La FAO promueve la alimentación a base de insectos otra vez, no es que sea una mala apuesta, ya que está demostrado que los insectos pueden ofrecer un ideal aporte proteínico, aunque esto no es una novedad. Ya hace varios años que esta organización intenta promover este alimento como una buena opción para paliar el hambre y enriquecer la gastronomía.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación) nos recuerda que un buen número de países (sobre todo los que están en vías de desarrollo) consumen actualmente hasta 527 especies diferentes de insectos. Hormigas, orugas, saltamontes, mariposas, etc., podemos poner por ejemplo para hacernos una idea del aporte nutricional que, 100 gramos de orugas desecadas aportarían 53 gramos de proteínas, un 17% de carbohidratos y un 15% de materia grasa, lo que se traduciría en un valor energético de unas 430 kilocalorías. Es decir, 100 gramos de orugas desecadas equivaldrían casi al aporte calórico de una doble cheese burger de Burger King.
Los expertos además indican que los insectos aportan mayor cantidad de proteínas y grasas que las carnes o los pescados, además de un alto aporte vitamínico y mineral, aunque todo dependerá de la especie de insecto. Ahora se nos ocurre que deberíamos plantear el insecto ecológico, ya que dependiendo de la zona, seguramente serían susceptibles de la contaminación ambiental, pesticidas, abonos, etc.
Volviendo a la noticia, se pretende que los insectos sean un alimento integrante en la dieta pudiendo llegar a ser verdaderas exquisiteces, aunque será necesario un cambio de mentalidad bastante radical, al menos en la sociedad occidental. Esta semana se realiza un seminario impulsado por la FAO para debatir el desarrollo de la alimentación a base de insectos en Asia, especialmente porque allí existe un creciente interés por la crianza y la explotación con fines alimentarios.
Como hemos dicho anteriormentem mucho debe cambiar la mentalidad occidental, de momento, tímidamente podemos encontrar en algunos lugares, como el Mercado de la Boquería de Barcelona, en la parada de la familia Petràs «Fruits del Bosc«, una selección de insectos “gastronómicos”.
La verdad es que queda mucho por investigar en el mundo de los insectos y más a nivel culinario, ¿será el próximo reto de los grandes chefs occidentales?
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