El panel de expertos en nutrición de la EFSA ha terminado recientemente la evaluación de seguridad de los azúcares libres y añadidos en los productos alimenticios, en relación a los posibles problemas de salud que pueden causar. Esta evaluación se solicitó a la agencia en el año 2017 por Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, que querían una respuesta sobre los riesgos para la salud de los consumidores por el consumo excesivo de azúcares.
Según las conclusiones obtenidas, los expertos consideran que es necesario que la ingesta de azúcares añadidos sea lo más baja posible en el marco de una dieta nutricionalmente óptima. Pero, curiosamente, los responsables de este trabajo comentan que la evidencia científica no permite establecer un nivel máximo de ingesta tolerable de los azúcares libres, no obstante existe mucha documentación científica sobre los efectos que tiene en la salud el consumo de estos azúcares y algunos de ellos se han descubierto no hace mucho tiempo.
Se sabe que el consumo de azúcares añadidos se asocia al sobrepeso, a la obesidad y a otras enfermedades relacionadas como el mayor riesgo de padecer síndrome metabólico, resistencia a la insulina, etc., pero se pueden citar otros efectos, como los que apuntaban en esta investigación de la Universidad de Zúrich (Suiza), en ella se concluía que su consumo (aunque fuera en cantidad moderada) podía duplicar la producción de grasa en el hígado.
Sabemos que la OMS (Organización Mundial de la Salud) limita la ingesta máxima diaria en 25 gramos de azúcar para un adulto con IMC normal (para los niños la ingesta máxima debe ser menor), pero con la gran cantidad de productos procesados que llevan azúcares libres y añadidos, ya no sólo los ultraprocesados, también un bote de tomate o de pimientos en conserva que, en principio, no deberían llevar más que el azúcar intrínseco, para muchos consumidores es muy complicado cumplir con dicha recomendación, y conociendo cómo se llenan las cestas de la compra en general, lo más fácil es que el consumo de azúcares sea superior a lo deseado. Es buen momento recordar lo que explicábamos en este post sobre las conservas de verduras y la cantidad de azúcares que contienen, o este otro sobre las salsas barbacoa comerciales, y son sólo dos ejemplos de los muchos que se pueden poner.
Los investigadores de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) comentan que su evaluación será de ayuda para que las autoridades nacionales de salud pública de los países de la Unión Europea, puedan actualizar los consejos que se ofrecen a los consumidores. Pero, ya se recomienda desde hace tiempo reducir el consumo de productos con azúcares añadidos, lo interesante sería establecer una ingesta máxima diaria y recomendar llevar a cabo regulaciones que obliguen a reducir mucho más la cantidad de azúcares que las empresas añaden a sus productos, calculando que la suma de azúcares presentes en los productos de una dieta normal no supere esa ingesta máxima diaria (claro que esto es realmente complicado).
También remarcan que existen incertidumbres sobre el riesgo de enfermedades crónicas en aquellas personas cuyo consumo de azúcares añadidos y libres está por debajo del 10% del valor energético total, la razón es que hay poca documentación científica al respeto, por lo que esa limitación de datos impide poder realizar comparativas sobre los efectos de los azúcares clasificados como agregados o libres, en general. Por tanto, se puede decir que pocos datos se aportan y la mayor parte de la información ya se conocía, resulta una evaluación muy limitada.
De todos modos, a través de este artículo de la página de la EFSA podréis conocer todos los detalles de la evaluación realizada.
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