Hace un par de semanas nos hacíamos eco de la detección de vacas lecheras infectadas con gripe aviar en Estados Unidos, los expertos comentaban que era la primera vez que se detectaba esta enfermedad en el ganado lechero y la segunda vez en un rumiante. Como ya explicamos en su momento, esta enfermedad suscitó preocupación en la Asociación Estadounidense de Medicina Veterinaria y también entre los consumidores, sin embargo, las agencias reguladoras minimizaron los riesgos.
Pues la cosa va a peor, la gripe aviar se propaga en las granjas lecheras de Estados Unidos, ya son ocho Estados los afectados: Texas, Dakota del Sur, Nuevo México, Kansas, Carolina del Norte, Ohio, Michigan e Idaho, y para agravar la situación, al menos se han detectado dos casos de gripe aviar en seres humanos. De nuevo la presencia de la cepa H5N1 que es altamente virulenta en las vacas y plantea dudas sobre su impacto potencial en la salud humana y en el suministro alimentario.
Los expertos comentan que a pesar de que por ahora el riesgo de una pandemia humana sigue siendo bajo, advierten que a medida que el virus se adapta a nuevos huéspedes mamíferos, como es el caso de las vacas, se incrementa la posibilidad de que evolucione y acabe propagándose entre los seres humanos. Preocupa saber que la industria láctea sigue con su discurso, no reconoce la grave situación y se centra en el suministro comercial de productos lácteos, asegurando que seguirá como siempre y que la enfermedad no debería afectar a los consumidores.
Ahora conocemos un giro que resulta inesperado y que nos puede hacer creer que se intenta confundir, la Asociación Estadounidense de Médicos Bovinos propone cambiar el nombre de la gripe aviar en las vacas por el de Virus de la Influenza A Bovina. Por supuesto, esta propuesta ha sido criticada por expertos de la salud pública, ya que parece un intento de restar importancia a la gravedad de la situación para que los consumidores mantengan su confianza en los alimentos derivados del ganado vacuno (carne y productos lácteos).
Se está produciendo una propagación rápida de la cepa de la gripe aviar entre el ganado lechero, lo que sugiere que quizá las prácticas de transporte de larga distancia de la industria tengan mucho que ver. Y es que el movimiento de vacas a largas distancias es común en Estados Unidos debido a las operaciones lecheras que se consolidan cada vez más en grandes granjas industriales. Irremediablemente esta situación plantea serias preocupaciones, tanto para la salud y el bienestar de los animales, como para la de los seres humanos. El virus causa una alta morbilidad y mortalidad en las aves, pero se asegura que no ocurre lo mismo con el ganado, aunque como ya hemos comentado, el virus puede mutar con consecuencias desconocidas.
Se está trabajando para mejorar las medidas de bioseguridad, restringir las importaciones de vacas de los estados afectados, etc. Pero los expertos aseguran que son necesarias pruebas y medidas regulatorias más completas que permitan de un modo más efectivo contener la propagación. Por otro lado, es importante que se aborden las causas fundamentales de la transmisión de enfermedades zoonóticas (enfermedades que puede transmitirse entre animales y seres humanos), lo que requiere una reevaluación de la dependencia de la agricultura animal intensiva.
Volviendo a las intenciones de la Asociación Estadounidense de Médicos Bovinos (AABP), ésta explica que es importante que los consumidores entiendan que hay una diferencia entre la gripe aviar en las aves y la enfermedad en el ganado. En nuestra opinión, es un intento de insultar la inteligencia de las personas. Consideran que el cambio de nombre ayudará a mantener la confianza en los alimentos derivados del ganado bovino, pero está claro que existe un conflicto de intereses. Si accedemos a la página de la AABP y concretamente a su fundación, podemos comprobar que recibe más de un millón de dólares procedentes de miembros y socios de la industria láctea para poder ofrecer becas, subvenciones y llevar a cabo otras cuestiones.
De nuevo repiten lo que ya explicamos hace un par de semanas, que los alimentos son seguros y que en el caso de la leche, el virus muere debido a la pasteurización, por lo que es totalmente segura. Aquí explican que el debate refleja una paradoja mayor dentro del sistema de producción de alimentos, la industria ganadera busca distanciarse de las asociaciones con brotes de enfermedades, pero la realidad es que la ganadería sigue siendo un importante promotor de las enfermedades zoonóticas, de ahí la necesidad de la reevaluación antes citada.
La cepa H5N1 es la que ha infectado al ganado y procede de las aves, la expansión y la transmisión a seres humanos debe preocupar, y las agencias reguladoras deberían intensificar los esfuerzos porque es incierto lo que podría ocurrir si el virus muta, cambiar el nombre no es lo correcto ni por transparencia ni por la salud de la población. Seguramente pronto habrá nuevas noticias sobre el tema.
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