A finales del mes de agosto planteábamos la posibilidad de que el salmón transgénico fuera el primer alimento animal aprobado por la FDA (Food and Drug Administration), la evaluación sobre el nuevo alimento ha concluido y la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos ha determinado que el salmón transgénico es apto para el consumo humano. Según la FDA, AquaBounty Technologies Inc, empresa que ha desarrollado la variedad de salmón, cumple con las medidas de seguridad que minimizan los riesgos de que el salmón pueda escapar al medio ambiente en cualquiera de las fases de su desarrollo.
Recordemos que este es uno de los problemas que más preocupan a expertos y ecologistas, la introducción de la nueva variedad en el ecosistema marino podría poner en riesgo a las especies de salmones silvestres. El veredicto es que el salmón transgénico es apto para el consumo humano, queda todavía otro paso más antes de que el mercado estadounidense abastezca a sus habitantes con el nuevo organismo modificado genéticamente, la audiencia del Centro de Sanidad Alimentaria y Nutrición Aplicada de la FDA debe determinar y concretar temas como el etiquetado del salmón.
La FDA ha tenido en cuenta todas las inspecciones y visitas que se han realizado a la empresa, y ha analizado toda la información entregada por AquaBounty antes de pronunciarse. La oposición continúa y los grupos ecologistas y algunos investigadores siguen haciendo hincapié en el riesgo. Nos gustaría mencionar una curiosa noticia, con respecto al problema del cultivo de patatas transgénicas en Suecia, BASF ha argumentado que la patata Amadea se introdujo en los campos de cultivo de la patata Amflora a causa de “un error humano”, eso es muy difícil de creer, pero si es cierto, demuestra que incluso tomando medidas extremas de seguridad, los transgénicos terminan escapando al control.
El riesgo de que algunos ejemplares trasngénicos puedan introducirse en el ecosistema puede ser mínimo según la FDA, pero el riesgo existe, sería conveniente tener en cuenta las recomendaciones del investigador Fredrik Sundström, el experto advierte que deberían criarse en piscifactorías situadas tierra adentro, lejos de las aguas de los mares, el riesgo se reduciría significativamente, aunque aún así, el riesgo no sería cero.
A través de FIS podemos saber que la coordinadora de la Red de Acción de Biotecnología Canadiense (CBAN) cree necesario frenar la modificación genética del salmón y coincide con otros investigadores como Fredrik Sundström, las medidas de seguridad son insuficientes. Uno de los responsables del Centro de Sanidad Alimentaria también cree que se trata de una acción peligrosa a pesar de que las instalaciones donde se crían los salmones cumplan con los Estándares de Desempeño del Comité Asesor de Investigación Biotecnológica y Agrícola (ABRAC).
Se alude a las condiciones geográficas y geofísicas marinas colindantes a las granjas de salmones, se indica que éstas limitarán la posibilidad de que un salmón pueda escapar y tenga éxito en la supervivencia tanto en la primera fase (huevos y alevines) criados en la Isla Príncipe Eduardo (Canadá), como en la segunda fase (crianza y engorde del salmón) en las instalaciones de Panamá. ¿Se podría aplicar la Ley de Murphy, si algo puede salir mal saldrá mal? La FDA dice que las posibilidades de que pueda producirse un problema son muy remotas, evidentemente no puede decir que no existe ningún riesgo, y sopesando pros y contras considera que el sistema es aceptable y se puede dar vía libre a la explotación.
De momento el primer paso de la FDA es asegurar que el salmón transgénico se puede consumir y lo compara en igualdad de condiciones con el salmón del Atlántico, seguiremos de cerca la evolución de los acontecimientos.