Hace unos días os hablábamos de la iniciativa de Jamie Oliver de implantar un “impuesto de los refrescos” en sus restaurantes del Reino Unido, el chef tomaba esta medida con la intención de lanzar un mensaje de protesta al Gobierno de su país, por la reiterada negativa a gravar las bebidas azucaradas, una de las mayores fuentes de azúcar entre los niños de edad escolar y adolescentes.
Jamie Oliver ha decidido aumentar el precio de bebidas endulzadas y refrescos de su restaurante en 14 céntimos de euro, además invita al sector de la restauración a que siga su iniciativa, ya que el mensaje que se lanzaría al Gobierno sería contundente. Por otro lado, considera que el sector de la restauración tiene un gran potencial para llevar a cabo este tipo de medidas, además de enviar el mensaje de protesta al Gobierno, tiene la capacidad de instaurar un legado duradero que podría incluso ser secundado por restaurantes de todo el mundo. Pues bien, ahora la industria de la alimentación y las bebidas responde a Jamie Oliver, y lo hace de forma comedida sabiendo que la adopción de una postura negativa tendría malas consecuencias.
Los representantes de la industria alimentaria aglutinados en la FDF (Federación de Alimentos y Bebidas) comentan que aunque apoyan firmemente el compromiso del chef para mejorar la salud de la población, un impuesto de este tipo está abocado al fracaso, argumentan que en aquellos países donde se ha introducido no se ha demostrado que sean eficaces para que se produzca un cambio de dieta en la población a largo plazo. La FDF pone como ejemplo el rechazo a este tipo de impuestos en refrescos o grasas por parte de países como Bélgica y Dinamarca, recordemos que este último país abandono el impuesto de la grasa y además se canceló el proyecto de gravar los alimentos y bebidas dulces.
La Federación de Alimentos y Bebidas del Reino Unido cita también como ejemplo la introducción del impuesto de los refrescos en Francia en el año 2012, comenta que inicialmente la venta de refrescos y bebidas azucaradas cayó inicialmente, pero posteriormente han vuelto a incrementarse. Con estos ejemplos se pretende argumentar que no sirven de nada este tipo de impuestos. Pero también se puede citar el caso de México, en ese país se implantó a principios del año pasado un impuesto de los refrescos, y según un estudio sobre los resultados de esta medida durante el primer año, se ha reducido el consumo de este tipo de bebidas de forma significativa.
Ahora bien, es posible que en México ocurra lo mismo que ocurrió en Francia y que en el presente año el consumo vuelva a incrementarse, por lo que habrá que esperar a que se realice un nuevo estudio que muestre los últimos datos de consumo. La FDF comenta que quiere contar con la ayuda de Jamie Oliver para hacer que los millones de consumidores que comen en restaurantes y cafeterías del país tengan acceso a la información nutricional. Esta organización asegura que la información nutricional de los alimentos y bebidas está transformando la industria alimentaria y que con su ayuda, se podría transformar la industria de la restauración (en este caso se podría aplicar la frase “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”).
Lo cierto es que la respuesta de la Federación de Alimentos y Bebidas del Reino Unido parece que se va por las ramas, no se trata de ofrecer información nutricional, sino de reformular las bebidas para que contengan mucho menos azúcar, parece que consideran que con proporcionar la información ya están ayudando a un cambio de dieta y a estas alturas, este tipo de medidas resultan ineficaces. La FDF comenta que los productores alimentarios están proporcionando información nutricional en los envases de sus productos desde hace casi una década, además de ofrecer a los consumidores una comprensión clara de lo que están consumiendo (esto lo dudamos) y cómo encaja en su dieta, han comprobado que también anima a las empresas a cambiar la formulación para que el producto sea saludable, ya que los consumidores cada vez buscan opciones más saludables.
La verdad es que la información nutricional se ha ofrecido por ley, no ha sido una iniciativa altruista de la industria, el cambio de formulación es también el resultado de intentar evitar la caída de ventas, son muchos los que creen que es algo que no se ha realizado de forma desinteresada y en favor de los consumidores. La industria cita otras medidas como la de ofrecer una amplia variedad de formatos en porciones más pequeñas, lo que lleva a una reducción de calorías en alimentos y bebidas, algo que según consideran, puede contribuir de forma notable a mejorar la dieta de los consumidores.
Algunos expertos como el profesor Mike Rayner, presidente de Sustain (recordemos que Jamie Oliver donará lo recaudado con su impuesto a esta organización), considera que la iniciativa llevada a cabo por Jamie Oliver es un paso muy importante y con una gran visión de futuro, pero será más contundente cuando otros restaurantes se sumen a ella, ya que será una declaración en toda regla sobre la intención de cambiar la salud pública y la educación alimentaria.
Como decíamos, la respuesta de la industria de la alimentación y las bebidas ha sido muy comedida y se intenta llevar a su terreno a Jamie Oliver, seguro que el chef no tardará en contestar a la FDF. Podéis conocer el comunicado de la Federación de Alimentos y Bebidas a través de este artículo en su página web.
Foto | Jamie Oliver