opción a continuar. Lo ideal por supuesto es que se opte por un equilibrio pero así son las cosas y es complicado tratándose además de cuestiones subjetivas y variables en el tiempo.