Según la Food Safety and Standards Authority of India (Agencia de Seguridad y Estándares Alimentarios de la India), la mayoría de la leche y los productos lácteos de la India están adulterados con todo tipo de productos, en algunos casos de forma intencionada y en otros de forma no intencionada, entre otros, incorporan detergentes, sosa cáustica, pintura blanca, aceite refinado o glucosa. Se apunta que el 68’7% de los productos no cumple con las normas y estándares establecidos por la agencia del país.
Dentro de este porcentaje, se considera que el 89’2% de los productos están adulterados de un modo u otro, señalando que los casos de fraude son especialmente significativos en el norte del país. Años atrás se llevó a cabo un estudio para conocer la situación de la producción de leche y elaboración de productos lácteos, se descubrió que debido a la falta de higiene y saneamiento en el envasado, se encontraron restos de detergentes procedentes de su limpieza. Ahora se suma la presencia de otros contaminantes que sólo pueden llegar a los productos por ser utilizados deliberadamente para aumentar el volumen, conservar la leche durante más tiempo, etc.
Algunos adulterantes son peligrosos para los seres humanos y pueden causar daños irreversibles en algunos órganos, de hecho, recientemente la OMS (Organización Mundial de la Salud) emitió un aviso al Gobierno de la India, advirtiendo que era necesario poner fin a la adulteración, ya que existía el riesgo de que el 87% de los consumidores de leche y productos lácteos sufrieran graves problemas de salud, como cáncer, para el año 2025.
Claro, que este no es el único problema detectado, se puede citar el abuso de los pesticidas en alimentos vegetales como el trigo, cuyo contenido en estos productos fitosanitarios hace que este alimento se convierta en peligroso para los seres humanos. También podríamos citar el abuso de antibióticos en la avicultura del país, de hecho, la India se considera el epicentro de la crisis mundial de la resistencia a los antibióticos, algo de lo que hablábamos aquí.
Ante la abrumadora situación de inseguridad alimentaria, se ha planteado reforzar más las normas de seguridad alimentaria y se ha creado un comité para investigar en profundidad las irregularidades con el propósito de poner en marcha regulaciones y otros procedimientos que pongan fin al elevado grado de inseguridad alimentaria existente en la India. La FSSAI, de momento, ya ha recomendado que se impongan castigos severos a quienes cometen los fraudes, penas de cárcel que van desde los siete años a la cadena perpetua, así como cuantiosas multas. También ha preparado un centenar de enmiendas en la legislación sobre las normas y seguridad alimentaria, además de otras propuestas que tienen la finalidad de formar a las autoridades estatales en materia de seguridad alimentaria, porque parece que otro problema es la falta de formación, lo que supone un coladero para las adulteraciones.
Parece ser que es de dominio público que la leche y otros productos lácteos se adulteran desde hace tiempo, pero no se entiende que se haya tardado tanto en actuar, ya que se trata de un caso de fraude alimentario de enormes proporciones. Para evitar la adulteración de los productos alimenticios, en 2006 se había aprobado la Ley de Seguridad Alimentaria, cuyo reglamento se dio a conocer en 2011. Según la reglamentación, la venta de productos falsificados y adulterados, así como la publicidad engañosa, se sancionaba con multas cuyo importe variaba dependiendo de la gravedad, pero parece que no ha servido de mucho.
La India se encuentra en segundo lugar en el ranking de la producción de leche de vaca y es el primer productor del mundo en leche de búfala, según datos del año 2015. Teniendo en cuenta que más del 60% de la leche está contaminada debido a las malas prácticas en la cadena de suministro, y que se exportan leche y productos lácteos a otros países, las consecuencias del fraude pueden ser significativas. En cuanto al consumo a nivel nacional, la media se establece en 480 gramos de leche por persona al día y se espera que se incremente hasta los 800 gramos en los próximos 50 años, obviamente, hay que garantizar la seguridad de los productos y la FSSAI se ha propuesto alcanzar esta meta, aunque, como hemos comentado, ha tardado en reaccionar.
El grado de adulteración es tan elevado que, según explican aquí, la FSSAI ha desarrollado un kit para detectar la adulteración con una prueba rápida a fin de permitir a los ciudadanos detectar adulterantes de alimentos por sí mismos, pero esto es un parche y no una solución efectiva. Es de suponer que a raíz de este problema las exportaciones de leche y productos lácteos caerán, aunque desde la FSSAI se asegura que el problema se detecta principalmente en el mercado nacional. Ya veremos si es verdad, seguramente no tardaremos en conocer nuevas noticias sobre el tema.
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