Al parecer, la Unión Europea se ha pronunciado sobre las etiquetas de colores o etiquetas semáforo para catalogar los alimentos según el contenido en azúcares, grasas, grasas saturadas y sal. Ha sido un duro golpe para quienes pretendían impulsar este tipo de etiquetado que permitiría a los consumidores detectar con más facilidad qué alimentos eran más ricos en las sustancias antes mencionadas, la respuesta ha sido firme, la Comisión Parlamentaria se ha pronunciado con una negativa a las etiquetas semáforo.
En su lugar, se ha decidido que sea la información del valor energético de los alimentos la que figure obligatoriamente en la parte frontal de los productos, en la parte trasera se deberá detallar una lista de los nutrientes más importantes y su contenido por cada 100 gramos de producto o 100 mililitros si se trata de bebidas. Según la Comisión Parlamentaria, de este modo el consumidor podrá realizar comparativas de los alimentos con facilidad siendo una excelente información la que se proporcionará.
Indican que los colores podrían desorientar a los consumidores y por tanto la Comisión Parlamentaria no está dispuesta a aceptar la obligatoriedad del esquema de las etiquetas por colores o etiquetas semáforo.
Quienes avalan el etiquetado semáforo manifiestan que el sistema por colores es mucho más claro y efectivo, y los consumidores se pueden alertar fácilmente cuando un producto contiene exceso de sal, grasas saturadas, etc., es un sistema más sencillo, más útil y más claro que los listados que propone la Comisión. Muchas organizaciones de consumidores creen que los europarlamentarios han perdido la oportunidad de mejorar el sistema y facilitar que los consumidores determinen con una simple mirada qué alimentos pueden ser más o menos saludables.
De todos modos, todavía queda una oportunidad para la rectificación, hasta el próximo mes de mayo no se votará en sesión plenaria sobre esta cuestión y quizá el margen de tiempo podría servir para mostrar los resultados obtenidos por aquellos países que sí han adoptado este tipo de etiquetado. Podemos recordar por ejemplo que Alemania decidió adoptar el etiquetado semáforo de forma voluntaria en el año 2008, sería interesante realizar una encuesta y que fueran los consumidores quienes se pronunciaran, a fin de cuentas son quienes adquieren los productos.
La experiencia del Reino Unido también sería otro dato interesante a conocer, recordemos que ya hace algunos años que se utilizan las clean labels, etiquetas que limitan el uso de conceptos químicos y por decirlo de alguna manera, traducen y desvelan el verdadero contenido de los productos alimentarios. No son como las etiquetas semáforo, pero son de gran valor al intentar aclarar al consumidor qué es lo que compra y qué elementos contiene.
Posiblemente se darán opiniones de todo tipo, para quienes tienen conocimientos sobre los aditivos, tipos de grasa e interpretación de las tablas de aporte nutricional, es posible que no represente un problema tal y como indica la Comisión Parlamentaria, pero una buena parte de los consumidores desconoce la mayoría de la información que se facilita en los envases de los productos de alimentación.
A través de Euronews podemos saber que especialistas, médicos e investigadores opinan que las etiquetas con colores son una de las mejores opciones que habrían facilitado la vida de los europeos y hubiera sido una medida interesante para luchar contra el aumento del sobrepeso y la obesidad. Nosotros creemos que perfectamente se podrían combinar las dos medidas, mayor calidad informativa en las etiquetas alimentarias y un color que delatará el elemento más destacado y abundante en el alimento.
Por otro lado, sería interesante que la eurodiputada alemana Renate Sommer explique cómo se podrían desorientar los consumidores. ¿Qué opinas al respecto?