En La guerra de los cultivos transgénicos (III) Gilles Eric Seralini, profesor de Biología Molecular y experto en organismos modificados genéticamente del Gobierno francés y de la Unión Europea, intenta comprender por qué los animales que se alimentan exclusivamente de alimentos transgénicos enferman. Recordemos que en La guerra de los cultivos transgénicos (I) conocíamos el caso del maíz transgénico BT 176 y de su supuesta implicación en la enfermedad y muerte de las vacas de una granja alemana que habían sido alimentadas exclusivamente con BT 176.
Los animales enferman al alimentarse exclusivamente de transgénicos, esto es algo que es necesario investigar a conciencia y más cuando son parte de la alimentación humana. En La guerra de los cultivos transgénicos (II) podíamos conocer que la leche producida por vacas que se alimentan de transgénicos, contiene restos de elementos transgénicos en cantidades insignificantes que pasan al organismo humano y de los que se desconocen sus efectos a largo plazo al no existir los estudios oportunos.
Gilles Eric Seralini nos muestra algunos experimentos reveladores en su laboratorio, coloca células humanas con el herbicida denominado Roundup cuyo principio activo es el glifosato, uno de los productos más utilizados en todo el mundo y sobre todo aplicado en los cultivos transgénicos. Las pruebas muestran que las células humanas mueren a pesar de que la concentración de este herbicida es muy reducida, al parecer este producto afecta especialmente en células vivas originadas por la síntesis de hormonas sexuales. Este dato respalda la investigación realizada por expertos de la Universidad de Viena en la que se demostraba que la variedad de maíz transgénico NK 603 x MON 810 provocaba infertilidad, de ello hablábamos en el post los alimentos transgénicos pueden provocar infertilidad.
El investigador advierte sobre este hecho, las hormonas sexuales afectadas están implicadas, entre otros, con el cáncer de mama o diversas deformaciones congénitas de los órganos sexuales. Un producto que provoca esta reacción en las células humanas debería ser totalmente prohibido, aunque en cantidades insignificantes, puede pasar al organismo humano a través de la alimentación y así se mostraba en los análisis de la leche producida por las vacas que se alimentaban con maíz transgénico.
Además hay que nombrar la peligrosidad del glifosato en el medio ambiente, no sólo acaba con las incomodas hierbas de los cultivos transgénicos, su radio de acción se extiende hasta la esterilización del terreno donde se ha aplicado acabando incluso con los insectos. Resulta curioso y sorprendente comprobar cómo Gilles Eric Seralini, científico que reconoció su silencio comprado por las multinacionales de la biotecnología a fin de evitar las críticas sobre la modificación genética de los alimentos, ha cambiado su posición dando a conocer los verdaderos efectos y consecuencias de este tipo de alimentos modificados genéticamente.
El investigador indica que estos descubrimientos sobre los efectos en las células humanas, muestran la necesidad imperiosa de realizar estudios más exhaustivos que determinen las verdaderas consecuencias de los productos transgénicos en los seres humanos a largo plazo. No es posible que se realicen estudios en los que un solo mes de trabajo sea suficiente para certificar la salubridad de uno de estos alimentos, véase lo ocurrido con las vacas que se alimentaron con el maíz transgénico BT 176.
Las prisas por comenzar a rentabilizar los productos transgénicos desarrollados impide la elaboración de estudios que muestren los verdaderos efectos a largo plazo, ¿cuántos alimentos transgénicos se encuentran en el mercado sin las correspondientes pruebas?, muchos, en unos años quizá nos lamentaremos de que no se hubieran realizado. Los Gobiernos parecen obviar este tipo de pruebas e incluso se realizan planes secretos para potenciar la producción de estos alimentos, de ello hablábamos en el post Plan secreto europeo para potenciar el cultivo de transgénicos.
Son los poderes públicos quienes tienen la capacidad de obligar a la realización de pruebas a largo plazo sobre los alimentos transgénicos, estos poderes consultan a la comisión de bioingeniería molecular que está formada por expertos e investigadores que representan a la agricultura, la industria, los consumidores y el parlamento. La mayoría de sus miembros están a favor de las nuevas tecnologías y creen que ya se han tomado las medidas oportunas y realizado los estudios pertinentes que dictaminen la inocuidad de estos alimentos, entonces, ¿las pruebas aportadas por otros investigadores como Gilles Eric Seralini y que muestran los graves peligros que encierran estos alimentos son obviadas?, evidentemente sí. ¿Se habrá comprado el silencio de estos investigadores y expertos tal y como hicieron con Gilles Eric Seralini?, es posible.
Nos quedamos con una frase que posiblemente indigne a más de un lector y que es pronunciada por uno de los miembros que forman la comisión de bioingeniería molecular, “hay que tener mucha imaginación para ver que los OMG acarrean problemas de toxicidad”, esta especialista obvia claramente las pruebas aportadas sobre los posible peligros de los transgénicos y además, restando importancia indica que hay que preocuparse de otras cuestiones y no sólo de los alimentos transgénicos. Es difícil llamar a esta persona ‘experta’ e imparcial…
La Unión Europea permite y aprueba los alimentos transgénicos obviando los estudios desfavorables ofrecidos por instituciones y organizaciones privadas, aunque también obvia los estudios aportados por algunos científicos que trabajan para la UE como sería el caso de Gilles Eric Seralini. En poco tiempo se han aprobado varios alimentos modificados genéticamente, un ejemplo es la soja MON 89788. Otros se encuentran a la espera de ser aprobados, como por ejemplo el maíz Roundup Ready, a decir verdad la lista de nuevos alimentos es bastante extensa y con cada nuevo producto aprobado, quizá se esté condenando más a la raza humana.
El crecimiento del cultivo de alimentos transgénicos es espectacular y la alimentación biotecnológica obligada resulta evidente, algunos investigadores indican que es el único modo de poder abastecer a la población mundial de alimentos y los argumentos son el cambio climático, el incremento poblacional…
En esta parte del documental La guerra de los alimentos transgénicos III, se plantea una pregunta interesante: ¿Podemos frenar los OMG?, parece evidente que no y la razón que se ofrece es la rápida proliferación y aceptación de este tipo de alimentos y además, su capacidad de diseminarse por todo el mundo (recordemos que algunos investigadores indican que no existe riesgo de contaminación genética). Un grupo de investigadores franceses muestran cómo a 1.000 metros de altura se encuentra polen que podría ser de alimentos transgénicos, lo que demuestra su capacidad de poder viajar cientos de kilómetros y polinizar a otras plantas contaminándolas con nuevo material genético.
Existen pruebas sobre esta contaminación, el cruce entre las plantas es inevitable, podemos leerlo en Alimentos transgénicos en España, consecuencias reales. Aquí conocimos la denuncia de contaminación transgénica que sufren los cultivos convencionales y el testimonio de algunos agricultores.
Un ejemplo brutal de diseminación transgénica lo tenemos en Canadá, basta con ver el vídeo Semillas transgénicas, sus problemas y consecuencias para darse cuenta de ello. Se trata de un reportaje en el que se ve como la soja transgénica se ha apoderado de todos los cultivos, incluso se menciona que es difícil encontrar actualmente soja tradicional, la alimentación del ganado con soja transgénica es irremediable.
En la próxima entrega de La guerra de los transgénicos conoceremos un poco más cómo actúan compañías biotecnológicas como Monsanto.
Otros capítulos:
La guerra de los cultivos transgénicos (I)
La guerra de los cultivos transgénicos (II)
La guerra de los cultivos transgénicos (IV)
La guerra de los cultivos transgénicos (V)