Un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Alimentos de Dinamarca (DTU) está trabajando en el desarrollo de una nueva fuente de proteínas alimentarias a partir de la hierba, asegurando que se podría convertir en un futuro en una alternativa a las proteínas de la carne capaz de satisfacer las necesidades alimentarias de la creciente población mundial. Los expertos comentan que se necesitan métodos alternativos y mejores para producir proteínas, cuyo impacto ambiental sea reducido, y en este sentido, la hierba se presenta como un buen candidato.
No es algo descabellado, sobre todo habiendo conocido otros métodos para producir proteínas como Solein, una proteína desarrollada por la empresa finlandesa Solar Foods, que se elabora a partir de agua dióxido de carbono y electricidad. Lo cierto es que ya hace algún tiempo que investigadores de la Universidad de Aarhus y del Instituto Nacional de Alimentos de la Universidad Técnica de Dinamarca, trabajan en el desarrollo de este tipo de alternativas alimentarias a partir de la hierba, los insectos, etc., y han logrado realizar grandes avances.
Los investigadores del Instituto Nacional de Alimentos de Dinamarca y del AU Foulum (Universidad de Aarhus) han desarrollado un nuevo método que permite convertir la hierba en un ingrediente comestible, cuya composición en aminoácidos es tan buena como la que ofrecen alimentos como el huevo o la soja, pero con la diferencia de que tiene un impacto significativamente menor en el medio ambiente, por lo que creen que tendrá una buena aceptación, en especial, entre los más jóvenes.
Parece ser que ya se han desarrollado unas barritas de proteínas que contienen un 10% de proteína de hierba, aseguran que a los consumidores no les desagradará gracias a que el sabor de la hierba se puede camuflar mediante el uso de ingredientes como la miel, el regaliz, el jengibre, etc. Pero no se hace referencia a pruebas de cata y sabor, ni se habla de la posible aceptación que puedan tener los nuevos alimentos que integren proteínas obtenidas de la hierba. Da la impresión de que estas nuevas proteínas tendrán mejor aceptación que las obtenidas a partir de los insectos, recordemos que la proteína de insectos se asocia al “factor asco”, que provoca automáticamente el rechazo del alimento, experimentando una sensación de repulsión por parte del consumidor.
El siguiente paso es garantizar que la hierba o el pasto son seguros en la alimentación humana, y que la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) apruebe su uso como proteína alimentaria, hay que decir que también se trabaja para eliminar todas las sustancias amargas que están presentes en la nueva proteína, así como en la eliminación de cualquier otra sustancia no deseada, como pueden ser toxinas o alérgenos. El proyecto que se desarrollará a lo largo de dos años y medio, se denomina InnoGrass y cuenta con una subvención de más de medio millón de euros otorgada por el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentación de Dinamarca.
Los investigadores creen que las proteínas de la hierba podrán competir con proteínas económicas como las obtenidas de la soja. El objetivo es que la nueva proteína sea barata, funcional y sabrosa, los expertos consideran que existe un futuro mercado muy prometedor y especialmente, como hemos comentado, entre los más jóvenes, ya que son más conscientes y están más interesados en consumir alimentos que sean sostenibles y protejan el medioambiente.
Podréis conocer más detalles del trabajo a través de este enlace (Pdf), y en este artículo titulado “Comer hierba no es sólo para rumiantes” publicado en la página web DTU.
Foto 2 | Petre Birlea