Acabamos de conocer un estudio desarrollado por el centro de estudios Chatham House de Londres (Reino Unido), instituto independiente cuya finalidad es involucrar a los Gobiernos, al sector privado y a la sociedad, sobre temas internacionales que preocupan. Un ejemplo que se puede citar es el consumo de carne y su impacto en el medio ambiente, algo de lo que ya hablábamos aquí.
Según este nuevo estudio, la dieta occidental es incompatible con los objetivos para frenar el cambio climático, y se está haciendo muy poco para limitar el consumo de carne y productos lácteos en el mundo, algo necesario para frenar el impacto en el cambio climático. No sólo se habla de Gobiernos e instituciones, también de la población, a quienes se considera poco conscientes de cómo pueden aportar su granito de arena a través de su alimentación.
Una de las conclusiones del nuevo estudio es que va a ser inalcanzable el objetivo de limitar el aumento global de las temperaturas por debajo de los 2º C, a no ser que se produzca un verdadero cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente el sector ganadero contribuye con casi un 15% en emisiones de gases de efecto invernadero, una cifra similar a la contribución que realizan los vehículos de combustible. Se ha prestado mucha atención a la reducción de los gases procedentes de los transportes y muy poca al modo en el que se produce y se consume carne, así como a la conciencia pública sobre el impacto de los hábitos alimentarios en relación al medio ambiente.
Esta es una de las conclusiones que aparece en el estudio de Chatham House, el instituto independiente encargó una encuesta que se realizó en 12 países, con la intención de analizar la percepción de los consumidores sobre el cambio climático, de los resultados destaca que el reconocimiento del sector ganadero como contribuyente al calentamiento del planeta fue bastante bajo. Si las tendencias actuales de consumo se mantienen en los países occidentales y sigue aumentando el consumo de carne en los países emergentes y en los países en vías de desarrollo, no va a ser posible frenar el aumento de la temperatura y mucho menos alcanzar el objetivo de no superar los 2º C.
A pesar de que se puedan utilizar energías más respetuosas con el medio ambiente y llevar a cabo otras medidas que persiguen reducir el calentamiento del planeta, se augura que el aumento de las temperaturas podría alcanzar los 4º C con las graves consecuencias que ello provocaría. En el estudio se citan países como Brasil, China o India como los países que más aumentan su consumo de carne. Los responsables del estudio apuntan que las emisiones contaminantes resultantes del crecimiento del consumo de carne en el mundo serían significativas y harían malograr los esfuerzos que se realizan en otros sectores para frenar el aumento de temperaturas, en pocas palabras, definen a la dieta occidental como la ‘dieta de los cuatro grados’, ese es el aumento de temperaturas que se vaticina de seguir con el sistema alimentario actual.
Actualmente en Europa se consume más del doble de carne de lo que recomienda la OMS (Organización Mundial de la Salud), una política para impulsar el mayor consumo de carne de pollo y cerdo, dejando a un lado el consumo de carne vacuna y de cordero traería beneficios notables para el medio ambiente y para la salud pública, reduciéndose la prevalencia de enfermedades del corazón, diabetes, cáncer y otras enfermedades que se asocian al consumo de carnes rojas. Hablando de la encuesta realizada en 12 países citada anteriormente, hasta un 54% de los encuestados no tenían conocimiento del impacto que la ganadería tiene en el clima y aseguraban que no estaban dispuestos a modificar el consumo de carne. Con respecto a los productos lácteos, hasta el 62% de los consumidores aseguraron no estar dispuestos a modificar el consumo, lo que muestra que el cambio de dieta es uno de los puntos más complicados a abordar para poder luchar contra el calentamiento del planeta con más efectividad.
Se espera que el consumo de carne y productos lácteos aumente de forma significativa durante los próximos 40 años, de nuevo se incide en la necesidad de llevar a cabo un cambio en la dieta, pero se advierte que con las actuales políticas esto parece imposible. Por eso se lanza una advertencia para que se lleve a cabo una estrategia internacional para cambiar las tendencias alimentarias tal y como se está realizando con el consumo energético, a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Dados los resultados de la encuesta que delatan una enorme falta de conciencia, es prioritario iniciar la mencionada estrategia cuando antes.
En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se concluye que un cambio en la dieta podría reducir significativamente la emisión de gases de efecto invernadero. De hecho, se apunta que el mayor potencial en la reducción de emisiones relacionadas con la ganadería se basa en los consumidores que optan por comer menos carne y productos lácteos, esto se muestra claramente a través de esta herramienta web interactiva lanzada por el Departamento del Reino Unido para la Energía y el Cambio Climático. Con ella los usuarios pueden explorar varias opciones de estilo de vida y uso de energía, y el efecto que tiene sobre la emisión de gases de efecto invernadero a nivel mundial y el aumento de temperatura que se puede producir en la Tierra a finales de siglo.
Aquí nos explican que Chatham House va a seguir con su trabajo de investigación sobre la conciencia y la comprensión de los consumidores, en relación a la dieta y el cambio climático. De nuevo os recomendamos leer este estudio (Pdf) dado a conocer a finales del año pasado por este instituto para conocer más datos sobre cómo contribuye el sector ganadero en la emisión de gases de efecto invernadero.