La FDA ha anunciado que planea analizar la cantidad de residuos de glifosato presente en los alimentos a raíz del estudio realizado por el IARC (Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la OMS), recordemos que en este estudio se concluía que el glifosato, uno de los herbicidas más utilizados del mundo, era posiblemente cancerígeno para los seres humanos, posteriormente empresas alimentarias, grupos ambientalistas y consumidores solicitaron pruebas a laboratorios independientes para conocer la presencia de trazas en los alimentos, y los resultados concluían que las trazas de este herbicida estaban presentes en muchos alimentos e incluso en la leche materna.
Este anuncio sorprende a muchos, ya que en teoría estas pruebas se deberían haber realizado desde hace tiempo, del mismo modo que se realizan con otros productos fitosanitarios. Parece que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) asumió que el glifosato, principal ingrediente activo del herbicida Roundup, era seguro y no era necesario realizar prueba alguna. Un grave error, y sin sentido, ya que incluso en otros productos fitosanitarios considerados seguros se realiza un seguimiento y las pruebas oportunas para determinar la cantidad máxima de residuos que los alimentos pueden integrar.
El IARC ha considerado al glifosato como posiblemente cancerígeno para los seres humanos, otras agencias como la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) contradijeron esta conclusión, determinando que era poco probable que el glifosato supusiera un riesgo cancerígeno. Pero no por ello esta agencia ha dejado de hacer las pruebas oportunas para conocer la presencia de trazas del herbicida en los alimentos, algo que tenía que haber llevado a cabo la FDA.
Otros estudios independientes han concluido que el glifosato duplica el riesgo de sufrir el linfoma no-Hodgkin, un tipo de cáncer en los linfocitos de la sangre y que se denomina de este modo para distinguirlo de la enfermedad de Hodgkin, y se ha relacionado con otras enfermedades causadas en riñones e hígado. Lo cierto es que independientemente de que exista o no riesgo, las evaluaciones se deberían haber llevado a cabo, como decíamos, para muchos es sorprendente que la FDA no haya realizado un seguimiento y las pruebas oportunas para conocer la cantidad de glifosato presente en los alimentos.
Esto sorprende aún más al saber que en los últimos años el uso del glifosato en Estados Unidos se ha incrementado de forma significativa, en el año 2014 se calcula que se rociaron en los cultivos estadounidenses más de 110 millones de litros del herbicida. Algunos estudios han encontrado que los residuos de este herbicida en la soja alcanzan niveles extremos, 9 miligramos por kilogramo de soja. La propia compañía Monsanto explicó en el año 1999 que se considera un nivel extremo 5’6 miligramos por kilogramo de peso, el estudio mostraba que los valores eran muy superiores.
Merece la pena recordar este estudio publicado en la revista científica Environmental Sciences Europe, en el que se concluía que la exposición al glifosato en Estados Unidos es muy elevada. Según la investigación, la raíz del problema se encuentra en los cálculos realizados por la Agencia de Protección Ambiental del país, que permite unos niveles mucho más elevados para el uso del glifosato en los cultivos que en otros países y además ha estado aumentando el nivel máximo de tolerancia de residuos de glifosato en todo tipo de cultivos en varias ocasiones durante los últimos años. Algunos casos son extremos, por ejemplo, en la alfalfa destinada a consumo animal se incrementó en nada menos que 2.000 veces. Esto forzosamente provoca que se corra el riesgo de que los alimentos que llegan al consumidor integren residuos de glifosato en cantidades elevadas.
Aunque tarde, ahora la FDA iniciará los análisis para conocer la cantidad de glifosato presente en los alimentos, lo que dará una mejor idea sobre el grado de exposición de los seres humanos y animales al herbicida. Aquí leemos que los funcionarios de la FDA califican este tema de sensible y no han querido proporcionar detalles sobre el plan de trabajo, pero la portavoz de esta agencia ha adelantado que a lo largo de este año se va a medir la cantidad de glifosato presente en la soja, el maíz, la leche y los huevos, ya que son ingredientes comunes en una gran variedad de alimentos procesados que contienen ingredientes transgénicos.
La Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) ha criticado a la FDA por no haber realizado las pruebas que ya en el año 2014 recomendó llevar a cabo. Lo cierto es que no tiene sentido que ni la FDA ni el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) hayan realizado de forma rutinaria análisis de los residuos de cientos de pesticidas presentes en los alimentos y se hayan saltado las pruebas con el glifosato. Por lo menos ahora enmendarán el error, para muchos intencionado.
Sobre este tema Monsanto se ha pronunciado explicando que la FDA no ha confirmado de forma oficial que lleve a cabo las mencionadas pruebas y análisis. La compañía explica que 40 años de historia del glifosato han demostrado que se trata de un herbicida seguro que además está avalado por la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) y agencias reguladoras de todo el mundo. Si la FDA realiza las pruebas indicadas de una forma científica y rigurosa, Monsanto declara que se reafirmará el perfil de seguridad que tiene este herbicida. Seguramente hasta el próximo año no conoceremos los resultados de los análisis que se realicen en los laboratorios de la FDA.
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