El consumo de leche de vaca en Estados Unidos ha ido disminuyendo desde mediados de la década de los años 70 en un 25% per cápita. Actualmente los estadounidenses consumen una media de un 37% menos de este tipo de leche, en comparación con los datos de consumo del año 1970, al menos así se desprende de este informe del USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos). Entonces, si toman menos leche de vaca, ¿que están consumiendo como alternativa? Según informan, la leche de almendra está sustituyendo a la leche de vaca.
Parece ser que se están decantando por las alternativas vegetales, como por ejemplo la leche de soja, de coco o de almendras, al menos así se concluye en un estudio elaborado por la consultora Nielsen. Según el informe, en los últimos cinco años se ha disparado la venta de leche de almendras, su crecimiento se ha establecido en un 250%. La industria lechera, dado que el consumo se reducía año tras año, ha ido bajando el precio de la leche de vaca, pero no ha servido de nada, ya que los consumidores no han sido tentados por el aspecto económico. Pero lo mismo ocurre con los derivados lácteos, se opta por el consumo de queso de soja y otras variedades vegetales, este segmento también ha experimentado un notable crecimiento.
Para algunos, la leche de vaca tiene los días contados, durante las últimas décadas ha reinado como una bebida que favorece la salud por su contenido en proteínas y calcio, pero a medida que los consumidores han sabido de que la leche no es la única fuente de calcio, y han recabado información acerca de los efectos negativos del consumo de productos lácteos para la salud y el medio ambiente, han empezado a sustituir la leche de vaca por la leche vegetal. Además, ya no tienen que preocuparse por el contenido en antibióticos, hormonas y otros componentes que no son deseados, en un vaso de leche de almendras no se encuentran estos elementos.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el uso de antibióticos como medida preventiva para evitar que los animales enfermen en las granjas está muy extendido en Estados Unidos. Esto supone un grave problema, ya que entre otras consecuencias no deseadas, los microorganismos patógenos generan resistencia a estos fármacos. Al respecto merece la pena retomar la lectura de este post en el que tratábamos un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, en el que se proporcionaban datos sobre las consecuencias del uso de antibióticos en animales sanos como medida preventiva.
Hablando de las vacas lecheras, a diferencia de otros animales que se crían principalmente por su carne, según la normativa actual, utilizar antibióticos como medida preventiva supone una violación de las normas de seguridad alimentaria, ya que los residuos de los fármacos aparecen inmediatamente en la leche. Se suelen realizar controles para detectar la presencia de seis de los antibióticos más utilizados por los ganaderos y cuando se detecta una muestra de leche positiva se rechaza y permanece almacenada. Sin embargo, los ganaderos han estado esquivando esta normativa utilizando determinados antibióticos que no se detectan en las pruebas y controles que se realizan, fármacos que no se deben utilizar con vacas lecheras, así se desprendía de este informe de la FDA (Food and Drug Administration).
Los consumidores ya no se tienen que preocupar del contenido de antibióticos, hormonas u otras sustancias en la leche de vaca, ¿por qué consumirla cuando existen otras alternativas saludables y respetuosas con el medio ambiente? Según el informe de Nielsen, el tipo de leche que ha adquirido protagonismo es la leche de almendra, aunque hay que decir que de momento representa sólo el 5% del mercado total de la leche, pero la tendencia augura grandes cambios a medio plazo, ya que cada vez es mayor la tendencia de consumir alimentos que favorezcan la salud, el bienestar y el medio ambiente, se buscan alimentos naturales, que no tengan colorantes, aditivos, fármacos u otras sustancias artificiales, algo que cumplen leches vegetales como la de almendra.
Las nuevas tendencias de alimentación más natural y saludable se aprecian claramente en las generaciones más jóvenes, el 40% de los encuestados de la denominada generación Z (personas nacidas después de la generación del milenio), tienen muy presente en su decisión de compra que los alimentos procedan de fuentes sostenibles. Le sigue con un 38% la generación del milenio, con un 34% la generación X, y con un 21% de los encuestados la llamada generación silenciosa, personas que nacieron entre la década de los años 20 y la década de los años 40. Es de suponer que las nuevas generaciones seguirán esta pauta, por lo que se puede decir que poco a poco el mercado de la leche de vaca ira disminuyendo.
Otro aspecto que destaca Nielsen y que está jugando en favor de la leche de almendras es la dieta, es decir, la alimentación que adoptan quienes no aceptan las hormonas presentes en la leche de soja o la lactosa, entre otras. La consultora concluye que a pesar del enorme crecimiento experimentado desde el 2011 al 2014 en el consumo de leche de almendras, el ritmo se frenó un poco el año pasado, pero esto es sólo un pequeño bache. Según los datos de la consultora, la venta de leche de almendras creció un 7,8% en 2015 con respecto al año 2014, en cambio, la leche de vaca experimentó una caída del 7%. Este es un patrón establecido en los años 2012 y 2013, las ventas de leche de almendras crecieron un 59,8% y un 50%, respectivamente, mientras que la leche de vaca sufrió una caída de un 0,7% y un 1,7% en esos años.
Teniendo en cuenta que los beneficios para la salud desempeñan cada vez más un papel importante en la decisión de compra, las leches vegetales tienen un futuro prometedor. Sería interesante conocer si ocurre lo mismo en nuestro país, dado que también crece el deseo de cuidar la salud y el medio ambiente comiendo alimentos saludables que se han producido de forma sostenible. Podéis conocer más detalles del estudio a través de este artículo publicado en la página oficial de Nielsen.
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