El Comisario Europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, hablando de los ciudadanos europeos,cree que la desconfianza en la ciencia frena la innovación en la alimentación. Como ejemplo cita la clonación animal, explicando que Europa fue el hogar de los primeros experimentos con éxito que se realizaron, sin embargo, esta técnica la utilizan terceros países, beneficiándose de ella.
El comisario comenta que, según la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), la clonación animal no afecta a la seguridad y calidad de los alimentos, pero dado que existen preocupaciones sobre la salud y el bienestar de los animales clonados, los ciudadanos se oponen a esta técnica para producir alimentos. La EFSA concluye que los alimentos tradicionales y los alimentos clonados muestran características y propiedades nutricionales muy similares, siendo aptos para el consumo humano, pero el hecho de que los animales clonados tengan una tasa de enfermedad y mortalidad mucho más elevada que la de los animales tradicionales, hace sospechar que sí existen diferencias.
Vytenis Andriukaitis explica que según el reglamento europeo sobre nuevos alimentos, los procedentes de clones animales requieren autorización a nivel comunitario, incluso se presentó una propuesta para reforzar las actuales restricciones, sugiriéndose una prohibición en la UE sobre la clonación de animales de granja, así como la prohibición de importar clones de animales o productos alimenticios derivados de estos animales, algo de lo que hablábamos aquí.
El comisario también habla de los alimentos modificados genéticamente, apuntando que los investigadores europeos desarrollaron técnicas de modificación genética en los alimentos vegetales, sin embargo, los reguladores europeos han implementado una estricta supervisión de los alimentos transgénicos y ahora los supuestos beneficios que ofrecen son cosechados y aprovechados por otros países. Considera que existen tres factores principales que contribuyen a la desconfianza pública en la ciencia de los alimentos, el primero es la rápida evolución del conocimiento científico, algo que hace que sea complicado comprender los cambios que se producen y mucho más aceptarlos, apunta que cuando no se puede entender algo, la primera reacción que se produce es el rechazo. Sin embargo, hay que recordar que los temas citados también son cuestionados por investigadores independientes que sí comprenden el avance de la ciencia y los cambios que ello conlleva.
El segundo factor es la rapidez con la que se propaga la información a través de internet, el comisario considera que la información negativa o falsamente negativa es mucho más fácil de aceptar por los ciudadanos, algo que guarda relación con el primer factor comentado, “no entiendo algo, por tanto lo rechazo”. Un tercer factor es la consciencia y sofisticación del público a la hora de cuestionar lo que se está consumiendo, quizá al comisario le gustaría más que las personas actuaran de forma sumisa, aceptando todo lo que se les dice sin cuestionar nada.
Vytenis Andriukaitis explica que durante las dos últimas décadas se han producido grandes cambios en la industria alimentaria, paralelamente se han producido crisis como la de la encefalopatía espongiforme bovina, las dioxinas en los alimentos y otras que han arrojado sombras y dudas. Estas crisis han servido para que se haya revisado y mejorado el sistema europeo de seguridad alimentaria, sin embargo, la confianza no se ha restablecido, algo que lamenta.
La sensibilidad sobre la seguridad de los alimentos sigue siendo elevada, pero inevitablemente se seguirán produciendo incidentes y alertas alimentarias que pueden dañar fácilmente la frágil confianza pública. Da la impresión de que el comisario mezcla temas, muy diferentes son las prácticas de algunas empresas para defraudar, como ocurrió con el escándalo de la carne de caballo, y el debate que existe sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente.
Los cambios más demandados por la población son los relacionados con la salud, la seguridad y la sostenibilidad de los alimentos, por ello, los consumidores se vuelven más reacios a los riesgos cuando se trata de los alimentos, tendiendo a favorecer la tradición sobre la innovación. Por tanto, el comisario cree que para ganarse la opinión pública, los investigadores deben participar en un «debate racional ofreciendo una mejor comunicación de la ciencia. Sin embargo, hay que recordarle que esta comunicación la suelen ofrecer las empresas alimentarias, quienes no aceptan dar a conocer todos los datos, algo que forzosamente hace sospechar.
Según explican aquí, durante la intervención del comisario en el acto organizado por el grupo de reflexión Ambrosetti Club Europe, hablando de la innovación alimentaria Vytenis Andriukaitis comentó que es necesario luchar contra la erosión y la tergiversación de la ciencia, aceptar y adoptar las nuevas oportunidades y superar el miedo a los cambios. Se puede considerar que está adoptando el papel de abogado del diablo, ya que da la impresión de que defiende los intereses de las empresas más que los de la ciencia, y no ha dado una opinión algo más crítica e imparcial sobre los temas que ha tratado.