Según los resultados de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Sidney y de la Universidad de Curtin (Australia), la generación Z no está preparada para consumir carne de cultivo celular, a pesar de que se trata de un segmento poblacional preocupado por el medio ambiente y el bienestar animal. Lo cierto es que los resultados son diferentes a los obtenidos en otros países donde esta generación acepta de buen grado el nuevo alimento.
Según los resultados, hasta un 72% de las personas de la generación Z no están listas para consumir carne procedente del cultivo celular, una gran mayoría no muestran entusiasmo, aunque esto podría cambiar en un futuro, ya que un 41% de los encuestados reconoce que este nuevo alimento podría ser una opción alimentaria más sostenible, una fuente nutricional viable para alimentar al mundo y favorecer el bienestar animal.
La generación Z es aquel grupo poblacional nacido desde mediados de la década de los 90 y hasta mediados de la década del año 2000, por lo que tienen entre 18 y 25 años aproximadamente, por ello, sorprende que no estén preparados para aceptar la carne de cultivo celular. La encuesta se realizó entre la población australiana y difiere de otras encuestas realizadas en otros países, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los consumidores de diferentes segmentos de edad manifiestan su interés por probar la denominada carne de laboratorio.
El estudio revela que el 59% de los participantes manifestaba preocupación por el impacto ambiental de la ganadería tradicional, sin embargo, muchos de los encuestados no tenían claro cuáles eran esos impactos y tampoco entendían lo relacionado con la limitación de los recursos asociados a la ganadería industrial, por lo que se puede deducir que los resultados guardan relación con la falta de conocimiento.
Los expertos comentan que la carne de cultivo y otras alternativas a la carne tradicional son de gran importancia, ya que pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar las condiciones de bienestar animal. Sin embargo, en el caso de que la carne de cultivo celular sustituya a la de origen animal, será necesario atraer emocionalmente e intelectualmente a los consumidores de la generación Z mediante campañas educativas sobre cómo se elabora, los beneficios ambientales que se obtienen, etc. Anteriormente, otros estudios han mostrado que la transparencia informativa es un factor clave para su aceptación, evitando que suceda lo ocurrido con los alimentos modificados genéticamente.
Los encuestados mostraron preocupación por el sabor de la carne de cultivo, sus cualidades organolépticas, su seguridad o cómo podría afectar a la salud. Como decíamos, la encuesta se realizó en Australia y los investigadores explican que muchos de los que forman la generación Z en ese país consideran que el consumo tradicional de carne está muy vinculado a los conceptos de masculinidad e identidad cultural australiana, de ahí los resultados obtenidos.
Algunos creen que la carne de cultivo es el resultado de una conspiración de ricos y poderosos, por lo que no se dejarían convencer para consumirla, otros dudan de la sostenibilidad y los beneficios ambientales que brinda, datos que muestran la necesidad de que esta creciente industria que aún no ha lanzado sus productos al mercado, empiece con campañas informativas y educativas que favorezcan la introducción de la carne de cultivo.
Lo cierto es que existen muchos obstáculos para el mercado de la carne de cultivo celular, al respecto, os recomendamos retomar la lectura de este estudio realizado por GAO (U.S. Government Accountability Office) hace unos meses. A continuación, os transcribimos las cinco principales conclusiones obtenidas del estudio:
• El 17% de los encuestados rechazó todas las alternativas, incluida la carne cultivada por considerarla producida químicamente y muy procesada.
• El 11% rechazó todas las alternativas a favor de un mayor consumo de frutas y verduras, diciendo que seguirán una dieta vegetariana.
• El 35% rechazó la carne cultivada y los insectos comestibles, pero aceptó las alternativas a base de plantas porque «sonaban más naturales» y son «normales».
• El 28% creía que la carne cultivada era aceptable o posiblemente aceptable si se podía dominar la tecnología.
• Un 9% aceptó los insectos comestibles, pero rechazó la carne cultivada porque era demasiado artificial y no natural como en el caso de los insectos.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la revista científica Frontiers in Nutrition.