Tras varios años de espera, el pasado mes de noviembre la FDA (Food and Drug Administration) comunicaba la aprobación de la producción y comercialización del salmón modificado genéticamente de AquaBounty Technologies, por lo que el salmón transgénico se convertía en el primer alimento animal modificado genéticamente aprobado en Estados Unidos. La FDA aseguraba que AquaBounty Technologies había cumplido con todos los requisitos exigidos para la aprobación del nuevo alimento, afirmando que el salmón no representaba ningún riesgo para la salud humana.
Por otro lado, dicho salmón sólo se podría criar en piscifactorías situadas en Canadá y Panamá, no permitiendo su producción en suelo estadounidense pero sí su comercialización, esto era algo que nos sorprendía, se podía comer pero no producir. La FDA explicaba que se encargaría de llevar a cabo la inspección de las instalaciones donde se produciría el salmón para verificar que las medidas de seguridad adoptadas se mantienen, paralelamente también anunciaba que las agencias de los países en los que se podría producir (Canadá y Panamá) realizarían las inspecciones periódicas con la misma finalidad. Pues bien, hoy podemos saber que la FDA prohíbe la importación de salmón transgénico hasta que publique las directrices sobre su etiquetado.
Esto también sorprende, ya que en principio se había anunciado que el salmón modificado genéticamente no sería identificado a través de un etiquetado basándose en el principio de equivalencia, como sabemos, según este principio, un alimento transgénico es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional. Por supuesto, esto no sentó nada bien a los grupos ambientalistas, investigadores que están en contra del nuevo alimento transgénico y muchos consumidores que reclaman su derecho a saber de los alimentos.
Tras la aprobación del salmón modificado genéticamente, Food & Water Watch puso en marcha una campaña que tenía como cometido intentar que se revocase la aprobación del salmón transgénico, ya que el Congreso de los Estados Unidos y el Presidente Barack Obama tenían la capacidad de frenar la aprobación. Paralelamente otras organizaciones no se oponían a la aprobación, pero centraron su reclamación en la puesta en marcha de un etiquetado que permitiera a los consumidores conocer la procedencia del salmón y así poder ejercer su derecho a saber y elegir los alimentos que adquieren según sus creencias y convicciones, de ello hablábamos aquí.
El caso es que la FDA prohíbe la importación del salmón modificado genéticamente a raíz de un texto de una ley aprobada por el Congreso de Estados Unidos recientemente, denominada Ley de Gastos de Ómnibus (ley general para gastos del año fiscal 2016 que el presidente Obama firmó en diciembre), obliga a las agencias reguladoras a prohibir la venta del salmón transgénico hasta que no se aclare la cuestión del etiquetado. Hay que decir que este proceso puede tardar años y va a representar otro varapalo para AquaBounty Technologies. Tras varios años de espera y al fin obtener la aprobación, ahora se ve forzada a esperar nuevamente hasta que se preparen las normas del etiquetado.
En la mencionada ley se obliga a la FDA a que asigne al menos 150.000 dólares para el desarrollo y puesta en marcha de una guía que permita a los consumidores identificar el salmón modificado genéticamente. Hay que decir que en su momento la FDA también dio a conocer un proyecto de orientación, para que las empresas que lo deseasen de forma voluntaria pudieran etiquetar el salmón como producido mediante el uso de la biotecnología, algo que por supuesto no convenció, ya que las iniciativas voluntarias no suelen prosperar.
El caso es que el salmón transgénico denominado por sus detractores Frankenfish, no entrará en el mercado estadounidense hasta que se aclare este asunto según se explica en el comunicado de la FDA, por su parte, los responsables de AquaBounty Technologies explican que este problema no va a afectar a las operaciones que lleva a cabo la empresa, algo que es difícil de creer.
Al margen del etiquetado, hay que decir que según leemos aquí, también están afectadas las importaciones de productos pesqueros de otros países, en los que se han utilizado nuevos fármacos veterinarios para su desarrollo y que no han sido aprobados por la FDA. Según explican en este artículo de The Washington Post, se trata de una victoria temporal para quienes están en contra del salmón transgénico, pero a no ser que se produzca algún cambio importante, antes o después se hará efectiva su introducción y comercialización, estaremos atentos a nuevas noticias sobre el tema.
Foto | BocaDorada