Según un estudio desarrollado por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York y del Langone Medical Centre de la ciudad, la información nutricional de la comida rápida no influye en la elección de los consumidores, la obligatoriedad de incluir la leyenda calórica en los menús fast food sirve de poco o nada, no se han cambiado los hábitos alimentarios, ni se ha reducido la ingesta de calorías. Recordemos que el fast food con leyenda calórica obligatoria fue aprobado en Nueva York en el año 2008, cinco años después el estudio realizado muestra que este tipo de medidas no tienen el efecto que se esperaba.
En esta normativa se obligaba a las cadenas de comida rápida con más de 15 franquicias a incluir la información nutricional, las cadenas con menos de 15 franquicias se libraban de tener que cumplirla. Esta medida pretendía animar a los consumidores a tomar decisiones más saludables, se creía que conocer el aporte nutricional ayudaría a controlar lo que comen. También se supuso que de este modo se obligaba a las grandes cadenas de comida rápida a mejorar sus menús reduciendo el aporte calórico. Del estudio se desprende que la población con menos poder adquisitivo es la que más ignora el contenido calórico de los menús de comida rápida, la investigación se centró en este segmento poblacional por el alto índice de obesidad, este problema afecta a un tercio de los estadounidenses con economías más deprimidas.
La información nutricional en los menús de comida es ignorada, los investigadores aseguran que la evidencia científica para apoyar el etiquetado es limitada, en realidad se sabe muy poco del impacto que tiene la inclusión de las leyendas calóricas de la comida rápida en los diferentes segmentos poblacionales, aunque con este estudio se logra determinar que la población que accede a los restaurantes de comida rápida y tienen ingresos más bajos, obvian esta información. La verdad es que es algo que no sorprende, si hay poco dinero y no puedes acceder a menús más saludables de otros restaurantes por ser más caros, es difícil creer que se esté valorando la información nutricional del fast food cuando lo que se trata es de llenar la barriga.
En este estudio reciente que se ha desarrollado en Filadelfia, los investigadores recabaron información de más de 2.000 consumidores con edades comprendidas entre los 18 y los 64 años de edad, que habían accedido a un McDonald’s o Burger King para comer o cenar antes de que se aplicase la normativa y posteriormente, cuando fue aplicada en febrero del año 2010, de este modo se podía hacer una comparativa sobre el cambio de hábitos de los consumidores. Se realizaron diferentes preguntas a los clientes, la frecuencia con la que acudían a comer a un fast food, si sabían que los menús incluían la información nutricional y si era así, si utilizaban esta información para configurar un menú que resultara menos calórico y más saludable.
Paralelamente se encargó realizar una encuesta telefónica aleatoria entre los habitantes de la ciudad de Filadelfia a una empresa especializada. Los encuestado se encontraban en el mismo segmento de edad que en el estudio, entre 18 y 64 años de edad. Se les preguntó si habían visitado y consumido un menú de algún establecimiento de comida rápida durante los últimos 3 meses, y si lo hicieron, con qué frecuencia acudían a comer a este tipo de establecimientos. Se les hicieron otras preguntas adicionales como la estatura que tenían o lo que pesaban.
Los datos muestran que un 39% de los encuestados se fijó que se incluían datos nutricionales en los menús que se ofrecían en McDonald’s, en el caso de Burger King la cifra se incrementaba hasta el 49%. Pero a pesar de conocer la existencia de la información con el contenido nutricional, se seguía eligiendo según gustos y preferencias. La inclusión de esta información tampoco provocó que descendiera el número de veces que los encuestados acudían a comer a estas cadenas de comida rápida, al menos en Filadelfia.
Como medida de control se procedió a realizar otras encuestas a los clientes de cadenas de comida rápida de Baltimore, ciudad del Estado de Maryland donde no existe obligatoriedad de incluir la leyenda con el contenido nutricional en los menús de fast food. Parece ser que no hubo diferencias, por lo que los investigadores concluyen que con este tipo de medidas no es suficiente para intentar cambiar los hábitos alimenticios de la población, recomiendan llevar a cabo otro tipo de medidas más contundentes, especialmente en aquellos lugares donde el índice de obesidad es más elevado.
En definitiva, la información nutricional en los menús de comida rápida no tiene apenas efecto a la hora de elegir lo que se quiere comer, nosotros ya augurábamos en el año 2008 que sería una medida poco eficaz, pocas son las personas que se dedican a leer estos contenidos nutricionales, a muchas no les importa en absoluto y otras se tapan los ojos voluntariamente, los datos no dejan lugar a dudas.
Podéis conocer más detalles de la investigación a través de este artículo de los Institutos Nacionales de la Salud.
Foto | Ciron810