En el documental La guerra de los cultivos transgénicos (IV) podemos conocer cómo actúa Monsanto, una de las compañías biotecnológicas más importantes del mundo. En esta parte del documental se expone el caso de la denominada policía de Monsanto o policías genéticos, personal contratado por esta empresa (policías retirados) que se encarga de supervisar que los agricultores no cultiven transgénicos sin la previa licencia.
En La guerra de los cultivos transgénicos (III) se nos mostraban diversos estudios que indicaban que la contaminación transgénica era un hecho, los investigadores recogieron muestras de aire con avionetas encontrando polen transgénico a una altura de mil metros, lo que muestra las largas distancias lineales que podría viajar el polen gracias al aire. Todo lo contrario a lo que aseguraba Monsanto años atrás. Esta empresa introdujo la colza transgénica en Canadá en 1996 asegurando a los agricultores que no existía ningún tipo de peligro y garantizando que no se dispersaría por polinización cruzada. Sin embargo, un par de años más tarde, cuando ya se realizaron extensos cultivos de colza transgénica, los agricultores pudieron comprobar que la empresa les había engañado.
La contaminación transgénica se había producido y era imposible de controlar, el aire, los pájaros, las abejas o incluso los camiones que trasportaban las semillas de colza transgénica, tuvieron mucho que ver en ello, al final hasta un 65% de los agricultores canadienses manifestaban que en sus campos había aparecido colza transgénica. Quienes plantaban colza tradicional y se mantenían al margen de los cultivos transgénicos se encontraban con el problema de que sus cultivos estaban infectados de colza transgénica. En este momento sería interesante dar un vistazo al post Alimentos transgénicos en España, consecuencias reales. En él podemos conocer el testimonio de algunos productores españoles que han sufrido la contaminación transgénica en sus campos con el Maíz Mon810.
La colza transgénica estaba en las plantaciones tradicionales y los agricultores lo descubrieron al rociar con herbicida los márgenes y caminos de sus cultivos, las plantas de colza que podían encontrarse en estos lugares no sucumbían ante la acción de los productos químicos, una prueba evidente de que la colza transgénica se había introducido en el lugar. Los OMG son propiedad de la empresa que los desarrolla sea cual sea el sitio en el que se encuentren y sea cual sea el modo en el llegaron, el hecho de que se encontrará colza transgénica en los cultivos tradicionales acarreó diversos problemas a los agricultores.
Hablamos del caso de Percy Schmeiser (foto), un agricultor canadiense que cultivaba colza tradicional y que se encontró en sus campos plantas de colza transgénicas cuyas semillas llegaron allí a través de los agentes que antes hemos mencionado. Un día este agricultor encontró en sus terrenos de cultivo a uno de los denominados policías genéticos o policías de Monsanto, supuestamente estaba recogiendo muestras de colza y la finalidad de ello era constatar de qué tipo de colza se trataba, como hemos dicho antes, los OMG son propiedad de la empresa que los desarrolla y esta policía privada se encarga de garantizar que la propiedad de Monsanto no es utilizada por los agricultores que no la han comprado.
La policía de Monsanto es muy conocida en Canadá, sobre todo porque hacen concienzudas inspecciones de los campos de cultivo. El problema llega cuando un cultivo tradicional contiene plantas transgénicas, da igual cómo han llegado las semillas al campo, los perjuicios para el agricultor son graves, un juicio, una elevada multa y finalmente la pérdida de la cosecha, ya que termina siendo requisada. Monsanto impone su ley y la colza transgénica se encuentra en todas partes, dejar que crezca sin haber comprado ni sembrado las semillas es violar la patente de Monsanto y correr el riesgo de una multa, incluso si crece en el jardín de una casa y sus dueños no saben qué tipo de planta es.
En 1998 Percy Schmeiser recibió una citación judicial de Monsanto poco tiempo después de que la policía genética inspeccionara sus campos, Monsanto exigía toda la producción, el pago de una indemnización y una multa por los perjuicios que supuestamente Percy Schmeiser había ocasionado al gigante biotecnológico. El agricultor se sorprendió y no es para menos, una sola semilla de colza transgénica que se encuentre en un cultivo tradicional basta para que Monsanto ejerza su derecho de propiedad con las consecuencias que antes hemos mencionado. En el post Semillas transgénicas, sus problemas y consecuencias, se completa un poco más la información relacionada con la patente biotecnológica, se trata de otro documental del canal Odisea en el que también aparece el agricultor canadiense.
Percy Schmeiser compareció ante el tribunal, un veredicto favorable a Monsanto sentaría un precedente sin igual con los productos transgénicos y le proporcionaría un control absoluto a la empresa biotecnológica, pero de esto hablaremos en la siguiente entrega de La guerra de los cultivos transgénicos.
Poco a poco desvelamos una realidad distinta a la que nos han mostrado las compañías biotecnológicas…
Otros capítulos:
La guerra de los cultivos transgénicos (I)
La guerra de los cultivos transgénicos (II)
La guerra de los cultivos transgénicos (III)
La guerra de los cultivos transgénicos (V)