Como cada año, la EFSA ha publicado el nuevo informe sobre el contenido de residuos de plaguicidas en los alimentos de la UE, recordemos que este informe tiene un retraso de dos años, es decir, muestra los datos del año 2017. Este retraso es justificado por la Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea, por la gran cantidad de información que debe procesar y por su complejidad. En el informe se detallan las actividades de control realizadas, los resultados obtenidos, las diferencias con el informe anterior, etc.
En esta ocasión se analizaron 88.247 muestras de productos alimenticios (casi 4.000 más que en el informe del año pasado), para la detección de 801 plaguicidas diferentes, analizando una media de 229 plaguicidas por muestra. Según los resultados, el 95’9% de los productos analizados se encontraban dentro de los límites legales establecidos por la legislación comunitaria. Esto quiere decir que, de nuevo, se ha producido una reducción del porcentaje de productos que se encontraban dentro de los límites legales, recordemos que en el informe del 2015 la cifra era del 97’2% y en el informe de 2016 se estableció en el 96’2.
La mayoría de las muestras analizadas procedían de Islandia y Noruega (64’3% del total), el 28’8% de las muestras correspondían a productos importados de terceros países, y un 6’9% de los productos fueron considerados de origen desconocido, algo que, la verdad, no tiene mucho sentido y que demuestra que no se lleva a cabo un control 100% eficaz de la trazabilidad. En base a los resultados que han proporcionado los países comunitarios, se ha realizado un análisis detallado de los niveles de pesticidas presentes en los productos alimenticios de consumo habitual, así como el riesgo de exposición que tienen los consumidores, los datos recabados también han servido para identificar los productos fitosanitarios que se han utilizado, y aquellos alimentos que contenían trazas de plaguicidas por encima de los límites legales marcados por la Unión Europea.
Según los actuales resultados, de las 88.247 muestras de productos alimenticios analizados, el 54’1% estaban libres de residuos cuantificables, dato que mejora respecto al informe presentado el año pasado, donde las muestras libres de residuos cuantificables alcanzaban el 50’7%. Por otro lado, en el 41’8% de las muestras analizadas se detectaron residuos cuantificados igual o por debajo de los niveles máximos permitidos. Sobre la evaluación del riesgo dietético de las muestras analizadas, la EFSA explica que la probabilidad de que los ciudadanos europeos estén expuestos a niveles de residuos de pesticidas que pudieran causarles problemas de salud, es baja.
En el documento se explica que este tipo de análisis exhaustivos proporcionan a los gestores de riesgos evidencias sólidas que les permiten diseñar futuros programas de muestreo y análisis, así como la toma de decisiones sobre qué plagicidas y productos alimenticios deben ser seleccionados en los programas nacionales de muestreo basados en la detección de riesgos.
La agencia comenta que los pesticidas no aprobados por la UE no deben encontrarse en los productos producidos en suelo comunitario, pero pueden encontrase en productos alimentarios de terceros países siempre y cuando no excedan el límite legal. Esto es una incongruencia, si están prohibidos en la UE, no deberían aceptarse alimentos de terceros países que los contenga. Como es habitual, en el grupo de alimentos de origen vegetal es donde más productos tienen la tasa más elevada de residuos de pesticidas, siendo el arroz, las peras, las alubias secas, las zanahorias, el centeno, los kiwis, las patatas, las cebollas, las coliflores y las naranjas, los productos con una mayor tasa de pesticidas.
Merece la pena recordar que el Parlamento Europeo pedía el año pasado a la Comisión Europea que prohibiera inmediatamente los plaguicidas peligrosos, aquellos que se ha demostrado en estudios anteriores que son peligrosos para la salud y para el medio ambiente, y que lamentablemente logran obtener la renovación del permiso de uso, debido a que la EFSA no cuenta con el personal necesario para hacer este trabajo.
Se han encontrado pesticidas no aprobados por la UE como la dieldrina, el metil paratión y la procimidona en las zanahorias, el dicloran en las cebollas, el fentión, el metidatión y el profenofos en las naranjas, la permetrina en las peras, la clotianidina en las patatas, el bifenilo y la carbendacima en las alubias secas, la carbendacima, la permetrina y el diclorvos en el arroz, y la permetrina en el centeno. Sobre las muestras de terceros países, el informe comenta que los siguientes pesticidas excedieron los límites legales, el metidatión en los kiwis y en las naranjas el clorfenapir, el metidatión y el profenofos.
En los productos de origen animal los productos fitosanitarios cuantificados con mayor frecuencia fueron los contaminantes orgánicos persistentes solubles en grasa, concretamente el DDT (dicloro difenil tricloroetano) y el hexaclorobenceno o perclorobenceno (HCB). En este sentido, se apunta que los contaminantes orgánicos persistentes están prohibidos a nivel internacional en virtud del Convenio de Estocolmo, pero lamentablemente, dado que se trata de sustancias persistentes, todavía se encuentran en el medio ambiente, y lo que les queda.
El informe al que podéis acceder a través de la EFSA es bastante completo, también os recomendamos utilizar esta herramienta de visualización de datos sobre el análisis realizado, con ella se pueden acceder a los datos a través de los productos alimenticios o por países.