Para entender la importancia que tienen Ucrania y Rusia para la agricultura mundial y cómo nos afecta la actual guerra en el marco de la producción alimentaria, es interesante conocer algunos datos relevantes, por ejemplo, que ambos países se encuentran entre los productores y exportadores más importantes de productos básicos agrícolas en el mundo, lo que hace que tengan un papel de liderazgo en la oferta de estos productos y de fertilizantes.
De hecho, el año pasado ambos países se encontraban entre los tres principales exportadores mundiales de colza, semillas de girasol, maíz, trigo y aceite de girasol. En el caso de los fertilizantes nitrogenados, Rusia es el principal exportador mundial, siendo además el segundo exportador de fertilizantes potásicos y el tercero de fertilizantes fosforados. Resulta que muchos países (incluidos aquellos de medios y bajos ingresos) dependen de estos productos que importan de Ucrania y Rusia para satisfacer las necesidades de consumo.
Antes de la invasión de Rusia a Ucrania, ya había problemas por los elevados precios internacionales de alimentos y fertilizantes, por lo que podemos imaginar cuánto se agrava la situación tras iniciarse el conflicto bélico, ya que las exportaciones de estos países se han paralizado y, además, en el caso de Ucrania, no se ha cultivado y difícilmente se retomará la producción a corto y medio plazo. La guerra ha provocado incertidumbre, pero también algunos problemas y otros los ha agravado, por ejemplo, en el caso de Rusia, hay muchas dificultades de venta fruto de las sanciones económicas que se han impuesto al país.
Hoy conocemos un informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) sobre la importancia que tienen ambos países para los mercados agrícolas mundiales, además, ha llevado a cabo simulaciones para medir los impactos potenciales de una reducción repentina y pronunciada de granos y semillas de girasol. Los expertos explican que los déficits generados por las exportaciones de estos países sólo se podrían compensar parcialmente dependiendo de la capacidad de otros países para aumentar sus producciones y exportaciones, algo que también podría verse limitado por el alto precio de los insumos y la producción.
Los analistas explican que la brecha de suministros a nivel global podría incrementar los precios de piensos y alimentos a nivel internacional entre un 8% y un 22%, por encima de sus niveles de referencia, que ya de por si eran elevados. Se cree que los problemas de suministro se mantendrán a pesar de que los países productores alternativos aumenten su producción, del mismo modo, los precios a nivel internacional serán elevados y se mantendrán muy por encima de los niveles de referencia.
Ucrania lo tiene muy complicado, el conflicto ha provocado muchos daños en las infraestructuras de transporte, almacenamiento y procesamiento, y a esto sumamos la imposibilidad de que los agricultores cosechen sus campos. Los interrogantes planteados en el informe también aluden a otras cuestiones, como la capacidad para el control de enfermedades de los animales, citando como ejemplo la peste porcina africana. En el caso de Rusia, la FAO comenta que no aparece una interrupción importante de los cultivos, pero existe incertidumbre sobre el impacto de las sanciones internacionales que se le han impuesto al país.
Se deduce que cualquier pérdida de los mercados de exportación podría reducir los ingresos de los agricultores, lo que afectaría negativamente a las futuras decisiones de siembra. Dichas sanciones económicas pueden interrumpir las importaciones de insumos agrícolas por parte de Rusia, sobre todo de productos fitosanitarios y semillas, productos de los que el país depende en gran medida. Por tanto, el resultado podría ser una reducción de cultivos, además de una menor rentabilidad y una reducción en la calidad.
El documento de la FAO determina que si el conflicto provoca una reducción repentina y prolongada de las exportaciones de alimentos por parte de Ucrania y Rusia, se ejercerá una presión adicional sobre el aumento de los precios internacionales de los productos básicos alimentarios, perjudicando especialmente a los países que son económicamente más vulnerables. Según los análisis y simulaciones de la FAO, en el marco de este escenario, se produciría un aumento de personas desnutridas sobre todo en las regiones de Asia-Pacífico, el África subsahariana, el Norte de África, etc. Cuanto más dure la guerra, mayor será el impacto y su prolongación en el tiempo.
En el informe de la FAO se ofrecen una serie de recomendaciones que tienen la finalidad de prevenir y limitar los efectos negativos del conflicto de Ucrania y Rusia en el sector alimentario y agrícola mundial, a fin de intentar mantener abierto el comercio internacional de alimentos y fertilizantes y satisfacer la demanda en el mundo. Lo cierto es que algunas recomendaciones serán complicadas de ejecutar debido a los intereses políticos y económicos, una cosa es lo que debería ser, y otra la realidad.
Os recomendamos acceder a este documento (Pdf) de la FAO para conocer más detalles sobre el análisis y las simulaciones a fin de tener una idea sobre los problemas que afectan a la seguridad alimentaria resultantes de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Foto 1 | Sue Reynolds
Foto 2 | Nazareth College