La globalización alimentaria ha permitido la evolución del paladar español. Si recordamos hace varios años la llegada de los primeros restaurantes chinos a nuestro país, quizá también recordemos que comenzaba a nacer la inquietud de probar y conocer nuevos alimentos y preparaciones gastronómicas.
Muchos eran reticentes a entrar en uno de estos restaurantes y el concepto que se tenía sobre su alimentación difería mucho de la realidad. Poco a poco los consumidores probaban sus platos y eran cada vez más aceptados. Después vendría la decadencia de estos establecimientos tras conocerse algunas prácticas irregulares con los alimentos, pero este es otro tema.
El paladar ha evolucionado y cada vez existe una mayor tendencia a probar nuevos alimentos provenientes de cualquier rincón del mundo, de Japón probábamos el pescado crudo y como preparación exquisita y excelente indiscutible se encontraba el sushi. Nuevas carnes, frutas y verduras han cambiado el panorama alimentario español, todos estos ingredientes han entrado a formar parte de nuestra gastronomía cotidiana gracias a la globalización alimentaria.
Frutas como el mango o la papaya se hacen elementos cotidianos en los restaurantes, con ellas se elaboran todo tipo de preparaciones, las salsas, por ejemplo, son exquisitas. Lo mismo ocurre con algunos productos que conocíamos desde siempre, pero en distintas variedades, kumquat, limequat, calamondin, etc. A la tradicional naranja valenciana se unen los mini cítricos, delicias asiáticas que se están desarrollando en la Comunidad Valenciana. Sobre cualquier variedad de productos, carnes, pescados, frutas o verduras, encontramos nuevas incorporaciones y cada vez se hacen más presentes, el concepto gourmet que ha nacido en los paladares españoles se acentúa y con él, la llegada de nuevos alimentos.
Mucho ha tenido que ver también en este cambio la afluencia de la inmigración proveniente de distintas partes del mundo, con ella ha llegado su gastronomía y sus productos, crecen las tiendas de alimentación destinadas a abastecer a estos colectivos, tiendas en las que cada vez entran más consumidores españoles deseosos de probar todo aquello que ofrecen y que resulta novedoso.
Los mercados asiáticos o sudamericanos se abren a los productos que ofrecen los mercados occidentales y viceversa, el enriquecimiento gastronómico mundial es una evidencia, aunque lamentablemente ofrezca algunas consecuencias negativas, como puede ser el gasto energético, el desperdicio de alimentos, etc.
A nosotros se nos haría difícil no poder disfrutar de muchos de estos productos que se han hecho básicos en nuestra cocina, aunque nunca hay que olvidar las grandes bondades que ofrecen los productos de la tierra, ambos se han de conjugar y el resultado llega a ser excepcional.
El siguiente salto gastronómico es quizás algo más complicado y difícil de aceptar, los insectos en la gastronomía. En el Mercado de la Boquería de Barcelona, podemos encontrar diferentes tipos de insectos, hormigas de miel, saltamontes fritos, etc., pero no gozan de gran popularidad, veremos cómo evolucionarán este tipo de alimentos en nuestra gastronomía. Incluso la FAO promueve la alimentación a base de insectos, ensalzando en cada ocasión el gran aporte nutricional que proporcionan.
En fin, hay que agradecer a la globalización alimentaria algunos aspectos, pero también hay mucho que lamentar, como hemos dicho antes, las consecuencias en el medio ambiente.
Vía | El Economista