La guerra de los cultivos transgénicos es el título de un documental en el que podemos conocer algunas de las actuaciones que se realizan contra estos cultivos. La organización Greenpeace lleva a cabo varias iniciativas con las que intentan llamar la atención de la población, como por ejemplo los intentos de bloqueo que se realizan contra barcos cargados de alimentos transgénicos provenientes de Estados Unidos y con destino a la Unión Europea.
Greenpeace intenta complicar la aproximación del barco al puerto, aunque posiblemente saben que no lograrán su objetivo, pero como hemos dicho antes, la finalidad es llamar la atención de la población y que ésta se pregunte ¿por qué se llevan a cabo este tipo de iniciativas?, ¿qué hay detrás del término alimento transgénico? Greenpeace considera que la Unión Europea ignora la preocupación de muchas personas obviando además sus deseos, algo que casi se podría constatar y más sabiendo que existe un plan “secreto” europeo para potenciar el cultivo de los transgénicos. La guerra de los cultivos transgénicos es un hecho, es una guerra en la que el conocimiento y la ignorancia se enfrentan.
En esta primera parte del documental conocemos algunas de las iniciativas que se llevaban a cabo en el 2004, y como podemos ver, los objetivos se logran, un impacto mediático en el que los medios informativos se hacen eco de estas actividades. Realmente, si no fuera por este tipo de actos no nos enteraríamos de nada, aunque hay que decir que lo que podemos conocer resulta ínfimo comparado con lo que realmente debe ocurrir en el mundo de los alimentos transgénicos. Es evidente que las empresas biotecnológicas están en contra de este tipo de actuaciones, Greenpeace y otras organizaciones son una pesada mosca a la que hay que silenciar.
Nos hablan de la historia del profesor en biología molecular Marc Van Montagu, descubridor del mecanismo de transferencia genética entre los genes de la agrobacterium, bacteria muy conocida por su capacidad de transferir ADN a las plantas. Gracias a ello se lograron desarrollar nuevos métodos que permitieron realizar de forma más efectiva la modificación genética de las plantas. En 1983 se presentó la patente de las plantas transgénicas, un día antes de que lo hiciera la compañía biotecnológica Monsanto, era el comienzo de una nueva era en la investigación, por aquel entonces no existía una clara percepción del enorme potencial que ofrecían las plantas transgénicas.
Poco a poco la modificación genética se introdujo en distintas aplicaciones, se consideraba una gran revolución, un potencial salto científico que debería mejorar a la humanidad en muchos aspectos. El mismo profesor comenta en el documental que no está completamente satisfecho con el desarrollo de los acontecimientos, se puede decir que no comprende por qué un adelanto tan espectacular no es aceptado por tres cuartas partes de la humanidad a pesar de que se indique que no existe peligro alguno con la biotecnología.
Un OMG (Organismo Modificado Geneticamente) es una forma de vida nueva, algo que no está contemplado en la naturaleza, resultado de la combinación genética entre dos o más organismos. Un OMG es un organismo cuyo material genético ha sido manipulado en un laboratorio genético alterando su ADN con el propósito de otorgarle características específicas, como ejemplo podemos citar la soja transgénica, las berenjenas transgénicas, los tomates transgénicos o los alimentos desarrollados en sequía extrema entre otros.
Hemos utilizado distintos ejemplos, pero lo cierto es que mayoritariamente son los cereales los alimentos más implicados en la investigación transgénica, recordemos que muchos se han desarrollado para soportar los efectos del Roundup, un herbicida cuyo principal elemento activo es el glifosato, sustancia de la que ya hemos hablado en Gastronomía & Cía. Recordemos que el glifosato es uno de los productos más utilizados en el mundo a pesar de las serias advertencias realizadas por distintos investigadores sobre los graves peligros que en él se encierran.
Como se dice en el documental, el interés de los agricultores por los productos transgénicos es comprensible en cierto modo, ya que creen obtener mejor productividad, menor tiempo de trabajo y por tanto más beneficios económicos, aunque hay que recordar que los alimentos transgénicos no son tan productivos, pues un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kansas en el que se analizó la productividad estadounidense de cereales durante los últimos tres años, puso al descubierto que este tipo de cultivo resultaba menos rentable que el tradicional.
¿Qué beneficios obtenemos los consumidores de los alimentos transgénicos?, es difícil la respuesta y más cuando no existen estudios a largo plazo que muestren la inocuidad de estos alimentos en la salud, por el contrario sí existe algún estudio que muestra efectos perjudiciales, como sería el caso del estudio realizado por expertos de la Universidad de Viena en el que se concluía que los alimentos transgénicos podían provocar infertilidad.
En 1996, la empresa Novartis, multinacional dedicada al sector de la farmacéutica y la biotecnología, desarrolló un nuevo maíz transgénico denominado BT 176 que fue sometido a un test de estudio en el siendo administrado a cuatro vacas durante cuatro semanas. Los resultados de esta prueba serían un condicionante para comenzar la comercialización y así ocurrió. Un agricultor alemán apostó por el cultivo de este maíz y así lo hizo durante tres años, fue el alimento de sus vacas. Parece ser que los resultados fueron muy satisfactorios y el agricultor decidió alimentar exclusivamente con este maíz a su ganado, las consecuencias fueron desastrosas, todas las vacas cayeron enfermas, la causa fue el maíz transgénico.
Una alimentación exclusiva con transgénicos pudo ser la causa, podríamos considerar este hecho como un estudio a largo plazo, el abuso de los alimentos transgénicos fue determinante. Muchos alimentos procesados de consumo humano contienen transgénicos, si los comiéramos exclusivamente quizá nos ocurriría como a las vacas, en su defecto hay que creer que nos están envenenando poco a poco, veremos cuál es el resultado en unos años…
Evidentemente las empresas biotecnológicas indicaron que el problema no fue el maíz transgénico y que fueron las medidas higiénicas aplicadas por el agricultor la causa de la enfermedad. Por fortuna, algunos investigadores profundizaron en el tema e indicaron que los transgénicos tuvieron mucho que ver en el caso. La semana que viene seguiremos con la segunda entrega de La guerra de los cultivos transgénicos, documental que nos permite tener un poco más de información sobre el mundo de los transgénicos.
Siguientes capítulos:
La guerra de los cultivos transgénicos (II)
La guerra de los cultivos transgénicos (III)
La guerra de los cultivos transgénicos (IV)
La guerra de los cultivos transgénicos (V)