Un grupo de investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) han llevado a cabo un estudio en el que se muestra un ejemplo más de que la genética se adapta a la dieta, los expertos han encontrado que existe una variación genética asociada a una dieta basada en alimentos vegetales, y otra variación asociada a una dieta basada en alimentos marinos. Así, se ha determinado que en el caso de las poblaciones que históricamente han preferido la dieta vegetariana, como por ejemplo los habitantes de la India, África o algunas zonas de Asia oriental, integran en su genoma un “alelo vegetariano”, fruto de haber seguido una dieta basada en productos vegetales durante cientos de generaciones.
Un mecanismo similar se ha encontrado en aquellas poblaciones cuya dieta se basa principalmente en los productos marinos, como por ejemplo los esquimales que habitan en Groenlandia, ellos integran en su genética un alelo que ha evolucionado para adaptarse a su tipo de dieta. Un alelo es cada una de las formas alternativas de un mismo gen que se manifiestan en modificaciones concretas de su función, se pueden citar por ejemplo variaciones en las características heredadas, por ejemplo el color de los ojos o del pelo. En este caso se hereda el “alelo vegetariano” o el “alelo marino” según la población y el tipo de dieta que se ha mantenido tradicionalmente durante siglos.
En el caso del denominado alelo vegetariano, su evolución y adaptación permite a quienes lo portan procesar con mayor eficacia los ácidos grasos Omega 3 y ácidos grasos Omega 6, siendo una ventaja para las poblaciones que se alimentan sobre todo con alimentos vegetales. Estos ácidos grasos procesados por el organismo son convertidos en compuestos esenciales para el desarrollo temprano del cerebro y el control de las inflamaciones. En el caso de la variación genética que integran los esquimales, los expertos han descubierto que esta es opuesta a la desarrollada por las poblaciones cuya dieta se basa en los alimentos vegetales, algo lógico teniendo en cuenta que durante generaciones la dieta se ha basado principalmente en alimentos marinos.
Esta investigación ha sido la primera en lograr asociar un alelo con la dieta vegetariana, así como la falta de este alelo en quienes han seguido una dieta marina. Para los expertos es un ejemplo interesante sobre la adaptación local a una dieta habitual reflejada en el genoma, estas adaptaciones han sido importantes y necesarias, ya que en el caso de quienes han seguido una dieta marina con alto contenido en ácidos grasos Omega 3 podría haber supuesto algo perjudicial para la población. Los ácidos grasos Omega 3 son ácidos grasos esenciales poliinsaturados que se encuentran en determinados alimentos marinos y en algunos alimentos vegetales que no son habituales en Groenlandia.
Los dos tipos de ácidos grasos no se pueden metabolizar a la vez, por lo que existe una competencia entre ellos, el resultado es que un exceso de un tipo de grasas inhibe al otro. Un desequilibrio aumenta el riesgo de sufrir diferentes enfermedades y alteraciones psicológicas, de ahí la importancia de seguir una dieta equilibrada. Los expertos explican que los genes FADS1 y FADS2 codifican enzimas que son esenciales para la conversión de los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 en compuestos necesarios para el desarrollo cerebral y el control de las inflamaciones, en el caso de quienes disfrutan de una dieta basada en productos cárnicos y marinos, tienen menos necesidad de aumentar la actividad de las enzimas codificadas por los genes mencionados con el fin de obtener una correcta nutrición, la razón es que el proceso de conversión de los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 requiere menos pasos y es mucho más simple.
Hay que decir que esta investigación se basa en un trabajo previo que llevó a cabo un profesor de química y nutrición humana que planteó la hipótesis de que la inserción del alelo podría estar implicada en la regulación de las expresiones de los genes FADS1 y FADS2, pudiendo ser una adaptación en las poblaciones cuya dieta ha sido principalmente vegetariana. En la investigación se analizó la frecuencia de la presencia del denominado “alelo vegetariano” en 234 personas de la India y en 311 personas de Estados Unidos, en el primer grupo se determinó que este alelo estaba presente en un 68% de los individuos, en el segundo grupo sólo se detectó en el 18% de personas.
Los expertos explican que el alelo asociado a la dieta vegetariana se ha encontrado en un 70% de la población asiática del sur, en un 53% de los africanos, en un 29% de los asiáticos y sólo en un 17% de los europeos. En este último caso, dadas las diferencias de la dieta, la población no ha tenido necesidad de aumentar la capacidad de sintetizar los ácidos grasos a partir de los precursores. Estos datos son interesantes, ya que esta información genética puede ser de ayuda para realizar una dieta personalizada y adaptada al genoma, es decir, se habla de la nutrigenómica, la combinación de la genética y la nutrición permite diseñar una dieta específica para cada persona basada en las necesidades del organismo a nivel genético.
De momento no se sabe con certeza cuándo se produjo la adaptación genética a la dieta, este es otro tema que se seguirá investigando. Poco a poco se descubren particularidades del genoma que están asociadas a la dieta y que contribuyen a mejorar el desarrollo de dietas personalizadas basadas en la genética individual. A través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Cornell, y en este artículo de la revista científica Molecular Biology and Evolution, podréis conocer más detalles de la investigación.
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