La legislación rusa es muy exigente con el nivel de contaminantes presentes en los alimentos vegetales, de hecho, los niveles de los distintos residuos tóxicos que pueden incorporar algunas frutas, verduras u hortalizas, como pueden ser los pesticidas, dioxinas, nitratos, metales pesados, etc., son inferiores a los que se exigen en la Unión Europea.
Esta es una de las principales razones por las que los alimentos vegetales que se producen en la Unión Europea no serían aceptados en Rusia. En la UE hay una normativa que obliga a todos los agricultores a que sus productos no superen los índices de residuos establecidos, suponemos que muchos de estos alimentos estarán rozando dichos límites dada la intensa utilización de pesticidas, abonos y demás productos para obtener cosechas rentables.
Sin ir más lejos, a través de una noticia publicada en Última hora, conocíamos que cuatro de cada cinco agricultores de Menorca abusaban de los fertilizantes en la producción de alimentos, una tónica que creemos dominante en el resto de Europa.
Ahora, a fin de aumentar la relación comercial con Rusia, se acaba de firmar un acuerdo para que los niveles de los residuos mencionados sean valorados por ambas partes en conjunto y establecer nuevos criterios. Se puede deducir que la intención de la Unión Europea sea la de aumentar los niveles que hasta ahora exige Rusia y para ello, nada mejor que una reunión científica que muestre que los niveles que se barajan en la UE no son, por el momento, peligrosos para la salud humana.
Sería interesante adoptar el modelo ruso, entendemos que puede ser más respetuoso con el organismo humano y con el medio ambiente, pero son valores que no se ajustarían a la productividad europea y por tanto no resultarían rentables. ¿Terminará Rusia aceptando los valores europeos?