Ayer nos hacíamos eco de un estudio desarrollado por expertos del Weizmann Institute of Science de Israel, en el que se pretendía responder a la pregunta ‘¿cuál es el verdadero coste medioambiental de los alimentos cárnicos?’. Los investigadores aseguraban que este estudio ha sido muy exhaustivo y ha tenido en cuenta varios parámetros a la hora de dar una imagen con múltiples perspectivas del coste ambiental derivado de los alimentos que se obtienen de los animales. La conclusión principal obtenida es que la carne vacuna es la que más degrada el medio ambiente, determinando que su coste medioambiental es hasta 10 veces mayor que el que causan otros alimentos de origen animal.
Los expertos explicaban en su estudio sobre el coste medioambiental de la carne, que el ganado vacuno necesita una media de 28 veces más de tierra, 11 veces más de agua de riego y es el responsable de hasta 5 veces más de la liberación de gases de efecto invernadero entre otras cosas. Pues bien, dado que el estudio sobre el coste medioambiental de la carne se centraba en la producción de Estados Unidos, era de esperar que la industria cárnica estadounidense se posicionara en contra y critique los resultados obtenidos en el estudio.
Kim Stackhouse-Lawson, directora de investigación de sostenibilidad en la NCBA (Asociación Nacional de Ganaderos), asegura que en el marco del programa Checkoff Beef se ha completado recientemente una de las mayores evaluaciones sobre la producción cárnica para el suministro de la cadena alimentaria, y los resultados muestran que la industria de la carne estadounidense sigue una línea de trabajo que persigue la máxima en términos de sostenibilidad medioambiental y social. Un dato que aporta este sector, entre el año 2005 y el año 2011, la industria estadounidense de la carne de vacuno ha mejorado en un 7% en lo que respecta a sostenibilidad ambiental y social. Sería interesante que aportaran los estudios y las cifras correspondientes, si no las declaraciones tienen poco fundamento.
Los representantes de esta industria explican que el estudio publicado en la revista científica PNAS es una burda simplificación de los complejos sistemas que forman la cadena de valor de la carne de vacuno, de hecho, aseguran que los propios autores de la investigación lo reconocen, algo en lo que no coincidimos, ya que se está intentando dar otra interpretación a conclusiones que sólo tienen una forma de verlo. La industria cárnica explica que las emisiones de gases de efecto invernadero que produce el ganado estadounidense es similar al que se producen en cualquier otro país, el estudio tiene como única finalidad confundir a los consumidores sobre el hecho de que la inclusión de la carne vacuna como parte de una dieta saludable, puede coexistir perfectamente con un medioambiente más saludable en Estados Unidos, tal y como se demuestra en una reciente evaluación sobre el ciclo de vida del ganado.
La industria de la carne vacuna argumenta que el sistema de pastos de secano que utilizan representa uno de los sistemas de producción ganadera más eficientes y sostenibles del mundo. Además ponen como ejemplo a Reino Unido, explican que el ganado se alimenta principalmente de hierba, un producto con el que no se alimentan las personas, dejando los alimentos que son nutritivos para la creciente población del planeta. Esto es bastante difícil de creer, sobre todo sabiendo que la mayoría de la soja y otros granos que se producen, se destinan a la elaboración de piensos para alimentar a todo tipo de ganado. De acuerdo que hay explotaciones sostenibles, pero representan un porcentaje insignificante.
Según leemos aquí, la industria ofrece datos sobre el consumo de agua, asegura que tiene muy poca confianza en el riego ya que se necesitan 67 litros de agua para producir un kilo de carne vacuna. Qué quieren decir, ¿que no utilizan apenas agua? A esto añaden los grandes beneficios de los rumiantes en el pastoreo para la gestión del entorno, el mantenimiento de la biodiversidad, etc. Consideran que la producción ganadera sufre críticas injustificadas, pero este tipo de respuestas eran de esperar. Son muchos los estudios que apuntan a la producción intensiva de ganado como parte responsable de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, otros estudios demuestran que consumen exceso de tierras, agua y alimentos que son aptos para los seres humanos, incluso un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que se deben hacer cambios importantes para poder alimentar a la creciente población del planeta, recomendando encarecidamente que se trabaje para reducir el consumo de carne y productos lácteos en el mundo.
Quizá la industria ganadera estadounidense no debería tener tanto temor, recordemos que en el estudio realizado por expertos del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad VU (Países Bajos) para conocer las estrategias más efectivas para reducir el consumo de carne, se puede deducir que es bastante complicado lograr cambiar los hábitos alimentarios, y eso que no se habla de eliminar el consumo de carne, sólo de reducirlo un poco.
La industria cárnica de Estados Unidos arremete contra el estudio sobre el coste medioambiental de la carne, pero las investigaciones y datos que aportan, son convenientes para su sector y no tienen la validez que pueden tener los datos aportados por estudios independientes que no tienen intereses en la industria de la carne de vacuno.
