La crisis de los cítricos españoles es muy evidente, las naranjas y mandarinas son poco rentables y más si se quedan en los árboles y no se comercializan, así lo creeríamos la mayoría de los consumidores. Sin embargo la realidad es otra, es preferible abandonar estas frutas porque su recogida representaría, según los productores, una pérdida económica, al menos estando en el árbol no producen mayores pérdidas.
Los productores se lamentan de la situación y achacan sus problemas a la oferta de los mercados exteriores que resulta mucho más barata. Ya lo decíamos en el post Los citricultores valencianos plantean un paro general, la situación es insostenible y va a provocar serias consecuencias tanto para productores como para los consumidores.
Los productores no van a volver a dar su brazo a torcer, ya son varios años los que han mantenido muy bajos los precios de venta a los intermediarios, de hecho, actualmente están por los suelos aunque desgraciadamente los consumidores tengamos que llegar a pagar hasta un 900% más por los cítricos en comparación con los precios a los que los citricultores venden sus productos.
La crisis de los cítricos en España se ha ido agravando año tras año, no sólo se lucha contra los ridículos precios de venta, también contra las nuevas medidas adoptadas por la Unión Europea, como la intención de dar luz verde a las naranjas de Marruecos argumentando que no hay ningún problema porque no son una competencia para las naranjas españolas.
A esto hay que añadir la aprobación de las nuevas normas de calidad en frutas y verduras, tamaño, forma o color no serán condicionantes para que se pueda impedir la comercialización en los mercados, lo que permitirá la entrada de cítricos de otros países a precios con los que será imposible competir. En estos tiempos de crisis económica, tienen todas las ventajas esos productos.
Además se ha incrementado el precio de los fertilizantes, los abonos, la mano de obra…, en definitiva, la salida a la crisis de naranjas y mandarinas pinta muy mal. Los productores sugieren comercializar como mínimo entre 0,70 y 0,80 céntimos por kilo las naranjas o las mandarinas, una solicitud complicada.
Si tenemos en cuenta que actualmente las mandarinas clementinas las vendía el productor a 0,25 euros y se comercializaban a los consumidores a 1,17 euros el kilo, ¿a cuánto tendríamos que pagar los consumidores las mandarinas si se aceptaran los precios que sugieren los productores?, ¿tendríamos que pagar nuevamente el pato?
Es necesario que productores e intermediarios puedan llegar a una solución que satisfaga a las tres partes, ya que los consumidores también deben ser contemplados en esta crisis. Con respecto a las medidas como reducir los impuestos o la rebaja del IVA, serían quizá eficaces para esta temporada, pero el próximo año la situación volvería a ser similar.