Un grupo de investigadores de la Universidad del Oeste (Ontario, EE UU), acaba de dar a conocer una investigación en la que concluyen que la grasa abdominal podría aumentar la sensación de hambre. Según los científicos, se crea un bucle, la grasa de esta zona de nuestro cuerpo provoca una mayor sensación de hambre y por lo tanto mayor ingesta de comida que, a su vez, aumenta la cantidad de grasa abdominal, y ésta de nuevo provocaría mayor sensación de hambre.
La clave se encuentra en la producción de una hormona localizada en el tejido adiposo abdominal, esta hormona sería la responsable de estimular la creación de nuevas células de grasa. El descubrimiento es de gran importancia, ya que hasta ahora se creía que la hormona Neuropéptido Y (NPY) sólo se producía en el cerebro, aunque se encontrara presente en el sistema gastrointestinal.
La hormona NPY es responsable de la sensación de hambre, se trata de la hormona más activa a la hora de estimular el apetito haciendo que las personas estén hambrientas a menudo. Este descubrimiento muestra una nueva diana terapéutica en los tratamientos contra la obesidad, no debiendo centrarse exclusivamente en los tratamientos que podrían inhibir la producción de la hormona en cuestión del cerebro.
En el caso de la zona abdominal, NPY es responsable del aumento de las células grasas a través de la estimulación que realiza sobre las células precursoras de las células grasas, estás ultimas, terminan convirtiéndose en células adiposas y aumentando el tamaño de los depósitos de grasa abdominal. Hay que decir que el estudio se ha realizado con ratones de laboratorio y aunque se pueden extrapolar al organismo humano, será necesario constatar estas evidencias mediante nuevas investigaciones.
De momento, los investigadores tratan de comprobar si la NPY que se produce en el abdomen viaja a través del torrente sanguíneo hacia el cerebro y cuáles son los impactos provocados. Se podría detectar a través de un análisis de sangre un aumento del nivel de NPY, con lo que se detectaría con más eficacia a aquellas personas que presentan un mayor riesgo de sufrir obesidad abdominal, bastaría entonces con un tratamiento que inhibiera la producción de esta hormona para tratar con mayor efectividad este tipo de obesidad.
El exceso de grasa es perjudicial para la salud, pero hay que destacar que resulta más peligrosa la que se encuentra en el abdomen, no sólo por las enfermedades asociadas a ella, como son las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, etc., también es más peligrosa porque es responsable del círculo vicioso que hemos mencionado.
El ejercicio físico y una dieta adecuada son los caminos que podemos tomar para prevenir la obesidad y mantenernos en un buen estado físico y mental.
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